Las calles sumidas en la oscuridad fueron testigo de innumerables secretos y traiciones. Iván, observando a sus compañeros, sentía cómo la confianza que parecía inquebrantable empezaba a resquebrajarse bajo la presión de las nuevas realidades. Habían pasado por mucho juntos, se habían convertido en hermanos de armas, pero ahora flotaba en el aire una sensación de peligro que no lo abandonaba ni un momento.
Una noche, cuando se reunieron en un almacén abandonado para discutir nuevos planes, Iván notó cómo sus compañeros intercambiaban miradas llenas de desconfianza. Sentía que algo andaba mal, pero no podía identificar qué causaba esta tensión. Con cada palabra que resonaba en la sala, se daba cuenta cada vez más de que su amistad podría ser solo una ilusión, construida sobre crímenes compartidos y miedo.
—Debemos tener cuidado —dijo Serguéi, su voz sonaba apagada, como si ya no tuviera fe en que pudieran confiar unos en otros—. A veces pienso que alguno de nosotros podría traicionar.
Esas palabras atravesaron a Iván como un cuchillo, y sintió cómo una ola fría de miedo lo envolvía. La traición se había convertido en parte de sus vidas, y ahora amenazaba con destruir todo lo que habían construido.
Iván trató de calmarse, recordando cómo habían luchado juntos contra la policía, cómo habían sobrevivido a enfrentamientos brutales con los competidores. Pero ahora, con la confianza empezando a derrumbarse, no podía evitar preguntarse si alguna vez habían sido realmente tan cercanos. Cada uno tenía sus secretos, sus miedos, y en esta oscuridad era difícil encontrar un verdadero amigo.
Al discutir planes futuros, cada palabra sonaba como una sentencia de muerte. Iván sentía que sus pensamientos vagaban, intentando encontrar una salida a esta situación. ¿Se puede confiar en personas que están dispuestas a cometer crímenes por poder? ¿Podrán seguir siendo leales cuando su propia vida esté en juego?
26
Cuando la reunión terminó, Iván se quedó solo con sus pensamientos. Sabía que la confianza era un puente frágil, fácil de destruir. Todos sus esfuerzos, todos los sacrificios que habían hecho, podían ser anulados por un solo paso en falso. Iván sintió el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Debía tomar una decisión que determinaría no solo su destino, sino también el del clan entero.
Al salir a la calle, sintió cómo el viento helado lo atravesaba hasta los huesos. La ciudad, que alguna vez le había parecido un hogar, ahora se veía extraña y hostil. Cada paso resonaba como un disparo, recordándole que la confianza podía convertirse en peligro. Sabía que debía ser cauteloso, porque la traición podía llegar desde el lado más inesperado.
Recordando a Serguéi, Iván sintió cómo se le encogía el corazón. ¿Podría ser él el traidor? ¿Estaban realmente sus amigos dispuestos a todo por el poder? Esta pregunta atormentaba su mente, y sabía que no podía permitirse ser ingenuo. Cada uno tenía sus motivos, y en este juego no había lugar para la debilidad.
Decidió que la confianza era un lujo que ya no podían permitirse. Iván regresó al almacén. Necesitaba organizar sus pensamientos y prepararse para lo que venía. Debían mantenerse alerta, porque la traición podía golpear en cualquier momento. En un mundo donde cualquiera podía convertirse en enemigo, Iván comprendía que su camino lo llevaba a la oscuridad, y debía encontrar la manera de sobrevivir, incluso si eso significaba perder lo que con tanto esfuerzo habían construido.