En el borde del techo, Iván observaba la ciudad, que para él se había vuelto al mismo tiempo familiar y extraña. Las luces de las calles parpadeaban en la oscuridad, recordándole todas las decisiones que había tomado y las consecuencias que las acompañaban. Su corazón latía más rápido al darse cuenta de que su elección no solo determinaría su propio destino, sino también el de todo el clan. Ese momento era pesado, porque el poder podía convertirse tanto en bendición como en maldición.
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Cada paso en este mundo era un riesgo calculado. Iván recordaba cómo todo había comenzado: el primer enfrentamiento con la policía, cuando comprendió que su vida nunca volvería a ser la misma. Entonces sentía solo miedo y el deseo de huir, pero ahora formaba parte de algo más grande. ¿Estaba realmente listo para asumir la responsabilidad del clan? ¿Podría conservar su humanidad en un mundo donde cada decisión podía ser fatal?
En su memoria surgieron imágenes de sus amigos, que se habían convertido en hermanos de armas. Compartían historias, reían y lloraban juntos, creando vínculos que se convirtieron en la base de su lucha conjunta. Pero con cada nuevo día, Iván se daba cuenta de que la confianza en este mundo era un lujo. Veía lo fácil que era perder lo que tanto habían construido. Las dudas comenzaron a infiltrarse en su mente: ¿realmente podía confiar en ellos? ¿Podrían traicionarlo en el momento más crítico?
Estos pensamientos giraban en su cabeza mientras regresaba a la realidad. El siguiente paso debía ser decisivo. Iván reunió fuerzas y decidió encontrarse con los demás miembros del clan para discutir un plan de acción. Debían expandir su influencia, pero ¿cómo hacerlo sin perder su humanidad? Sentía que cada elección que tomara tendría un precio.
Reunidos en el viejo almacén, Iván miró a sus compañeros. Parecían cansados, pero llenos de determinación. "Debemos actuar," comenzó, tratando de sonar seguro. "El poder que hemos alcanzado no es simple. Es una responsabilidad. Debemos estar preparados para todo." Su voz sonaba firme, pero en su interior sentía ansiedad. ¿Podría guiarlos hacia el éxito, o los llevaría a la ruina?
La discusión continuó, y con cada palabra la tensión crecía. Alguien propuso un acuerdo arriesgado con otros clanes; otro se opuso. Iván sentía cómo su corazón se encogía de miedo. Sabía que cualquier decisión equivocada podría desencadenar una guerra. "No podemos permitirnos cometer errores," dijo, intentando mantener el control. "Cada elección tiene su precio." Todos guardaron silencio, comprendiendo la gravedad de sus palabras.
La lucha interna de Iván alcanzó su punto máximo. Comprendía que el poder que habían adquirido podía ser tanto bendición como maldición. Cada día traía nuevos desafíos, y debía encontrar la manera de mantenerse fiel a sí mismo, a pesar de las tentaciones que se le presentaban. ¿Cómo conservar la humanidad en un mundo donde la crueldad se había vuelto la norma? Esta pregunta lo perseguía, y sabía que las respuestas no serían fáciles.
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Cuando la reunión terminó, Iván se quedó solo con sus pensamientos. Observaba la ciudad, que alguna vez fue su hogar, y sentía cómo la oscuridad lo envolvía. ¿Podría encontrar su camino en un mundo donde cada elección tiene un precio? ¿Podría convertirse en el líder que su clan necesitaba, o se perdería en el abismo que él mismo había creado? Con estas reflexiones, regresó con sus compañeros, listo para aceptar el desafío, pero con el corazón lleno de dudas.