Jackson Romanov
Cuando llegamos al centro de salud la sometieron de inmediato a cirugía, y ahí ha estado durante cinco horas.
Mi mete viaja al momento que la tenía entre mis manos.
¿Miedo? Nunca pensé conocer esa palabra y dudaba en conocerla hasta ese momento cuando la vi desangrarse frente a mí, su cuerpo entre mis manos lleno de sangre, sus ojos perdiendo su brillo cada segundo, el ligero pronunciamiento de mi nombre en un susurro mientras se iba yendo, y lo peor es que fue mi culpa.
Ahora, ¿Que si conozco la palabra miedo? Claro que sí, le he conocido de una forma muy dolorosa, pondría mi imperio completo tanto la Mafia negra como la Roja solo por escucharla decir mi nombre una vez más.
La fe es lo último que se pierde decían, pero creo en estos casos es lo primero que se va.
No hay muchas posibilidades de que sobreviva y es lo que más me duele.
Nick y Sam llegan y se sientan a mi lado, Nick me pasa un café el cual acepto.
—¿Has tenido noticias?— pregunta Sam y niego.
—¿Qué tal Cecilio?— cuestiono.
—No hay muchas probabilidades de que sobreviva.—dice en un tono triste.
—Jackson, es mejor que vayas a descansar un momento, Sam y yo nos quedaremos.— sugiere James.
—No, quiero estar aquí, no quiero separarme de ella.
—Nick tiene razón, deberías descansar, cualquier inconveniente te avisaremos.—lo apoya Sam.
—¿Seguros?
—Por supuesto.— aseguran.
Asiento y salgo del centro de Salud, ya afuera subo al McLaren Senna conduciendo a la mansión de Italia, mientras más me alejo de ella siento como mis manos comienzan a temblar.
No quiero que muera, ella no puede morir, no puede ser posible que cuando éramos felices todo se nos arruinara.
Luego de unos treinta minutos estoy en la mansión, Kate y Michael se me acercan para preguntarme de Melany, pero no respondo, no tengo ánimos de nada, necesito que me digan que está bien, que está estable, que se recuperara y volverá a mi lado, necesito que me digan que todo salió bien y que es cuestión de tiempo para que se recupere.
Subo a mi oficina y me sirvo un vaso de whiskey sentándome en la silla, centrando mi vista en la nada, cada que cierro los ojos, la veo a ella entre mis brazos, veo su cuerpo cubierto de sangre, escucho mi nombre salir de sus labios mientras cierra los ojos.
Mis pensamientos son interrumpidos por una llamada de Nick, tomo el teléfono rápidamente y contesto con las manos temblorosas.
—¿Qué pasó?— digo y hay un momento largo de silencio.
—Melany...
—¿Qué?
—Melany acaba de tener un paro cardiorrespiratorio, están tratando de estabilizarla, pero si duran más de 8 minutos...
Mi corazón se acelera, siento que se me hace difícil cada vez respirar.
—Va a morir.— culmino por él.
—Te sigo informando si pasa algo, ahora tengo que tranquilizar a Sam, está hecho un mar de lágrimas.
Desde que cuelga voy rápidamente a un pequeño cajón oculto, tomo una mini bolsa con un contenido blanco.
Necesito drogarme, es la única forma que estaré estable, mis manos tiemblan demasiado, tengo un dolor de cabeza insoportable añadiendo que siento que me falta el aire, el dolor que siento es insoportable.
Coloco el polvo blanco en una línea en el escritorio para luego inhalarlo, espero unos minutos para que haga su efecto, pero me sigo sintiendo igual o peor, entonces busco otra droga en el mismo cajón, esta me la introduciré por las venas.
Tomo la liga para colocarla en mi brazo, tomo la jeringa listo para colocarla.
—¿¡Qué diablos haces Jackson!? — entra Michael.
No le hago caso y me inyecto todo el contenido, luego boto la jeringa y deshago la liga.
—¿No ves? Me drogo.— respondo para luego sentarme nuevamente en el escritorio.
—¿Estás loco o qué?— se acerca.
—No, estoy desesperado, no la quiero perder Michael, me falta el aire con solo pensar el hecho de que si no la estabilizan pronto, la voy a perder y te juro que no soportaría su muerte, no creo ser lo suficientemente fuerte como para soportar que no esté.— me paso la mano por la cara.
— No la perderás, han sufrido mucho, la vida en algún momento debe ser buena con ustedes.— me abrasa y le correspondo.
—Espero y tengas razón.— se aparta.— lo siento, pero necesito otra dosis.
Vuelvo al cajón y tomo otra jeringa y una bolsa blanca, necesito combinarlas, primero me inyecto en el brazo contrario al cual lo hice la primera vez, luego hago una línea en el escritorio e inhalo la droga.
Michael se va y aprecio eso porque no quiero que me vea aquí, hecho mierda por el miedo a perder a mi mujer.
Me siento en el sillón y recuesto mi cabeza esperando que toda la droga que me metí haga su efecto.
...
Luego de no sé cuantos minutos u horas despierto y siento como mi cuerpo se siente despierto, me siento feliz, pero también triste, salgo de la oficina y encuentro a Kate.
—Oye, deberías hacer algo con las personas que tienes en el área de tortura, están diciendo que quieren verte.— cierto, Lizzy y Lombardo están aquí.
No le respondo y me dirijo al área de tortura, cuando llego tanto Lizzy como Lombardo están amarrados al techo, tal y como tenía a Cecilio.
—¿Me buscaban?— cuestiono tomando una silla colocándome al frente de ellos.
—¿Terminaste de llorar la muerte de Melany?— ignoro el comentario de Flenter.
— ¿No ves que hasta anda drogado?— ambos ríen.—No soportó la muerte de Russo.
No digo nada y me acerco a ellos, tomo el labio inferior de Flenter y lo corto con la navaja, hago lo mismo con su labio superior para luego hacer lo mismo con Lombardo.
—¿Crees que cortando nuestros labios nos haras hacer suplicar piedad?—trata de decir Lizzy. Río por el hecho en como trata de pronunciar cada palabra.