Una semana después ...
Jackson Romanov
—¡¿Podrías explicarme por qué Lincon Flenter está aquí?!— pregunta Mely algo enojada.
Algo...
—¡Tranquilízate mujer!, deja que expliquemos. —Sam trata de calmarla, pero hace que se altere más.
—Tienen menos de un minuto, antes de que le meta un balazo entre ceja y ceja.— accede.
Miro a Sam para ver, cuál de los dos va a explicar. Creo que ambos tenemos miedo de que no nos deje terminar y ella haga algo.
—Sucede que cuando fuimos a Dinamarca nos enteramos de que Lincon no era como Lizzy lo hacía ver.— inicia Sam.
—Él nunca quiso el imperio, no sabía nada acerca de lo que hacía Lizzy, entonces decidí perdonarle la vida, ya que había condenado a toda la descendencia Flenter.—concluyo.
—¿Cómo están seguros de eso?— pregunta.
—Desconocía toda la información.—responde Sam.
—Aparte de esto, hay que agregar el hecho de que los demás integrantes eran conocedores de los actos realizados por Lizzy.
Río internamente ya que Sam y yo parecemos niños dando explicaciones por orden.
—Bien.— respira profundamente.— no lo mataré, por el momento.
Ambos soltamos el aire contenido, ya que Lincon no sería el uno que recibiría un balazo, también nosotros.
—¿Ya no nos vas a matar?—pregunta Sam.
—No por el momento.—responde.—Nos vemos luego.— se me acerca y me besa para luego irse de la oficina.
Sam y yo nos miramos, como si acabáramos de salir de la pero batalla.
—Salimos vivo.— dice y asiento.
—Necesito tu ayuda en algo.— digo y asiente.
Tomo mi laptop y le enseño lo que quiero, este se emociona como un niño pequeño.
—Le pediría ayuda a Nick, pero está algo ocupado con la reconstrucción de la nueva mansión y Cecilio, no puedo comunicarme con él diariamente.—explico.
—¿Entonces me tienes como tercera opción? Wao, ni siquiera de segunda. Me siento muy ofendido Romanov.— dice fingiendo estar dolido.
—¿Me ayudarás?— voy al punto.
—Claro que sí, dame una hora y tendré diez opciones.— asiento.
—Hazlo sin que ella se entere.—le recuerdo.
—Por supuesto.
Tomo asiento frente al escritorio, presiono el comunicador con mi secretaria.
—Haz pasar a Lincon.
Minutos después entra Lincon, toma asiento enfrente de mí; lo noto algo incómodo, aunque no puedo culparlo, desde que llegó tuvo que enfrentarse al carácter de Melany sin desayunar, hasta yo me sentiría así o peor.
—Puedes relajarte, Russo salió.— veo como su cuerpo se destensa.
—¿Es normal que le tenga algo de miedo?— dice y río.
—Sí, pero tranquilo, desde que coma se le va el mal humor.— me acomodo e inicio con lo pautado.— Aprovecharemos la reunión creada por los Ferreti para anunciar la noticia.
—Me parece perfecto.— concuerda.
Algo me dice que me llevaré mejor con Lincon que como me lleve con su familiar aquel.
—Ya que te encuentras aquí, ¿qué tal si firmas unos cuantos tratados?— asiente y les paso los documentos.
Mientras va firmando, dirijo mi vista a la laptop, en ella comienzo a ver distintos modelos, pero ninguno me convence o ninguno se ve a su altura; quiero algo que defina lo nuestro o la defina a ella, no quiero algo básico sin sentido, quiero algo que cuando ella lo vea piense en lo mucho que la amo, que piense en que haría cualquier cosa por ella.
Esto me tomará mucho más tiempo de lo que pensé. No sé si es porque sea un poco exigente o talvez sí. El punto es que necesito encontrar el indicado.
—¿Jackson?—escucho lejos su voz.—¿Jackson?
—¿Qué?— digo volviendo de mi trance.
—Primero, estabas algo perdido y segundo, ya están los documentos.—dice pasándomelos.
—Bien, pues nos vemos en la noche.—digo.
Sale y vuelvo a enfocar mi vista en la laptop.
No puedo durar todo el día en esto.
Me levanto, cierro la laptop y salgo de la oficina, me dirijo a la salida donde encuentro a Michael, el cual está dando ciertas órdenes.
—¿Qué haras?— pregunto y me mira mal.
—¿Qué? ¿Melany no está y no encuentras que hacer? ¿O todo está tranquilo y quieres joder?— dice como si fuera lo más obvio y si lo es.
—Nunca has tenido más razón.
—Vamos a buscar un cargamento de armas, ¿Quieres venir?— pregunta como si no supiera la respuesta.
—Vamos.
Ambos subimos a las Ranger Rover, salimos en fila para luego tener dos camionetas enfrente y dos atrás, después de unos minutos llegamos donde se estará recibiendo el cargamento.
Salimos cuando nos indican que todo es seguro, entramos al lugar seguido de mis hombres.
No puedo negar que esto me resulta muy extraño, ya que siempre hago esto con Nick y mi círculo de seguridad, al estar con otro círculo, se me es extraño.
Ya frente a frente al comerciante, este se quita los lentes al verme.
—Señor Romanov, no contaba con su presencia.— se levanta y estrecha su mano con la mía.— Hace mucho tiempo que no me reunía con usted.— intenta iniciar una conversación, pero no se lo permito.
—Solo estoy acompañando a mi hermano, no tiene que hablar nada conmigo.
No dice nada más y entrega el cargamento, ya cuando está en las manos de Michael nos retiramos.
Volvemos a subirnos en las camionetas para volver a la mansión.
...
—¿Dónde está?— pregunto a Sam viendo mi Rolex.
—Me dijo hace como treinta minutos que ya venía.—responde.
—Ya saben como son las mujeres, tardan mucho para arreglarse.— la excusa Nick.
Hubiese preferido pasarla a buscar.
A lo lejos se escucha el sonido de una Kawasaki ninja hr2, esta viene a una muy alta velocidad; miro a Sam y este se encuentra negando con la cabeza agachada.
—Esta loca.— dice.
No entiendo lo que dice hasta que la Kawasaki atraviesa la entrada, la parquean, cuando se quita el casco, entiendo a lo que Sam se refería.
Melany baja de la Kawasaki, dejando el casco en ella.