Brended tomo posición durante la noche con sus guardias haciendo un círculo hacia afuera de guardias que protegían y cuidaban a los de adentro que se acurrucaban con el fuego, muchos con sus cuerpos al límite solo se recostaron y durmieron.
En unas pocas horas el calor y sudor de un bosque que comenzaba a ser más húmedo comenzó a recordarle su hogar así como hacerlo ceder ante los encantos de un suelo donde caer sin más opción se retiró dejando a los que permanecían de pie.
Los guardias expectantes del lado norte y este comenzaron a ver pequeños cambios en el ambiente primero comenzando con un cambio de luz de grises a tonos blancos y por primeras vez podían ver con más detalle lo que los rodeaba.
Lo que a todos despertó no fue ese cambio o la humedad ni menos el verde que verían al abrir sus ojos, fue un canto, tras otro y otro.
Los guardias tomaron con firmeza sus armas unas de punta afilada pero con martillo atrás el cansancio no los hacia ceder lejos de eso lo que vieron fue un bosque iluminándose.
Ante todos los presentes que comenzaron a despertar con la salida de este cielo blanco y colores contrastantes a los de su mundo fue el canto de unos pequeños seres alados de dos patas, pico, ojos negros y colores como camuflajes.
Conforme más despertaban y sus ojos se ajustaban a las luces más intensas vieron finalmente en solo unos pocos minutos lo que los rodeaba, junto con las creaturas de todo tipo.
El campamento que ajustaron fue solo eso un circulo en donde ningún árbol reposaba pero toda área fuera era ramas y lugares chuecos.
Los señores del bosque saltaron desde los arboles hacia abajo donde sus cuerpos y pesos sacudieron las hojas e incluso el polvo.
Tan maravilloso mundo los rodeaba, que exponía no un luto de vagancia eterna o pena, solo un mundo caótico no tan diferente al suyo al parecer donde esta vez parecía no un luto si no un brillante color azul, verde y blanco.
Los acostados vieron la tierra y el sol entre las ramas de los árboles, los más alegrados ante tan buenas noticias eran los enanos, donde hay tierra hay piedra y donde hay piedra hay más allá.
Manos tocaban la tierra con caricia donde los enanos y señores parecían compadecerse ante sus antiguas palabras de peligro, algunos sintieron en lo más profundo calma donde hubo desesperación.
No había palabras en esta situación solo un agradecimiento en forma de lágrimas.