A partir de ese día decidí quedarme a vivir un tiempo con las hadas, más que nada para conocer más sobre la magia, soy un simple herrero humano algo como la magia sin lugar a dudas es fascinante para alguien como yo, por fortuna todas las especies son libre de visitar por tiempos prolongados las otras ciudades este acto se le conoce como: “Friyi”, y es justamente cuando alguien ajeno a la raza vive por un tiempo (no mayor a 4 meses) en una ciudad diferente, trabajando con ellos o sirviéndoles dependiendo el caso.
Los días pasaron y conforme todo iba avanzando yo me iba enamorando más y más de esta ciudad, lamentablemente después de esos 4 meses no puedo volver a realizar un Friyi hasta que no haya pasado un año completo (afortunadamente en este mundo los días solo duran 287 días) Como soy herrero el único trabajo en el que podía desempeñarme adecuadamente era justamente en cosas que tuvieran que ver con el hierro o acero, por fortuna las hadas son demasiado refinadas, entonces crear utensilios para ellas fue de lo más simple, no es por presumir pero como soy el único herrero en mi ciudad natal mis habilidades no hacen más que crecer día con día, y a eso sumarle que para el “Día de la cacería mágica” Soy el único disponible para forjar armas… Todo simplemente cuadra a la perfección; Antes se dijo que en el mundo hay paz y esto es verdad y es todo gracias al “Día de cacería mágica”, es una regla que no puede ser violada y a la cual todos tenemos derecho, consiste en que un día bajo la luz de la luna “Avia” aquellos que tengan algún problema con alguna otra raza (o la propia) lo resuelven en un duelo de cualquier índole, ya sea intelectual, de fortaleza, o cualquier cosa que se les ocurra, incluso juegos de mesa… Pero al ser miembro de la raza más idiota y problemática de todas… Los problemas de los humanos son usualmente arreglados en alguna pelea a puños o con armas y es aquí donde mi gran habilidad se deja ver, pues siempre soy quien forja todas esas armas para esos tarados.
Al terminar de hablar fui hacia mi fragua y comencé a crear un tenedor lo más perfecto que pude, al terminar se lo entregué a aquella chica y ella sin saber que era o para que servía únicamente lo observo por varios segundos sin hacer algo más.
Curiosamente mientras hablaba su voz se fue tornando ligeramente triste, daba la impresión de que ella en realidad no quería ser un hada.
Al terminar de decir esa palabra simplemente sonrió y ya no la pude ver más por haberse alejado, al menos lo bueno de todo esto es que ahora sé que los tenedores, cucharas o similares no me sirven de nada en este sitio… Pues ahora resulta que estas criaturas ni siquiera sienten hambre o sed, espera… Me quede pensando, ¡Si sienten sed!, giré rápidamente la cabeza y a mi alrededor vi a bastantes hadas bebiendo agua de algunos lugares en lo alto pues como la ciudad estaba cubierta por agua todo les quedaba encima, rápidamente vi una mina de oro aquí y comencé a forjar nuevamente un artefacto, esta vez algo que sin dudas me sacaría de la pobreza, termine por hacer algo donde ellos pudieran meter agua y llevarla para todos lados, y con esto mi estadía estaría asegurada, ya les soy de utilidad lo cual es la única condición a cumplir si alguien quiere vivir en una ciudad que no es la suya.
Editado: 26.03.2021