La magia mas poderosa

Niod

Al Hinie irse hacia el cielo se quedó allá por algunas horas, lo cierto es que llegue a preocuparme pues pensé que se había ido… Pero de alguna manera podía sentir que aún estaba cerca: “Quizás cuando toqué aquel fuego azul en verdad nos conectamos de algún modo…” Pensé simplemente mirando al cielo sin poder localizarla por algún lado.

La lluvia se hizo presente y no pude resguardarme en algún sitio, pues estaba caminando por una gran planicie que se extendía por mucho campo; por arriba y justo como antes Hinie no daba señal de algún tipo por muy minúsculo que fuera.

  • ¡Hinie! – Grité sin recibir respuesta. - ¿estás bien? – Insistí.

Pero ella no contestaba, pensé que quizás estaba molesta o algo similar pues me parecía extraño que se haya ido así sin decir algo tras esa conversación que tuvimos, y un pensamiento completamente absurdo invadió mi mente: “¿Le gusto?”, “Es un hada, ¿cómo crees que le gustará alguien como tú?” me respondí a mí mismo, pero esa platica con mi mismo continuaba metiéndome cada vez más dudas.

  • ¿Entonces como explicas que se haya ido justamente cuando dijiste que ustedes dos juntos era imposible? – Me cuestionaba.
  • No lo explico de algún modo… Simplemente dije lo evidente, ¿hice mal en decir la verdad?
  • ¿Y por qué estás tan seguro que es la verdad? – Esa voz en mi cabeza (que era la mía) intentaba con todas sus fuerzas convencerme de algo que era imposible.
  • ¡Pues porque lo es! – Grité en esta ocasión golpeándome un poco la cabeza. - ¡Las leyes son absolutas y completamente en todas lo dice! – Se me acabo el aire, agarré más y continúe. - ¡Los humanos solo pueden estar con humanos!

Y justo cuando creí que le había ganado a esa curiosa voz… respondió algo que no esperé.

  • Pues deja de ser uno. – Replicó y posteriormente se quedó completamente callada, o más bien dicho: Me quedé callado.

“¿Dejar de ser humano?” ¿Es eso posible?, he escuchado historias de los ancianos sobre un método para ello, pero… ¿Es verdad? Todo es muy “simple” y está muy bien explicado pero en verdad se espera que un simple humano deje atrás su humanidad haciendo únicamente aquello… No tiene sentido, en verdad no lo tiene. Ese pensamiento me dejo completamente confundido y dándole tantas vueltas que no supe que pensar o hacer, simplemente me limite a caminar sin mirar atrás o a los lados esperando que la respuesta llegara por si misma; mis ropajes estaban completamente mojados y por la misma lluvia el frio empezó a llegar, espero no enfermarme. A lo lejos vi un gran árbol solitario de grandes hojas y no lo pensé dos veces para correr hacia allí para resguardarme de la lluvia, estaba bastante preocupado por Hinie pero cada vez que intentaba hablarle simplemente era ignorado.

  • ¡Hinie! – Grité por última vez con todas mis fuerzas.

El cielo se abrió un poco y de entre las nubes alguien comenzó a descender, claro que era ella, ¿quién más sino? Pero la desgracia ocurrió… La lluvia se tornó en tormenta y un rayo dio de lleno en su cuerpo, y estando a una altitud considerable comenzó a caer inconsciente, preocupado y completamente aterrado de que algo le hubiese ocurrido salí de debajo del árbol corriendo hacia la zona donde iba a impactar lanzándome para atraparla con mi cuerpo, jamás me detuve a pensar en que con la velocidad de la caída podríamos morir ambos… Mi cerebro simplemente se “apago” y actué por instinto, la alcance a atrapar logrando que su cuerpo no impactara contra la dura tierra y por curioso que parecía en cuanto mis brazos tocaron su cuerpo su peso se hizo casi nulo, permitiéndome cargarla sin ninguna dificultar y logrando minimizar el impacto de la caída considerablemente; aunque por haberse detenido tan abruptamente es probable que su cuerpo aun haya sufrido daños de algún tipo…

En vista de que definitivamente necesitaba ayuda y aprovechándome de que no pesaba más que un poco la tome en brazos de una forma más cómoda para ambos y retome rumbo hacia mi ciudad natal, en la ciudad todos son sanadores humanos por lo que seguramente poco podrían hacer para ayudar a un ser mágico… pero existe alguien que seguramente podría ayudarnos, un viejo Elfo de quizás 4000 años de edad que ha vivido en esa ciudad desde mucho antes de que yo naciera (muchísimo antes…) Todo el trayecto de regreso ella permaneció dormida y por lo distante de la ciudad incluso a llegué a pensar lo peor, ¿Cómo no hacerlo?, estaba completamente inerte en mis brazos y no conocía la anatomía de las hadas, por lo que no sabía si era normal que su pecho no se hinchara o expandiera demostrando su respiración,  “¿Qué demonios hago ahora?” Es quizás de las únicas hadas que han logrado salir de la ciudad y por un error seguramente será la última de ellas que lo haga… La preocupación me invadía por completo junto con la impotencia de que no podía hacer algo más que avanzar sin detenerme. Cansado y con mis pies seguramente sangrantes llegue a la zona de los humanos; es fácilmente reconocible por el tipo de vegetación que existe aquí. Al ser una zona carente de magia los árboles, animales y demás no son tan “coloridos” o extraños, ni poseen unas formas curvadas o raras, son simplemente animales y árboles “cualquiera” Si es que se les puede llamar así, desde aquí hasta la ciudad ya solo me quedaba seguir avanzando un día más sin descanso y habré llegado por fin…

  • ¡Hola! – Se escuchó a mi espalda.
  • … - Giré la cabeza y por el camino venia un sujeto en una carreta jalada por un toro de un tamaño increíblemente grande.
  • ¿Sucede algo? – Preguntó mirando de forma extraña a Hinie. – Acaso… - Continuó mirándola fijamente. - ¡Ella es un hada! – Completamente normal que se haya exaltado… No es nada común ver a las hadas fuera de su ciudad, nada común. - ¿Cómo carajos le hiciste para secuestrar a un hada?, Y más importante. ¡Por qué demonios lo has hecho! – El sujeto se bajó de la carreta un poco amenazante y se acercaba a mi algo deprisa. - ¿Qué no sabes lo que sucederá si se dan cuenta de que has robado y seguramente asesinado a una de ellas?, ¡Nos harán pedazos, idiota!
  • ¡Espera, tranquilo! – Respondí haciéndome para atrás. – Se ve mal, pero no es lo que parece. Lo juro. – Algo difícil de creer de una persona que no conoces… - Podríamos decir que ella y yo estamos vinculados… - No sabía de qué otra forma explicar lo que ocurrió. – Nadie puede derrotar a un hada hembra, lo sabes, ¿no? – Dije seriamente. – No la he herido, cuando veníamos de camino una tormenta nos atrapo y ella estaba volando muy cerca de las nubes y un rayo le ha caído encima y pues eso la lastimó, ahora íbamos hacia la ciudad esperando que aquél Elfo pueda ayudarnos.
  • ¿Elfo? – Preguntó ese sujeto. - ¡Oh! ¿Hablas de Niod? – Se quedó callado un segundo y después levanto la mano como si hubiera recordado algo. - ¡Debes de tener suerte! – Empezó a decir. – Mira que lograr sacar a un hada de su ciudad y encontrarte conmigo justo en este momento… No creo que sea solo una mera casualidad.
  • ¿A qué te refieres? – Le cuestioné, pues no comprendía de que hablaba y por qué era importante en este asunto.
  • Si miras mi carreta notarás que lo que llevo como carga son suministros para una persona cuya dieta se conforma con un 100% de vegetales y como has de recordar los Elfos poseen esta característica. – Su voz cambio y ahora sonaba algo molesto… - Si no lo has deducido aun, voy a llevarle estas cosas al mismo Niod.



#11681 en Fantasía
#2509 en Magia
#25598 en Novela romántica

En el texto hay: amor, magia, retos

Editado: 26.03.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.