Genoa.
Apenas comenzar a caminar ella no tardó siquiera un minuto para cuando se dio cuenta del camino que estábamos tomando…
- ¿hacia dónde vamos? – preguntaba insistentemente.
- … - Yo solo me quedaba en silencio, no podía decirle de frente: “a que regreses a tu hogar”
- ¡A dónde vamos! – Repetía llamando mi atención picándome con su dedo en mis hombros o costillas.
Ante sus intentos por llamar mi atención yo no hacía más que continuar caminando mirando al frente y sosteniendo su mano con delicadeza.
- ¿Por qué no quieres decirme? – Dijo ella. - ¿Vamos de regreso?, ¿por qué? - Su voz se hacía cada vez más triste y dejo de sostener mi mano, sin quitarla, solamente dejo de aplicar presión. – Háblame… - Agregó por última vez en un tono que simplemente rompió mi corazón.
- Debemos regresar… debes regresar. – Apreté aún más su mano al decir esto pero aun no podía moverla.
- ¿Por qué?, ¿soy una molestia? – Se detuvo en seco impidiéndome avanzar y posteriormente se colocó frente de mi obligándome a mirarla con sus ojos llorosos y su mano en su pecho con el puño cerrado.
- ¡Claro que no! – repliqué acercándome tanto como pude a ella, quedándome a unos centímetros alejado de su rostro.
- ¿Entonces?, ¿por qué tengo que regresar? – Su voz continuaba en un tono muy entristecido y me miraba fijamente a los ojos.
Acerqué aún más mi rostro al de ella y la barrera mágica que impide la cercanía romántica entre los humanos y las especies mágicas nos separó a varios centímetros obligándonos a soltarnos las manos.
- Por esto… - Dije sacudiendo la mano por el ligero dolor que tuve causado por la magia que mi cuerpo rechazo, o bien. La magia que rechazo a mi cuerpo.
- ¿Y te vas a rendir? – Preguntó ella, en un tono decepcionado aunado a la tristeza. – ¿Una tonta ley te hará retroceder?
- ¡No es así! – Me volví acercar a ella y la barrera regresó impidiéndonos tomar la manos. – Quiero reescribir las leyes, y hacer que esta estúpida barrera desaparezca, nos permite tocarnos como amigos, ¿pero se niega a aceptarnos como amantes?, ¡NO LO ACEPTARÉ!
- … - Hinie no respondió, y yo me dejé caer al suelo por la impotencia de no poder tocarla más, al levantar la cara y mirarla, su rostro reflejaba una gran sonrisa y sus ojos derramaban lagrimas que aunque se pensaría era de tristeza no irradiaba otra cosa que no fuera felicidad…
- Me han dicho una forma de revertir… ¡esto! – Dije levantándome y golpeando la barrera con el costado de la mano. – Y si eso he de hacer para poder sentir tu mano una vez más. ¡Que así sea!
- ¿Qué cosa es? – Preguntó ella extendiendo su mano y siendo impedida de avanzar por esa misma barrera.
- No es algo que quiero que sepas… y mucho menos que veas. Es por ello que quería llevarte a la ciudad de la hadas, allí estará a salvo y una vez que termine de realizar esto, y si es verdad… volveré por ti y nos iremos a donde queramos… juntos.
- ¿Harás algo que no sabes si funcionará? – Su voz se volvió temerosa y retiro la mano, regresándola hacia ella.
- Es la única pista que tengo… Y si Geinia me dejo mirarla de una forma más “presencial” entonces creo que vale la pena intentarlo… mucho.
- ¿Es peligroso?, quiero pensar que si… de lo contrario no debería suponer un problema que te acompañe… - Ella denotaba en su expresión una angustia elevada, pero estaba consciente de que es la única forma de que esa estúpida barrera se retire…
- Lo es… - Nuevamente no pude sostenerle la mirada e incluso me voltee hacia otro lado.
- ¿Te volveré a ver? –Dijo haciendo una clara referencia a que sí, pensaba que moriría.
- No lo sé… - Tal vez no era el mejor momento para ser honesto, pero pienso que es mejor dar esperanzas verídicas que una falsa… - Lo único que puedo decir es que no planeo morir solo; tu estarás a mi lado el día que la muerte decida venir por mí y para lograr ello primero debo sobrevivir a esto, y si es por alguien como tú, estoy seguro de que seré capaz de lograrlo, sino es por ti ¿entonces por quién?
- … - Ella nuevamente no respondió pero se quedó mirándome fijamente, en sus ojos podía notarse que confiaba en mí, en mis palabras y decidió no intentar detenerme aun a sabiendas de que quizás esa sería la última vez que nos veríamos.
Por el resto del camino simplemente platicamos sobre todo y sobre nada, la barrera se impuso entre nosotros y nos impedía acercarnos pues la magia ahora entendía que nosotros no queríamos ser solamente amigos, y eso era algo imposible para un humano y cualquier raza mágica… especialmente un hada. Al llegar a la ciudad de las hadas, un viaje que fue “tranquilo” se tornó rápidamente en un momento doloroso y melancólico donde ninguno de los dos quería mirar al otro… Una vez que demos la vuelta quizás ya no podríamos volver a vernos; yo tenía planeado volver apenas terminar las batallas con cada uno de los guerreros de las diferentes razas, pero no quise decírselo, pues hacerla esperarme un “corto” periodo de tiempo y no verme la destrozaría, por ello simplemente me quede callado y le hice pensar que tardaría más tiempo en regresar, de esa forma quizás estaría un poco más “tranquila” aunque sé que no es así, ¿Cómo podría?
Ya nos encontrábamos frente a la entrada de la ciudad de las hadas, Hinie avanzo lentamente y al momento de ingresar el agua volvió a impedirle salir justo como antes de que le ayudara a hacerlo… Extendió su mano hasta donde el agua le permitió y yo hice lo mismo, pero ni el agua ni la magia nos permitió tocarnos por última vez, una despedida que no hubiera querido que fuera así.
- Juntos. – Dije por última vez, después me gire y empecé a caminar.
“No quiero que te vayas.” Alcance a escuchar este susurro proveniente de Hinie, pero no debía de girarme, si lo hacia el viaje que aún no he comenzado llegaría a su fin y si esto ocurre estaríamos condenados a vivir juntos pero separados por una barrera irrompible que no nos permitiría estar cerca el uno del otro jamás… Es un viaje que sin lugar a dudas nos fracturo algo dentro de nosotros, pero que valdrá la pena, suponiendo que mi vida no me sea arrebatada en el proceso.