Al día siguiente a primera hora me levante de mi cama, me alisté tome a Genoa colgándola en mi espalda y me dirigí hacia los cuarteles de los soldados; al llegar toque a la gran puerta de madera que allí me detenía el paso y por la parte superior de la muralla que dividía el pueblo de los cuarteles se asomó un rostro desconocido.
Me dieron el pase y mientras avanzaba era evidente que esta espada atraía la mirada de todos, ninguno sabía su composición, pero saltaba a la vista que era un trabajo formidable. Cuando llegue al sitio donde se encontraba el comandante otra puerta más tapaba mi avance… toque nuevamente y dije: “¿Hola?”, por la parte interior se abrió la puerta luego de que unos candados abriéndose sonaran y barrotes fueran removidos y tras aquella puerta un sujeto realmente alto y fornido, de cabello rojo y con una gran barba se colocaba en posición de espera.
Acto seguido salió de esa habitación agachándose un poco pues su altura sobrepasaba la puerta y me miraba con demasiada curiosidad, pero no se detuvo simplemente paso al lado y algunos pasos más delante sin girar dijo: “Sígueme” Le seguí y me llevo a una zona en la parte de atrás de los cuarteles donde un pequeño círculo lleno de arena y rodeado por una gruesa soga se podía mirar.
Ese sujeto no llevaba arma alguna, pero se colocó unos protectores metálicos de acero normal…
Supuse que no entendería con palabras y deje caer mi brazo sosteniendo a Genoa logrando que esta cortara la arena del suelo y se encajara en la piedra por debajo con una gran facilidad, dándole a entender que no era una espada normal y que su filo era considerablemente alto…
Esta sería la primera vez en toda mi vida que tengo un combate, hasta ahora solo me he enfocado a realizar trabajos de herrería, pero ¿combatir?, ¡Eso jamás!, esto es algo que si he de ser sincero jamás pensé que me vería haciendo; el combate había iniciado y aquel gigantesco hombre no movía un solo musculo, pero tampoco me quitaba la vista de encima, sabía que aunque yo no era una amenaza esta arma si lo era y un solo error le costaría la vida, pienso que eso es un gran guerrero, no bajar la guardia ante nada por mas minúsculo que parezca.
Camine hacia él y gracias a que esta espada es exageradamente ligera la blandí con velocidad intentando cortarlo, el reaccionó con algo de lentitud y se cubrió con su antebrazo, los protectores metálicos que tenía en el fueron rebanados sin ninguna dificultad y también parte de su antebrazo, en dirección de su codo a la muñeca por la parte central, justo donde era protegido por el metal, al ser cortado el sujeto abrió los ojos ampliamente y grito con júbilo: “¡Pero qué demonios fue eso!”, ahora ya no me miraba a mi sino a Genoa, comenzó a caminar hacia mi repitiendo: “¡No dejes de atacar!” Al no saber qué hacer, pues era demasiado insistente blandí una y otra vez a Genoa intentando cortarlo, pero en esta ocasión este hombre simplemente evadió todos y cada uno de los golpes como si fueran nada, incluso desvió a Genoa con su dedo tocándola de la parte central de la hoja donde estaban las runas con su nombre.
En palabras anteriores dije que yo era el representante de los humanos en cuestión de herrería y uno de los mejores herreros del mundo, pero, ¿Cómo se comprueba esto?, la forma es sencilla: A todos nosotros se nos otorga un símbolo único tatuado en nuestro pecho en el centro, el símbolo de la herrería junto con el de la raza en cuestión (En este caso la humana), me quite la camisa y le deje mirar mi tatuaje, apenas verlo aquel sujeto solamente se quedó de pie y abrió los ojos aún más de lo que ya los tenia abiertos, simplemente no lo podía creer.
Editado: 26.03.2021