La magia mas poderosa

Primera prueba.

Al día siguiente a primera hora me levante de mi cama, me alisté tome a Genoa colgándola en mi espalda y me dirigí hacia los cuarteles de los soldados; al llegar toque a la gran puerta de madera que allí me detenía el paso y por la parte superior de la muralla que dividía el pueblo de los cuarteles se asomó un rostro desconocido.

  • ¿Asunto? – Preguntó un hombre mientras masticaba algo.
  • Quisiera ver al comandante o algún superior… - Dije con algo de vergüenza y mostrando levemente mi arma.
  • ¿Asunto? – Insistió aquel sujeto.
  • Debo hablar con él para pedir un favor… - En este momento me di cuenta que debí pensar antes de hablar… pues al decir: “Un favor” seguramente me ignorarían sin oportunidad de algo…
  • … - Aquel hombre solo se quedó mirándome, pero al notar que la espada que cargaba no era nada común decidió abrir las puertas.

Me dieron el pase y mientras avanzaba era evidente que esta espada atraía la mirada de todos, ninguno sabía su composición, pero saltaba a la vista que era un trabajo formidable. Cuando llegue al sitio donde se encontraba el comandante otra puerta más tapaba mi avance… toque nuevamente y dije: “¿Hola?”, por la parte interior se abrió la puerta luego de que unos candados abriéndose sonaran y barrotes fueran removidos y tras aquella puerta un sujeto realmente alto y fornido, de cabello rojo y con una gran barba se colocaba en posición de espera.

  • ¿Qué? – Dijo el en un tono algo molesto. – Estoy ocupado, ¿Qué quieres? – Su gruesa voz me daba algo de miedo pero, no podría lograr algo si no me entrenaba alguien como el… o siquiera alguien que tenga más habilidad que yo…
  • Quisiera… - Comencé a decir titubeando. – Quisiera ser entrenado…
  • ¿Entrenado? – Murmuro el en un tono ligeramente perceptible.

Acto seguido salió de esa habitación agachándose un poco pues su altura sobrepasaba la puerta y me miraba con demasiada curiosidad, pero no se detuvo simplemente paso al lado y algunos pasos más delante sin girar dijo: “Sígueme” Le seguí y me llevo a una zona en la parte de atrás de los cuarteles donde un pequeño círculo lleno de arena y rodeado por una gruesa soga se podía mirar.

  • Entra y desenvaina lo que quiera que tengas en esa cosa. – Señalando la funda de mi espada.

Ese sujeto no llevaba arma alguna, pero se colocó unos protectores metálicos de acero normal…

  • Sé que mi habilidad es poca, pero sugiero que utilice una protección diferente… - Dije yo, pues evidentemente no quería herirlo…
  • Jeh. – Rio ese sujeto sin ser descortés. – No tienes que preocuparte por mí.
  • De acuerdo…

Supuse que no entendería con palabras y deje caer mi brazo sosteniendo a Genoa logrando que esta cortara la arena del suelo y se encajara en la piedra por debajo con una gran facilidad, dándole a entender que no era una espada normal y que su filo era considerablemente alto…

  • ¡Oh!, ya entiendo. – Este sujeto se mostró curiosamente feliz al ver lo que esta arma hizo, aunque si de algo estoy seguro es que miedo no era una de las cosas que cruzaba su mente. – Atácame de cualquier forma que pienses que puedes herirme, que tengas un arma como esa no significa algo, aun. Dices que quieres ser entrenado, pero ¿lo necesitas?
  • No soy un guerrero… - Comente interrumpiéndolo. – Pero necesito serlo, es por ello que he venido con ustedes, deseo ser entrenado para con ello lograr algo que debo hacer.
  • De acuerdo, atácame. – Insistió ese sujeto.

Esta sería la primera vez en toda mi vida que tengo un combate, hasta ahora solo me he enfocado a realizar trabajos de herrería, pero ¿combatir?, ¡Eso jamás!, esto es algo que si he de ser sincero jamás pensé que me vería haciendo; el combate había iniciado y aquel gigantesco hombre no movía un solo musculo, pero tampoco me quitaba la vista de encima, sabía que aunque yo no era una amenaza esta arma si lo era y un solo error le costaría la vida, pienso que eso es un gran guerrero, no bajar la guardia ante nada por mas minúsculo que parezca.

Camine hacia él y gracias a que esta espada es exageradamente ligera la blandí con velocidad intentando cortarlo, el reaccionó con algo de lentitud y se cubrió con su antebrazo, los protectores metálicos que tenía en el fueron rebanados sin ninguna dificultad y también parte de su antebrazo, en dirección de su codo a la muñeca por la parte central, justo donde era protegido por el metal, al ser cortado el sujeto abrió los ojos ampliamente y grito con júbilo: “¡Pero qué demonios fue eso!”, ahora ya no me miraba a mi sino a Genoa, comenzó a caminar hacia mi repitiendo: “¡No dejes de atacar!” Al no saber qué hacer, pues era demasiado insistente blandí una y otra vez a Genoa intentando cortarlo, pero en esta ocasión este hombre simplemente evadió todos y cada uno de los golpes como si fueran nada, incluso desvió a Genoa con su dedo tocándola de la parte central de la hoja donde estaban las runas con su nombre.

  • ¿Quién fabrico esto? – Preguntó evadiendo los golpes, y sin previo aviso me golpeo en la boca del estómago con una fuerza descomunal sacándome todo el aire y haciéndome caer al suelo.
  • … - Yo no podía responder (por claras razones…), y este sujeto era muy insistente preguntándome quien fabrico el arma.
  • Anda, ¡dime! – No lo decía en tono molesto, sino todo lo contrario, estaba completamente fascinado por el arma.
  • Yo… - Dije con dificultad intentando recobrar mi aliento.
  • ¿tu? – Su voz sonó completamente sorprendida y no solo eso sino que además denotaba con fuerza que no me creía ni un poco.
  • ¿Quién hizo esto? – Preguntó de nuevo. - ¿No esperaras que crea que alguien como tu hizo esto de aquí…?

En palabras anteriores dije que yo era el representante de los humanos en cuestión de herrería y uno de los mejores herreros del mundo, pero, ¿Cómo se comprueba esto?, la forma es sencilla: A todos nosotros se nos otorga un símbolo único tatuado en nuestro pecho en el centro, el símbolo de la herrería junto con el de la raza en cuestión (En este caso la humana), me quite la camisa y le deje mirar mi tatuaje, apenas verlo aquel sujeto solamente se quedó de pie y abrió los ojos aún más de lo que ya los tenia abiertos, simplemente no lo podía creer.

  • Jamás pensé que el herrero humano vendría conmigo para pedirme que lo entrenara… - Camino hacia la espada y el tomo blandiéndola con una maestría sin igual. – Esta cosa es simplemente hermosa. – Comentaba moviendo de lado a lado a Genoa. – Su equilibrio es perfecto, tiene un peso prácticamente nulo y su filo aseguro que puede cortar incluso las escamas de un dragón, ¿Cómo la hiciste?
  • Utilice Diorea… - Le respondí con bastante orgullo.
  • ¡Diorea! – Grito él y soltó la espada al suelo por el susto. - ¡Pero como se te ocurre!, una persona sin experiencia como tu pudo haberse cortado el brazo entero mientras la sostenía, ¡¿Eres idiota?!
  • La necesito… - Dije yo. – Puede que sea idiota pero, no pensé en algo más, después de todo debo matar (en algún momento) a un dragón con ella…
  • Sin lugar a dudas podrías con algo como esto… Pero para lograr eso tendrías que entrenar toda tu vida desde pequeño y aun así las probabilidades de éxito son ínfimamente bajas… ¿Qué es lo que planeas?, ¿Cuál es la razón de todo esto?
  • Preferiría no decirlo… - Dije yo.
  • No te cuestionaré… Pero no seré participe de tu muerte, por favor vete. – Este gran sujeto simplemente se dio la vuelta y camino de regreso a su habitación… Aunque no pienso rendirme aun…



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En el texto hay: amor, magia, retos

Editado: 26.03.2021

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