Intenté por varias horas preguntar a las personas sobre aquellos rufianes que habían hurtado mi arma y en casi todas las ocasiones recibí la misma respuesta que era la misma persona apuntando hacia el oeste, un poco convencido con esta acción emprendí marcha hacia el sitio en cuestión, en realidad no sabía a donde tenía que llegar o que es lo que debía buscar, pero al menos tengo una pista muy importante: mi arma.
Es imposible que haya dos en este mundo no importa que hayan otros herreros con mi misma habilidad o incuso mayor, no puedo recordar los rostros de esos animales, pero puedo recordar a la perfección cada detalle de mi propia arma… Caminando fui notando que con cada paso el ambiente se iba tornando más y más “apagado” y lúgubre, aquellos sonidos de felicidad y gente despreocupada se iban alejando más y más y con el pasar de la distancia únicamente se veían personas en la pobreza extrema que me miraban con odio aun y sin conocerme.
No insistí y decidí mejor mantener mi distancia con las personas de este lugar… o la siguiente podría dar en el blanco y terminar conmigo; unos pasos más al centro de este pequeño “pueblo” dentro del otro y todo era caos, las personas discutían entre sí por un pedazo de pan, algunas otras se golpeaban con desesperación por un poco de agua y pocas más llamaban a la puerta de algún sitio que parecía estar atrancado por dentro para impedir el paso, afortunadamente todos ellos estaban más interesados en sus propios asuntos que en mí mismo, por lo que podría decir que en ese mini pueblo yo era un simple fantasma invisible y del cual no habría de que preocuparse, o eso creí…
Al terminar de hablar ambos comenzaron a reír, tras unos segundos se detuvieron abruptamente y el que estaba a la derecha tomó mi brazo con fuerza, apenas hacerlo golpee con mi mano libre al de la izquierda haciéndolo un poco hacia atrás y gracias a que estaban ligeramente hambrientos (no se desde cuándo) mi fuerza física era mayor que la suya por lo que quitarme de encima al que me sostenía no fue del todo complicado logrando empujarlo algunos metros y haciendo que cayera, sin darme cuenta aquel al que había golpeado primero se irguió y mordió mi antebrazo con fuerza haciéndome gritar de dolor, lo golpee en la cabeza para que me soltara pero no lo hizo, y aprovechando la situación el otro hizo lo mismo pero dirigiéndose hacia mi pierna, la mordió y del dolor me hicieron caer, se posaron encima de mí y con su peso impidieron que me moviera, uno solo no era problema, pero el peso de ambos ya era mucho para mí solo…
En cuanto se comenzó a golpear la cabeza vi mi oportunidad pues la fuerza que aplicaba sobre mi fue menor lo que me permitió desequilibrarlo y derribarlo, una vez en el suelo mover al otro de los hermanos me fue más sencillo, comencé a levantarme apoyando mi peso sobre el hermano más sereno y golpeando fuertemente en la cabeza al hermano loco logrando noquearlo.
No sentí necesidad de golpearlo, simplemente me levanté y camine sin darle la espalda y ahora volteando a ver hacia todos lados, por si algún otro loco como estos saliera…
Editado: 26.03.2021