La magia mas poderosa

Geinia debe ver.

La noche siguiente se hizo lenta e irónicamente oscura… Mas no porque no se viera algo sino por algo curiosamente opuesto; en el cielo una de nuestras 3 hermosas lunas se imponía alumbrando todo cuanto podía y aquel sitio donde mi maestro murió se convirtió en un lugar al que podría llamar de alguna manera: mi nacimiento.

Ya no era solo un herrero, sino un guerrero, regresé a la choza donde descansábamos y en el interior se encontraban todas mis pertenencias, una de ellas y la más preciada de todas: mi martillo de herrero. “No puedo ser más un herrero si quiero vencer todo lo que se encuentra por delante” pensé estúpidamente convencido únicamente por mi imaginación haciéndome ver tomado de la mano de ella. Mi mano sostenía con fuerza este objeto que me acompañaba a todas partes pero en mi mente seguía estático ese pensamiento… “Solo una vez más” pensé ahora, camine por el sitio y vi una pequeña placa de metal muy delgado y la chimenea estaba encendida, cualquiera pensaría que con eso sería insuficiente para derretir ese metal; pero no por nada soy el mejor herrero humano, lograrlo es algo realmente sencillo.

Fundí el metal y con el martillo di forma a esa placa hasta convertirla en algo diferente, deje el objeto sobre la mesa y me fui a descansar pues mañana comenzaría mi viaje hacia la ciudad de los Goblins para buscar a aquel que sería mi primer oponente. Esta noche mis ojos no querían cerrarse pero tuve que obligarlos, el insomnio tenia algunos días siendo mi compañero, pero ya no podía más, me obligue de alguna manera a dormir y sin darme cuenta el sol me levanto encandilando mis ojos que aún permanecían cerrados; al salir de la casa todo por fuera había cambiado, era como si hubieran pasado muchos años… las casas estaban deterioradas, por los caminos estaban huesos de personas que llevaban décadas muertos y absolutamente todo lo que recordaba ya no se encontraba ahí, excepto algunos objetos que traían en sus manos una que otra persona el día anterior y que juraba que lo vi… Todo me pareció demasiado extraño, ¿pero que podía hacer?, no tenía tiempo para quedarme a descifrar que había sucedido, dudo que haya pasado demasiado tiempo, seguramente aún estoy dormido y esto no es más que un sueño, golpee mi mejilla pero el golpe en vez de despertarme simplemente me ardió un poco, pensando que no era la potencia necesaria volví a golpearme y esta vez el golpe me dolió mucho, pero nuevamente tal cual como antes, no me desperté.

“Quizás…” pensaba, “Esto no es un sueño, sino la vida real.” Nada cobraba sentido, ¿Qué sucedió?, por los caminos una carreta de mercaderes pasaba y en vista de que no había alguien más grite al conductor.

  • ¡Oye! – A la vez que me acercaba a él.
  • ¡Buenas viajero! – Dijo un fraile con voz amigable que cargaba en su carreta licor que probablemente el mismo fermentó. - ¿Qué haces aquí?
  • ¿Qué le sucedió a las personas de este sitio? – Pregunté.
  • ¿A las de aquí? – Repitió el con demasiado asombro. – Todos murieron hace cerca de 30 años… - Por su tono de voz no parecía bromear ni un poco. – Nadie sabe la razón, de un día para otro simplemente perecieron y como todos pensaron que este sitio estaba embrujado nadie movió un solo musculo para darles sepultura o para intentar robar de las casas alrededor, todas quedas tal cual lo ves ahora.
  • Entiendo… - Agregué y comencé a caminar hacia la zona de los Goblins.
  • ¿A dónde te diriges? – Me interrumpió el fraile mientras avanzaba alcanzándome con la carreta pues íbamos en la misma dirección.
  • Necesito llegar con los Goblins… - Tengo una misión ahí, que espero aun pueda ser cumplida pues tras 30 años sospecho que aquello que busco ha sido olvidado por quien lo buscaba en primer lugar…
  • Eres raro… - Agregó el fraile. – Voy a pasar cerca de la zona de ellos, sube.

Sé que los religiosos tienden a ser muy inocentes, pero este sujeto me sorprendía, mira que subir a un completo desconocido a tu carreta, y portando un arma que no se ve para nada común… ¿Cómo sigue vivo?

Durante el viaje platicando con este fraile me di cuenta de que en realidad no pasaron 30 años desde que yo entre a ese poblado, todo seguía justo donde lo deje (después del mes y más días, que pase entrenando) Solo, de alguna manera pude ver a absolutamente todos los habitantes con vida… Sospecho que esto fue obra de aquella sombra de ojos rojizos… Claro que mi historia este sujeto no la creyó, pues es imposible viajar en al tiempo y más aún traer a los muertos a la vida de nuevo, aun para las hadas que poseen las habilidades mágicas más altas. Tras unos días de viaje casi continuo llegamos a la zona limite que los Goblins permiten que las otras razas deambulen sin permiso, su zona está claramente separada de las demás por una “muralla” hecha de árboles con mucho espesor y un único camino que permite la pasada el cual está custodiado por Goblins armados (con garrotes, el arma más común entre ellos)

  • Gracias. – Dije secamente al buen hombre que me había traído.

El solamente asintió con la cabeza y sonrió levemente para después irse, camine hacia la entrada de la zona de los Goblins y ambos al mismo tiempo me impidieron el paso.

  • ¿Que? – Dijo uno de ellos.
  • Quiero ingresar a su tierra. – Dije autoritariamente.
  • Si. – Dijo uno.
  • No. – Dijo el otro.
  • ¡Yo haber dicho sí! – Agregó el primero.
  • ¡Y yo haber dicho no! – Replico el segundo.
  • … - Yo simplemente me quede callado.

Acto seguido los dos comenzaron a pelear a golpes (dejaron sus armas en el suelo) la golpiza fue tal que hasta a mí me dolió, pero al final el que había dicho que sí, termino victorioso.

  • Si. – Agregó escupiendo sangre en mis pies el ganador.
  • Si. – Repitió doliente el que antes había dicho que no.
  • Gracias. – Agregué y entre en la zona.



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En el texto hay: amor, magia, retos

Editado: 26.03.2021

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