La magia primigenia

13.- El primer gran vuelo

Era sorprendente ver los cambios que había en el campamento para celebrar ese equinoccio de septiembre.

La isla parecía una locura de otoño y primavera a la vez, era como ver una película de romance con terror, los arboles estaban sin hojas, pero llenos de flores y frutos, el viento frío y seco movía un montoncito de hojas de color café opaco en una especie de mini huracán, el sol era cálido y el césped estaba con una tonalidad verde brillante como si recién creciera, hasta las criaturas que habitaban en la isla se encontraban en sintonía con el clima que se podía ver.

Una semana antes de que comenzara todo ese alboroto Ana me había pedido que guardara el secreto de Tenebris, ni el consejo podía saber que, si me había aceptado, ella me propuso un plan para engañar al consejo.

Me dijo que le diera forma a una roca del tamaño adecuando y que le ponga en medio la runa nórdica de nacimiento, también me dijo que la abriera frente a ellos para que vean la piedra y no sospecharan, esa mañana me habían llamado para preguntarme por el cofre.

-Bien Nicolás, que ha sucedido con el cofre.

El mago que me hablaba llevaba la barba corta de presencia tranquila siempre que me miraba era como si tuviera asco, Zeus lo aparto de mí y se inclinó para verme a los ojos, me pidió que le conteste e hice lo que dijo Ana.

Los magos me pidieron que salga, todos parecían decepcionados, corría al centro de la isla y encontré a Ana sentada en las escaleras del templo con apariencia de pirámide maya.

-Ven mira todo el alboroto.

Me senté a su lado y comencé a observar, todo estaba cambiando, los refugios de cada elemento habían dejado de ser lo que hasta ayer eran.

El lago era cristalino con un muelle que terminaba en un templo flotante circular formado de once círculos, uno en medio y diez que lo rodeaban, sus pilares y cúpulas eran de un blanco espuma de mar, cada pilar estaba separado por una distancia de un metro y por esas aberturas se podía ver unos portales que daban paso al fondo del lago, como si fueran unas ventanas de un submarino, ahora la estructura estaba llena de un moho verdoso con flores de color morados sobre ellas, las cúpulas parecían opacas, y los portales habían desaparecido, el lago se había convertido en un pantano lleno de flores de loto gigantes y los árboles que lo rodeaban estaban llenos de flores.

El castillo flotante que antes era de aspecto majestuoso como los que hay en los cuentos de hadas, flotaba sobre la isla gracias a una nube blanca y esponjosa, se podía notar su altura al ver sus torres llenas de aves, ahora el castillo era tétrico como si fuera abandonado, sus torres estaban llenas de enredaderas con flores hermosas de todos los colores, su nube se había convertido en gris y sin gracia.

Las minas siempre fueron terroríficas, sus entradas parecían bocas de monstruos gigantes a quien no podías ganarle, su césped siempre seco y casi nada crecía por eso lugares, todo estaba lleno de rocas sueltas de diferentes tamaños, ahora el cambio la había convertido en un páramo de hermosas rosas, las rocas se habían llenado de suave musgo que las hacía ver cómodas, las entradas estaban iluminadas de un centenar de luciérnagas y el suelo que las rodeaba estaba lleno de flores hermosas.

No podía ver donde se encontraba el volcán, pero lo seguro es que el aspecto volcánico había cambiado.

Ana me miro y luego levanto la vista al cielo.

  • Y bien ¿qué te dijo el consejo?

Su pregunta me tomo por sorpresa, pero le respondí que todo estaba bien, Daniel y Cleo se nos acercaron, estaban agarrados de las manos como ya era de costumbre, desde hace dos días atrás que habían comenzado una relación amorosa.

Fue lo más extraño que hasta ese momento podía ver, sin importar nada Cleo siempre corregía a Daniel, parecían más enemigos que otra cosa, lo que me sorprendió cuando en pleno combate de entrenamiento Daniel escribió con fuego en unas de las pareces quieres ser mi novia, ver a Cleo sonrojada impresiono a todos, Ana decía que es lo más natural entre seres normales.

En el ocaso del día todos fueron llamados al gran comedor, para darnos la noticia de que el día siguiente que era el equinoccio habría un torneo entre los 5 grupos, fue explicando que los combates estaban ya listos y que la primera batalla sería anunciada a primera hora, Eolo mando a todos a terminar sus tareas y desapareció, Cleo y Daniel se quedaron en sus lugares nuestras tares ya estaban completas, nos despedimos de ellos y con Ana caminamos hasta los dormitorios de nuestra guarida, mientras caminábamos ella me decía que debería encontrar como controlar mi otro poder, comencé a entender a qué se refería, le agradecí y corrí a mi habitación.

Esa mañana en específico, Ana había enviado a Tenebris con su dragón a las guaridas fuera de ese mundo, para evitar cualquier encuentro el consejo y ella, ya me había acostumbrado a mi dragona y me dolió que no me recibiera como de costumbre, ahora que ya medía un metro me daba miedo que destruyera algo, Nino la cuidaba desde lejos, alegaba que la dragona aún era un bebe y que él no era niñero de nadie.




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