La magia primigenia

14.- La sabiduría de un gran árbol.

Ya habíamos caminado mucho tiempo y pasado por algunos mundos, cada uno con grandes diferencias y todos conectados por el camino arcoíris, uno era hielo puro, los tres que le seguían eran paraísos y sorprendentemente uno era el mundo primario, de ahí vinieron tres más, cada uno diferente, aun que tenían vegetación unos eran tropicales y otros pantanosos, puede reconocer a uno, le conté a Ana que estuve en ese y ella se sorprendió, finalmente llegamos a un mundo que parecía en su totalidad un gran castillo con murallas de 1000 metros, por dentro el lugar era como una gran montaña llena de castillos cada uno resguardado, justo al final del camino se encontraba una puerta de unos 20 metros, escoltada por un solo guardián, aunque aún faltaban uno 200 metros para llegar el hombre parado en la puerta se arrodilló como si nuestra llegada estuviera anticipada y esperaran a alguien de la realeza.

Ya en la puerta el hombre se presentó como el cuidador de las puertas de Asgard, saludó a Ana.

-Mi señora, descendiente de Hécate y Nimue, no la esperábamos.

Ana lo vio y con una sonrisa que se notaba era falsa contestó.

-Oh querido Heimdall, he venido para consultar con el gran sabio, podrías dejarnos pasar a mi invitado y a mí.

El hombre me miró frunció el ceño y negó con la cabeza, pensé que se estaba negando, pero al mismo tiempo las puertas comenzaron a abrirse, Ana comenzó a caminar y yo la seguí, el hombre se despidió y seguimos caminando.

Las calles de la ciudad estaban adoquinadas con ladrillos de plata, y cada poste parecía hecho de bronce, mientras caminábamos veía las edificaciones que se alzaban en el lugar, todas muy parecidas, cada uno de tres pisos con ventanas grandes en cada lado, todas eran blancas de color blanco con si fueran hechas de marfil, sus techos parecían ser puntas de flecha y sus puertas principales todas de un tamaño exagerado con decoración de estilo florales que hipnotizaban a quien las veía por mucho tiempo.

Mientras seguía a Ana por ese camino las personas que estaban en ese lugar la saludaban como si ya la conocieran bien, los niños se acercaban a ella, con sonrisas en sus rostros, luego me miraban a mí, sus miradas de desprecio y fascinación, me hacía pensar que no era muy común que llegaran personas a ese lugar.

Llegamos a una escalera que subía, hasta un castillo muy llamativo, a diferencia de las casas el castillo parecía ser de oro puro, sus torres disparejas me hicieron recordar a la basílica que había visto en Rusia, la diferencia es que sus torres no terminaban en cúpula, estas terminaban con techos en forma de flechas, me recordaba a la vez que vi la imagen de una catedral muy famosa en Francia que tienen el nombre de Asunción de Nuestra Señora, comenzamos a subir los escalones.

Después de un tiempo de ir subiendo esas escaleras comencé a notar con mis piernas se acalambraban, Ana decidió que esta forma era muy difícil y me explico que haríamos un suelo de aire para que este se mueva libremente, como si fuera una alfombra voladora, mantener el equilibrio fue una tarea muy difícil al principio, pero poco tiempo después ya podía dominar el mantenerme en pie sobre el pequeño espacio de aire solido donde estaba parado, este se movía como si se tratara de una escalera eléctrica.

Después de unos minutos habíamos llegado a una gran puerta, su decoración era un gran árbol, que sostenía unos círculos de diferentes tamaños, y un camino de diferentes colores, justo en ese memento pude notar un cansancio que no podía explicar, fue cuando una voz salió del vacío.

-Usar magia no siempre es fácil, debes entender que la magia dentro de nosotros no es infinita.

Un hombre apareció frente a nosotros, llevaba una túnica de color verde olivo con filos dorados, su rostro fino de contextura elegante resaltaba sus ojos que eran del mismo de su vestimenta, su boca dibujaba una sonrisa burlona que no me dejaba distinguir sus labios y que junto a su mirada media inquieta parecía que recién acabara de hacer una travesura, de mi boca salió el nombre de Loki y Ana y el hombre me vieron sorprendidos.

-Me alagas joven guerrero, no sabía que era tan famoso en los mundos.

Ana levanto una ceja en forma de pregunta y yo le conteste.

-La verdad hace poco se estrenó una película en el mundo primario, y él se parece mucho al actor que interpreta a Loki en la película.

-Mi señora- Pregunto Loki. - que la trae a este mundo de mitos.

Ana no respondió, pero Loki entendió lo que eso significaba, nos hizo un gesto con la mano para que entremos en el castillo.

Las puertas se comenzaron a abrir por si solas dejando ver un pasadizo no muy largo decorado con pinturas y estatuas que demostraban grandes batallas, cuando llegamos al final del pasillo dimos un giro a la izquierda para encontrar a otro pasillo del mismo tipo al llegar al final giramos a la derecha, luego vimos un pasillo más, al llegar a la mitad del pasillo encontramos una puerta similar a la que se encontraba en la entrada, pero a esta la custodiaban dos guardias que al vernos abrieron las puertas, la habitación era enorme, media unos 20 metros de profundidad y 20 de largo, con un techo a la altura de 10 metros, de lado a lado tenía la misma forma como si se tratara de un gran espejo, sobre el suelo de cada lado había una alfombra color azul vivo, sobre la alfombra se encontraba una mesa rectangular donde podrían sentarse 50 personas de lado a lado, las mesas estaban decoradas con hermosos soportes para velas, decorados con forma de dragones, las sillas todas de forma simple se guardaban bajo la mesa, en las paredes siguiendo el contorno del cuarto se encontraban unas antorchas pero no tenían flamas estas cargaban con unas esferas luminosas, en el fondo de la habitación se podían ver cuatro escalones y sobre ellos se encontraban, tres tronos de estructura similar pero de tamaños diferentes, los más pequeños tenían dos pilares redondeados que terminaban en una cúpula en punta, el espaldar era tenía forma de arco puntiagudo, sus silla estaba compuesta por algo muy acolchonada, su base era un gran trozo de piedra pulida, en el medio se encontraba el trono de mayor tamaño, como las otras tenía sus pilares y espaldar de la misma forma, pero ahora sus cúpulas estaban acogiendo a dos cuervos de color blanco, cada uno nos miraba moviendo la cabeza mientras avanzábamos, en el suelo cerca del trono se encontraban dos perros de color negro, levantaron la mirada y los cuatro animales se lanzaron hacia donde nos encontrábamos, los perros se pusieron una a cada lado de Ana y los cuervos volaban sobre ella.




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