La magia primigenia

23.- El que todo lo ve

El anciano no hablaba y solo miraba al horizonte mientras surcábamos el cielo en dirección al campamento, intente conversar con el viejo, pero solo me miraba con el ojo que no cubría su cabello, pero de forma inmediata miraba otra vez al horizonte.

Cuando llegamos al campamento todos me recibieron con malestar en sus miradas, no comprendía el porqué de toda esa hostilidad, las miradas se convertían de temor a odio y las personas lanzaban piedras al anciano.

Cuando llegamos a la pequeña cabaña construida para organizar las tropas, me alegré de ver a Ana en ella, pero su mirada era de pena y enojo.

Cuando nos acercamos lo suficiente, el rey Midas habló.

-Espero aprendieras la lección señor de Asgard.

Comprendí de forma inmediata que aquel anciano era Odín, la rabia me cegó y volví a sentir esa necesidad de consumir energía.

El grito de Ana me hizo entrar en razón justo a tiempo para ver como todos me miraban con terror, tenía sujeto a Odín del cuello, éste me miraba desde abajo ya que estaba de rodillas, su piel se había empalidecido, su cabello era más blanco, parecía más viejo.

-Nicolás, ¿qué te sucede?

La voz de Ana y su mirada de incomprensión me hicieron sentir vergüenza y solté a Odín para correr a esconderme.

Fue más por instinto que por lógica, entré en el viejo granero y me puse a pensar sobre que me sucedía, no entendía lo que me hacía perder la razón, intentaba recordar los momentos en que mi mente y cuerpo se separaban, pero era inútil, solo podía recordar pequeñas imágenes incomprensibles.

-Nicolás no tengas miedo. - la voz me hizo sobresaltar. - No pensé que tendrías esos problemas.

Quien me hablaba era el chico más joven que ya había visto en mis sueños, invoqué una espada de agua y un escudo de fuego.

- ¿Quién eres?

-Me llama André, y solo quiero ayudarte.

-No te creo, tu eres culpable de todo esto tu...

Me interrumpí al ver el pesar en sus ojos, podía sentir el dolor al recordar lo sucedido.

-Nunca fue mi intención, yo no sabía. - sus ojos se llenaban de lágrimas mientras me seguía diciendo. - que esto pasaría, fue mi tío quien hizo esto.

Me disculpé con él mientras le explicaba como lo había conocido.

Luego de una corta charla de presentación recordamos que había pasado con Odín, él se ofreció a ayudarme y me explicó que todos los vampiros tienen una sensación parecida a la mía, me sorprendió saber que ellos también tienen un campamento de aprendizaje, comenzó la explicación diciéndome.

-Ya sabes que la magia no se aprende en libros y no se puede enseñar más que con práctica, primero debes entender a controlar tu sed, si la podemos llamar así, es cuestión de magia cósmica, debes encontrar tu equilibrio, y para eso debes imaginar a lo que ames más.

Mientras pensaba en que podía ser, André se reía y eso me molestó un poco, de repente gritó.

-Mi dama Nimue.

Inmediatamente volteé la cabeza para ver donde estaba Ana, pero ella no se encontraba en el granero, André soltó una carcajada que me hizo entender que era una broma y me enojé.

- ¿Por qué hiciste eso?

-Porque no te das cuenta, que a quien más amas es a Nimue.

Su afirmación me tomó por sorpresa, intenté negarlo, pero podía sentir como mi cara se llenaba de sangre y mis palabras no tenían sentido, era algo como.

-No, yo no, es que ella, pero eso no.

Entre más trataba de explicar, más se reía André y menos podía ocultar lo que sentía por Ana.

Me comenzó a explicar cómo usar la magia cósmica, pero algo en mí ya sabía todo lo que él intentaba enseñarme, André parecía más sorprendió a cada enseñanza.

Para cuando había llegado la noche André me informó que yo ya sabía todo lo que era usar la magia cósmica y que sólo tenía que controlar mi sed.

-Nicolás, debemos ir a una reunión.

La voz de Ana hizo que André y yo diéramos un salto de miedo. Me apresuré a seguir a Ana y a la mitad del camino me hizo la pregunta que temía.

- ¿Qué te está pasando?

-La verdad es que no lo sé. - contesté con vergüenza. - pero ya puedo controlarlo, André me enseñó cómo.

Ana miró hacia delante y no dijo nada más.

Llegué donde se encontraba el golem con la apariencia de mi madre y los otros miembros, junto a Midas estaba Odín con una armadura vikinga hecha de oro y plata, Midas vio a Ana y le dijo.

-Dama Hécate, señora de la magia le devuelvo el regalo para el padre de todo.




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