La Maldicion de la Bruja Roja

Capitulo 7: Preguntas y Respuestas

Luka asintió ante su petición.

- ¿En qué año estamos? -preguntó seria-. ¿Qué parte de Italia nos encontramos?

-Estamos en el siglo XIX para ser más exactos en el año 1875 -respondió dejando a Jayde perpleja-. Nos encontramos en Turín en el Palazzo de Chiablese que pertenece a la casa Saboya.

- ¿1875? -susurro anonadada-. Ya han pasado casi 400 años -se quedó sin aliento-. Mi familia…

- ¿En qué siglo naciste?

-Soy del siglo XV -respondió aturdida-. Todo lo que un día tuve acaba de esfumarse.

-Si te sirve de consuelo al menos permanece un recuerdo tuyo en este mundo -menciono Luka.

Se acercó a una de las casas viejas y saco el retrato de Jayde, en cuanto lo vio sus ojos se cristalizaron, no podía creer que podía ver de nuevo aquel retrato, tomo lentamente el retrato entre sus manos y lo admiro como la obra de arte que era.

-No lo puedo creer -susurro anonadada-. Sigues aquí.

Ese era aquel retrato que le había hecho una persona muy especial para ella, en el lado inferior izquierdo se encontraba su firma una F. A, no podía recordar quien era esa persona, pero su corazón sentía que latía con fuerza cuando veía aquellas siglas. Era ella se encontraba mirando hacia un campo de girasoles con una sonrisa, ese día el cielo estaba claro y soleado, perfecto para un día de campo del cual no recordaba más que pequeños fragmentos, así como el resto de su memoria, pues solo era capaz de recordar los malos momentos y no en los que había sido feliz.

- ¿Dónde…? -dijo impactada-. ¿Cómo lo conseguiste?

-Una anciana en una tienda de reliquias me dijo que me lo quedará porque lo iba a tirar…

-Me imagino que es la misma que te dio mi espejo -dijo tajante, el retrato lo volvió meter en la caja-. ¿Por qué lo conservaste?

-Me contó tu historia -comentó con tacto-. Que fuiste asesinada injustamente y que nadie encontró tu cuerpo.

-No era tu responsabilidad -dijo confundida.

-Lo es -dijo sonriente-. No quería que el único recuerdo en este mundo se perdiera -se encogió de hombros-. Jamás me imagine que realmente estarías viva.

-No estoy viva -corrigió-. Sigo estando muerta.

- ¿Cómo es eso posible?

-Antes de responder a cualquiera de tus preguntas necesita que me lleves con esa anciana -le ordenó-. Ella tendrá las respuestas que queremos.

- ¿Queremos? -ironizo.

-Estamos en esto niño lindo -dijo seria-. La bruja loca lo dijo, solo tenemos hasta el sexto mes lunar de lo contrario -los señalo a los dos-. Tu y yo estamos condenados, eso quiere decir -miro intrigada a Luka-. ¿Qué día es exactamente este? 

-Hoy es 17 de febrero de 1875 -respondió-. Eso significa que tenemos de a partir de hoy cuatro meses para corregir tus errores -miro confundido a Jayde-. ¿Por dónde empecemos?

Tomo el espejo entre sus manos admirándolo, basto con tocar la rosa hecha de rubí para que desatará un resplandor rojo que inundo todo el ático, teniendo Luka que apartar su mirada. Cuando el resplandor se desvaneció por completo el espejo de plata ya no estaba en las manos de Jayde, en su lugar en su cuello apareció un collar en forma de luna hecho de rubí que adentro parecía tener pequeñas estrellas, y en la punta de la luna colgaba un diamante pequeño en forma de gota. Al ver aquel collar Jayde recordó las palabras que la bruja roja en su lecho de muerte:

“Este rubí será el recuerdo de tu maldición -mencionó-. Incluso si logras salir del espejo, este te perseguirá hasta que cumplas con lo establecido”

-Con que a esto re referías bruja -murmuro, tocando el collar de luna-. Nada mal para recordarme una maldición.

- ¿De que estas hablando? -inquirió Luka, temiendo por la cordura de Jayde.

- ¿Si te digo no te vas a desmayar como hace un rato? -cuestiono, al ver la mirada seria de Luka supo su respuesta-. Bien este collar simboliza mi maldición, son como mis cadenas, pero más bonitas. A donde yo vaya este collar me perseguirá, no me lo podré quitar, aunque yo quiera -se lo enseño-. Esto es lo que me mantiene “viva” por así decirlo, en cuanto este collar se caiga significara que mis cadenas que me atan a este mundo terrenal se habrán roto y seré libre para irme al cielo o al infierno.

- ¿Dónde crees que vayas? -preguntó con curiosidad.

-No me importa a donde sea -contestó sin importancia-. Se que en donde vaya seré bien recibida sea el cielo o el mismo infierno.

Luka ni siquiera sabía que decir ante su comentario, era la primera persona que decía que no le importaba ir al infierno, a cualquiera de esta época le importaba y ella siendo todavía de una época más antigua con pensamientos ambiguos decía aquello.

-Bien niño lindo -mencionó sarcástica-. No pretendes que vaya por las calles vestida así, ¿verdad? -señalo su camisón-. Digo no me importa, pero causaremos mucha problemática.

-No quiero más problemas para mi familia -susurro exasperado.

Se acercó a uno de los viejos armarios donde Faustine guardaba sus vestidos viejos del año pasado, su mamá no dejaba que los conservará porque decía que debía seguir la moda, aunque estuvieran en perfectas condiciones,




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