La Maldicion de la Bruja Roja

Capitulo 15: Traición

Las risas se escuchaban a lo lejos, no sabía de donde provenía o que se debían, solo se encontraba mirando un cuadro de pintura que colgaba en la pared; era una mujer que no tenía rostro, la mitad de su cara se encontraba pintada de negro con un cielo estrellado y una luna resplandeciente y la otra mitad era blanca se encontraba un cielo celeste y un sol esplendoroso. No sabía Luka que podía significar aquella pintura, se acercó más para poder apreciarla cuando observo que la pintura desaparecía enfrente de sus ojos y una nueva escena apareció delante de sus ojos.

Era un banquete eso podía apreciarlo a simplemente vista, las múltiples mesas largas estaban pegadas juntas en forma de cuadrado ocupando la mayor parte del salón, en el centro se encontraban parejas bailando entre ellas al ritmo de la música emitida por la guitarra y la bandola. El resto de la corte que no se encontraba bailando estaban en sus asientos riendo entre ellos y cuchicheando a espaldas de la gente. El salón se encontraba iluminando por un gran candelabro hecho de cristal con múltiples velas para alumbrar todo el salón, por si eso no bastará, había pequeños candelabros hechos de oro sosteniendo dos velas en cada mesa. Por la vestimenta que portaba cada persona de la corte suponía que debía de estar varias épocas atrás de la suya. Algunos hombres solo se preocupaban por beber todo el vino que pudieran hasta perder la conciencia, otros simplemente se dedicaban a degustar aquel sabroso pavo que se encontraban sirvieron los criados.

Al escuchar aquella música que tan movida solo podía intuir Luka que se encontraba en alguna parte de España. Pero estaba totalmente equivocado, enfrente de él en la mesa principal se encontraban tres tronos uno más grande que los otros. El trono más grande y llamativa estaba hecho de oro puro, relucía con los tenues rayos de la luna, estaba acolchonado con terciopelo rojo, en él se encontraba sentada la misma mujer que había visto días atrás en su sueño. Su cabello castaño lo traía recogido en una trenza de lado, portaba una corona digna de una reina, sus ojos eran de un hermoso azul zafiro, su sonrisa era la más calurosa, bebía y reía junto con los que debían de ser sus consejeros o ministros, alzaba su copa de oro en su honor y luego se bebía todo su contenido, sin duda era la madre de Jayde: Leonor I de Navarra, su belleza era solo comparable o incluso que superior que su hija.

Entonces la vio, se encontraba a un lado de su padre, a lado de ella se encontraba las que debían de ser sus damas de compañía que reía y susurraban entre ellas a escondidas, su corazón pareció detenerse al verla de aquella forma tan radiante y alegre. Había heredado el cabello rubio de su padre, pero los ojos eran sin duda los de su madre y su sonrisa igual. Por primera vez su cabello se encontraba suelto, portaba una tiara hecha de rubí que combinaba con su vestido guindo hecho de terciopelo, el escote era en forma de corazón con encaje negro y colgaban dos cuencas de perlas, las mangas eran largas y holgadas, el puño estaba rodeado de bordado de oro. Había un estampado de color guindo con flores doradas en parte central del vestido que iba desde su escote hasta el final de la falda.

Quedo impregnado por su belleza, pudo notar que aquella época fue la más feliz para Jayde y entendía ahora su deseo de querer solucionar todo lo antes posible. Las damas hacían una bola entre ellas que era muy difícil poder ver a Jayde, entonces sonó una nueva canción que emociono a las cuatro damas de compañía de Jayde y juntas al igual que la mayoría que se encontraba sentado se adentraron a la pista, siendo incapaz Luka de poder ver donde se encontraba Jayde, pudo observar que un vestido guindo se dirigía hacia la puerta. Aquello confundió a Luka así que decidió seguirla, Jayde caminaba apurada y voltea varias veces nerviosa detrás de ella para verificar que nadie la siguiera, podía notar en su rostro lo preocupada que estaba.

Se dirigió a la salida trasera del patio a lo lejos se podía escuchar la música y la risa de la gente, no habían notado su ausencia, lo cual pudo reflejar un alivio en el rostro de Jayde, entonces salió corriendo hacia los brazos de alguien más siendo levantada en el aire para después bajarla delicadamente. Por alguna extraña razón Luka no podía ver aquel rostro, por más que trataba su rostro era borroso, Jayde observó en ambas direcciones asegurándose de que estaban solos y entonces le dio un beso en los labios que impacto a Lukas. No se esperaba aquella acción por parte de ella, pero en aquel momento, tenía en su rostro una pasión que desbordaba, sea cual sea esa persona debió de estar enamorada.

Se separaron y estuvieron unos minutos platicando, después Jayde tuvo que volver a regresar al interior del palacio, se coló a hurtadillas adentro sin que nadie la viera, pero para en seco cuando observo que los sirvientes formados en una fila sosteniendo bandejas de plata con numerosos postres comenzaban a entrar al salón. Jayde se quedó escondida en el umbral de la puerta esperando pacientemente que entraran todos, pero en eso, una de las doncellas se quedó hasta el último diciendo que tenía que regresar por un platillo que se le había olvidado, el resto del servicio no sospecho y siguieron su camino. La doncella dejo la bandeja en una mesa, observo en todas direcciones que no hubiera nadie que pudiera verla, Jayde se alcanzó a esconder bien evitando ser vista por ella, se volvió asomar observando que aquella doncella vertía un polvo blanco en una bebida y después volvió a entrar al salón.

Jayde se tapó la boca sorprendida reprimiendo un sollozo, se llevó una mano al pecho y trato de contener las lágrimas que amenazaban con salir, se tuvo que apoyar de la pared no caerse.




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