Luka no tardo en quedarse dormido, esperaba que cuando despertará los efectos del brandy le hubieran bajado, por mientras ella tendría que hacer todo el trabajo. Miro con furia a este que se encontraba plácidamente durmiendo mientas ella tendría que lidiar con un posible asesinato y una Dilma que no era de mucha ayuda. Flaviana apareció sentada mirando con curiosidad a Luka, meneo la cabeza con desaprobación.
- ¿Quién diría que serías un borracho empedernido? -se lamentó-. Pensé que eras diferente.
-Es hombre cariño -comentó enojada-. Todos son así, no te ilusiones con ninguno, al final te decepcionan de una u otra manera.
Flaviana la miro con preocupación.
- ¿Y ahora que vamos hacer?
-Seguir con lo que tengo en mente -respondió obvia-. ¿Escuchaste su conversación?
-Mi madre hablo con ellos en su estudio, les exigió una explicación a los dos y entre ellos se estuvieron cubrieron -le reporto-. Le echo la culpa a Luka diciendo que era un borracho y que no había dejado de coquetear con ella porque estaba frustrado por su prometida. Mi padrastro la respaldó diciendo que lo había visto intentando besarla a la fuerza y que por eso estuvo a punto de golpearlo.
-Me imagino que tu madre les creyó por completo -supuso Jayde-.
-Digamos que no le causaste una buena impresión -comentó-. Cree que eres una loca consentida. No dudo ni siquiera de su historia.
- Y eso se debe a ti -le reprocho-. ¿No pudimos encontrarnos en cualquier habitación?
-No lo pensé -se disculpó-. Lo siento.
Jayde inhala y exhalo profundamente tratando de tranquilizarse y pensar en su siguiente movimiento.
- ¿Pelearon después?
Flaviana sonrió victoriosa.
-Tuvieron una discusión acalorada -informo satisfecha-. Humberto le dijo si siempre iba a ser de golfa con cualquiera que se le cruzará en el camino, Erika se soltó a llorar rogándole que no lo abandonara, que había estado bajo los efectos del alcohol y que se había dejado llevar, que no había pensado -comenzó aburrirse-. Estuvieron así un buen rato hasta que la pecosa lo convenció de perdonarla.
-Hubieras empezado por ahí -reprochó-. Ahora le pediré un favor a una amiga para ayudarnos en nuestra siguiente jugada.
Salió de su habitación para irse a la de Scarlett, toco insistentemente varias veces su puerta hasta que ella la abrió de mala gana.
- ¿Qué se te ofrece Jayde? -dijo fastidiada-. ¿Ahora a que otra madre con una hija muerta iremos a molestar?
-Por el momento esa era la única que conocía -respondió con sarcasmo-. ¿No me vas a invitar a pasar?
No espero a que respondiera Scarlett, se metió por debajo de su mano que sostenía la puerta, adentrándose hacia el interior de su habitación, sin esperar su permiso.
-Claro pasa -dijo sarcástica-. Es como tu casa.
Scarlett cerró la puerta tras su paso, cuando se volteó encontró a Jayde sentada sobre su cama mirándola con curiosidad.
- ¿Ya te preparabas para dormir? -preguntó, al verla con su cabello suelto y una bata de seda roja-. Todavía no es tan noche, dudo que sean las ocho.
-Esperaba poder leer un libro antes de dormirme -contestó de mala gana-. Bueno eso era antes de que llegaras.
-Te tengo una propuesta más interesante que leer un simple libro -comenzó hablar, Scarlett enmarcó una ceja-. ¿Qué tal si evitamos un homicidio?
-Claro te ayudo -dijo inmediatamente, Jayde la miro sorprendida pues esperaba tener que decir un discurso largo para convencerla, Scarlett abrió la puerta y le señalo la salida-. Puedes irte antes de que piense sacarte en una bolsa de este lugar.
-Por más interesante que me suene tu idea temo que tendré que rechazarla -dijo sarcástica, se puso seria-. Enserio necesito tu ayuda en esto, Luka no podrá ayudarme -se quedó pensativa-. Digamos que se encuentra indispuesto.
Scarlett volvió a cerrar la puerta y se cruzó de brazos mirándola como si fuera la culpable, aunque solo lo era en una parte, él tenía la culpa por no obedecerla y en cambio tomar sabiendo que es un mal bebedor.
- ¿Qué le hiciste al pobre de Luka?
-Se sintió mal nada importante -le restó relevancia-. Pero esto sí que es importante.
Scarlett la miro dudosa, no había razones por las cuales debía de confiar en Jayde, así como tampoco para desconfiar, si le estaba pidiendo ayuda era porque es importante, pero tampoco estaba obligada ayudarla, de lo que sabía a Scarlett solo la habían contratado para fingir ser su dama de compañía y ayudarla con su mentira, a cambio de devolverle su herencia.
Esta vez solo los ayudaba a ir a Vercelli porque también quería ir a ver sus tíos para discutir un asunto, así que su viaje la beneficiaba, pero en ese momento no le debía nada. Se debatió mentalmente sobre si debía ayudarla o no, al final tomo una decisión.
-De acuerdo te voy ayudar -accedió convencida-. ¿Qué quieres que haga?
Jayde se marchó de su habitación para dejarla cambiarse, una vez que salió lista le susurro al oído lo que tenía que hacer, sin poder creer Scarlett que había accedido aquella locura.
- ¿Cómo sabes eso? -inquirió insegura-. Digo puede estar engañándote ¿Y si no la envenena? Tal vez se trata de todo un malentendido y tú vas a provocar un gran problema.
-Mi fuente es confiable -le aseguro-. Ese señor no solo mato a su hijastra porque no quiso tener sexo con ella, sino que ahora quiere quedarse con las propiedades de su madre, junto con su amante.
- ¿Te van a pagar o algo? -preguntó sorprendida-. No creo que hagas esto por ser una buena samaritana.
Jayde le lanzo una mirada llena de irritación.
-A cambio me va a dar información útil para mi investigación -respondió seria-. No preguntes de que se trata porque no pienso decirte.
-No pensaba hacerlo -le aclaro-. Entonces solo me tengo que acercar al padrastro y ponerle un poco de lo que tienes ahí -señalo el pequeño frasco de vidrio que había sacado de su bolsillo y se lo había tendido-. En un té y dárselo a beber, una vez que lo haya bebido lo llevo a mi habitación y entablo una conversación con él ¿estoy en lo correcto? -Jayde asintió-. Bien, pero dime ¿Qué contiene esto?