La Maldicion de la Bruja Roja

Capitulo 33: Guardianes del Infierno

Sintió como su respiración se agitaba cada vez más y más que corría, había sido una mala idea llevar un vestido algo esponjado, tuvo que recogerlo hasta la altura de sus rodillas para poder correr. Si supiera a donde se dirigían sería más fácil ya que podría llevarlas hasta ahí sin problemas, pero en aquel momento se encontraba corriendo en el lodo tratando de alcanzar aquella endemoniada brújula. Miro a Sora, ella se notaba mejor, no parecía cansada o agotada como cualquier otra persona. Habían rodeado la granja lo cual le pareció bueno porque no quería encontrarse con esas cosas de nuevo. Sentía su corazón latir con fuerza, hace muchos siglos que no estiraba sus piernas como ahora, ni estando viva tuvo que correr tanto. Pudo ver que se estaban acercando hacia los arrozales, la maldita brújula no pensaba rodearla, miro hacia atrás observando como la hacienda comenzaba a perderse de su vista, no le gustaba la idea de dejar solo a Luka, pero tampoco le gustaba dejar libre a esos edimmus.

-Tendremos que atravesarla -sentenció Sora, por el tono de su voz se notaba que tampoco le gustaba la idea, pero no pensaba retroceder.

Pasaron sobre el arrozal sintiendo como sus botas se empapaban junto con su vestido al pasar por los charcos de agua en el que se encontraban, por suerte había un camino libre entre el arrozal para no aplastar el cultivo del arroz. No creía que la situación pudiera empeorar, pero se equivocaba, observó como unos cuervos infernales acercarse velozmente hacia ellas con sus garras afiladas apuntando hacia ellas.

- ¡Abajo! -grito Jayde.

Sora miro hacia atrás dándose cuenta de la presencia de esas criaturas, eran al menos seis de esas cosas, su aspecto era completamente diferente a lo normal parecían muertos. Una de sus alas estaban quebradas pues podía notar su huesos, pero aun así podían volar, una de sus patas era hueso puso sino su pico estaba medio roto, pero sus ojos eran de un color escarlata. Eso solo podía significar una cosa: habían sido revividos. Se tiraron las dos al suelo sin importar mojarse, los cuervos pasaron volando sin poder rasguñarlas. Pudo notar un aroma de nigromancia en ellos, por la cara de Sora, ella también lo notó. Alguien trataba de evitar que se acercarán hacia aquella fuente, observaron como la brújula se adentraba hacia el bosque perdiéndose entre los árboles. Ayudo a Sora a pararse y volvieron a correr, pero ahora con más fuerza.

- ¿Qué son esas cosas? -preguntó Sora agitada.

-Hay dos opciones: la primera es que alguien los invoco desde la muerte para matarnos -supuso Jayde, corriendo agotada-. La segunda que son los guardianes de aquella fuente, cual sea de las opciones intentarán matarnos.

-Dentro del bosque podremos perderlos.

Justo antes de llegar al bosque volvieron la manada de cuervos acercarse a ellas con sus garras afiladas, tuvieron que lanzarse hacia el suelo para esquivarlos, por lastima no cayeron sobre agua sino sobre lodo lo que hizo enfurecer a Jayde ya que el vestido era nuevo. Se paro furiosa del suelo, invoco sus kindjal reluciendo como dos antorchas ardientes entre la oscuridad del bosque.

- ¡Vengan aquí malditos! -bramó furiosa-. Vengan para que los envié de vuelta al infierno.

Estaba a punto de atacarlos cuando venían de regreso cuando Sora la tomo de la mano y la obligo a correr perdiéndose entre los bosques.

- ¿Por qué hiciste eso? -le reclamo, siguiendo su paso-. Pude haberlos matado, ¡solo mírame! -señalando su vestido cubierto de barro-. ¡Se atrevieron a meterse con el vestido de una dama! Es imperdonable.

-No tenemos tiempo -replico Sora, señalo hasta el fondo del bosque donde se veía apenas una luz roja visible-. Por ahí está la brújula, no podemos perderla.

Siguieron corriendo sintiendo como el lodo comenzaba a endurecerse en su vestido, se tuvo que quitar los restos que había en su cara, tendría que bañarse regresando y la idea ante la posibilidad de volver a ser ahogada no le fascinaba Llegaron hasta un rio que se encontraba en lo profundo del bosque, la brújula se encontraba posaba sobre la tapa de madera de un pozo que estaba unos metros del rio, lo cual resultaba raro, miro a Sora quien también miraba extrañada aquel pozo.

- ¿Por qué construirían un pozo estando cerca un rio? -preguntó Jayde confusa.

- Creo que no querían conseguir agua sino algo más -murmuro seria-. ¿Qué brujas radican aquí? ¿Lo sabes?

-El clan rojo -respondió seria-. Ellas no pudieron haber sido, su clan practica magia blanca, excavar pozos demoniacos no es lo suyo.

-Pero esta región les pertenece a ellas -sentenció Sora-. Ninguna otra bruja podría meterse a su zona sin que ellas lo supieran.

- ¿Por qué piensas que fue una bruja que excavo esto? -cuestiono-. Bien podría haber sido otra cosa.

-Si estas suponiendo que mi gente pudo haber sido -le advirtió-. Golpeare tu linda cara blanca.

-No pensaba eso -repuso pensativa-. Un terrenal no pudo haber sido, necesitarías tener una buena conexión con la magia oscura como para saber que debajo de este suelo se encuentra reservas de energía demoniaca.

-Ínferos -comentó Sora, llamando su atención-. Se le llaman así a las reservas de energía demoniaca que quedaron después de la Guerra Sagrada.

-Gracias por el dato -ironizo Jayde-. Las druidas, aunque quisieran no podría porque su magia es pura, los guardianes tampoco, ellos no pueden utilizar ese tipo de magia. Nuestra única opción son las brujas, seguramente a Evanora se le escapo una bruja de otro clan o…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.