La Maldicion de la Bruja Roja

Capitulo 34: El Sello de Malek

Jayde agarro con fuerza sus kindjal dispuesta a atacarlos cuando los tres sabuesos se pararon en seco, comenzaron a rodearla mientras la olían, se habían dado cuenta que no era una humana, lo cual podría resultar beneficioso para ella.

-Melínoe no te metas en esto -habló en su mente-. Esto no es asunto tuyo, desiste sino quieres morir otra vez.

Se quedo sorprendida al saber que podía escucharlos hablar en su mente, solo había escuchado poco acerca de los Hellhound en varios mitos, pero nunca había leído que podían comunicarse mentalmente, podría deberse a que son los portadores de la muerte, según los mitos su objetivo es llevarse el alma de aquellos que hicieron un pacto con el diablo, ella no había ningún pacto, pero si estaba muerta, supuso que podían comunicarse con los muertos.

- ¿Qué tal si me niego? -dijo desafiante-. Ya pudieron oler mi aroma, no estoy viva ni tampoco muerta, soy una melínoe, una princesa del limbo. Si me atacan mi señora estará enojada, no creo que el Infierno quiera hacer enfurecer al Limbo.

- ¿Crees que nuestro señor le teme a tu señora? -hablo una voz femenina gruesa.

-Creo que ningún quiere causarle problemas a sus respectivos señores -repuso convencida-. No es por fanfarronear, pero después de todo el Infierno necesita al Limbo para existir, sin nosotros no son nada.

Uno de ellos se acercó lo suficientemente cerca para lanzarle una mordida al tobillo enseñando sus filosos dientes, pero se detuvo antes de poder atacarla, estaban tratando de intimidarla. Jayde ni siquiera pestañeo ante su sorprendido ataque. Eso significaba que había logrado lo que quería; hacerlos enojar, si los entretenía más tiempo lograría que Sora completará el sello y ellos tendrían que ser obligados a volver a Infierno al fracasar con su tarea.

 -No queremos usar la fuerza, pero observamos que no habrá otra manera para proceder -hablo otra voz, esta sonaba menos intimidante y más razonable-. Se nos ha dado una orden y tenemos que cumplirla.

-Es cierto que es una melínoe -hablo la voz femenina-. Tenemos prohibido llevarnos su alma, pero eso no significa que no podemos dañarla -los tres se rieron divertidos-. Podrá ser una melínoe, pero no tiene poder en el Limbo, está atada a un humano, que asqueroso.

Los dos se lanzaron en contra de ella en un parpadeo que a Jayde le costó poder esquivarlos al mismo tiempo, observo que el tercero se había acercado a Sora y trataba de golpear el campo de fuerza que protegía a Sora. Le lanzo uno de sus kindjal intentado ahuyentarlo o herirlo, lamentablemente fue demasiado rápido que lo único que logro fue hacerlo enojar, este apareció en el aire intentando arañarla con una de sus garras, Jayde más ágil pudo doblar su espalda hacia atrás esquivando su ataque, extendió su mano libre hacia su kindjal, este resplandeció siendo atraído a su mano justo a tiempo para reincorporarse y soltar un golpe a uno de los sabuesos, al mismo tiempo que con su otra mano libre soltaba una estocada a otro sabueso para alejarlo de ella.

Supuso que si el tercero no la había atacado es porque estaba con Sora, no podía mirar para confirmarlo porque solo bastaba que se distrajera un segundo para ser mordida por los dos sabuesos, solo le quedaba esperar a que Sora resistiera para ayudarla o acabará con el sello de Malek. Los sabuesos empezaron a correr en círculos rodeando a Jayde, esta tuvo que detenerse a escuchar sus pasos para saber dónde atacarían, lo que no esperaba que la tercera se uniera a ellos, le lanzo una patada en la espalda de Jayde haciéndola caer rotundamente al suelo, retorciéndose del dolor, de haber sido una terrenal le hubiera roto la espalda con tal fuerza de magnitud. La tercera se lanzó hacia ella, pero Jayde se dio la vuelta justo a tiempo para encararla, le lanzo una patada al mismo tiempo en que ella se lanzaba contra ella, logrando patearla hacia atrás haciendo que se estrellará contra un árbol y se partiera en dos, a veces se olvidaba de su fuerza.

Se dio cuenta que estaba peleando como una terrenal y no como una melínoe, así que se preparó para pelear como una. Otro sabueso se lanzó hacia ella, le dio una estocada con kindjal, mientras que al otro lo pateo alejándolo. Ellos eran más veloces y resistentes, pero ella también lo era. Corrió hacia el segundo sabueso, lo tomo del cuello y estaba a punto de encajarle su kindjal cuando el primero la mordió del tobillo sintiendo como encajaba sus ardientes dientes sobre su piel haciéndola gritar del dolor.

- ¿Jayde estas bien? -preguntó Sora asustada.

- ¡No mires carajo! -exclamo severa-. ¡Haz ese maldito sello!

La comenzó arrastrar hacia el interior del bosque intentando deshacerse de ella, Jayde pateó fuertemente su hocico, pero al ver que no cedía le encajo uno de sus kindjal sobre su frente. Le dio lástima porque era el que mejor le caía, pero fue la única manera en que la logró soltar, observó su tobillo se había tornado a un negro y estaba ensangrentado, se sintió como si la estuvieran quemando viva. Intentó pararse, pero le dio al momento de querer pararse, por lo que iba a tener que cojear. Los otros dos sabuesos al ver a su compañero yacido muerto a un lado de ella, se enfurecieron, dejaron de rematar contra Sora y se lanzaron contra Jayde. Utilizo su poder para desaparecer de donde estaba y darles la espalda, al parecer ellos también lo supusieron porque al momento de esta reaparecer, los dos sabuesos se lanzaron contra ella, utilizo su kindjal para protegerse, el segundo pudo esquivarlo, pero alcanzo a rasguñar su brazo derecho, por otro lado, arremató contra la tercera logrando herirla.




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