La Maldicion de la Bruja Roja

Capitulo 40: Reencuentro Familiar

Jayde trató de tranquilizarse, múltiples veces había salido rodeada de toda la corte, podría manejarlo, estaba acostumbrada a las multitudes, pero eso fue antes de pasar encerrada casi cuatrocientos años sola en un espejo sin la compañía de nadie. Mantuvo su mentón en alto, inhalo y respiro hondo, mentalizándose en que podría lograrlo.

-Iré hablar con ella -menciono Luka-. No salgan hasta que se los indique, haré que los retiré, pondré la excusa que estar en horas en carretera te puso mareada y no te sientes bien -asintió-. Solo espero que madre entre en razón.

El carruaje se detuvo en la entrada del palacio donde una pequeña multitud de personas la esperaban. Entre ellas pudo deslumbrar Jayde que los sirvientes se encontraban en dos filas paralelas hacia la entrada del palacio. Detrás de ellos había varias personas sosteniendo trompetas que tocaron al ver el carruaje, en una fila horizontal se encontraban la nobleza de Turín; ancianas con costosas joyas y vestidos de refinada tela, mujeres tratando de mirar el interior del carruaje solo para evaluar que tan bella era y fingir amabilidad con ella cuando derrochaban veneno a sus espaldas, sus esposos a su lado con pose firme tratando de verde intimidantes, niños quietos escondidos en las faldas de sus madres.

Era como volver a la corte nuevamente. Luka se bajó del carruaje en cuanto el cochero le abrió la puerta, al momento de verlo bajar todas las personas le hicieron una reverencia menos tres personas: la mujer a la que se aproximaba debía de ser su madre, por la forma en que sonreía y trataba de mirar curiosa al interior, estaba ansiosa por verla, seguramente porque pensaba que iba a cancelar el compromiso, a su lado un hombre que sonreía cortésmente, pero que por dentro se moría por terminar con todo eso, dedujo que debía ser su padre.

Su madre era de rasgos delicados, era parecida a Luka a excepción de los ojos verdes esmeraldas, eso lo había heredado de su padre, su cabello castaño miel lo tenía perfectamente recogido en un moño alto, su tez era blanca, sus ojos eran de un bello color caramelo, debía de tener la misma estatura que ella. Su postura es refinada, su sola presencia irradiaba elegancia. Su padre debía de medir lo mismo que Luka, su cabello era castaño y sus ojos de un extraordinario esmeralda, era guapo debía admitirlo y su mandíbula marcada lo hacía destacar. Sus padres se mantenían en forma a pesar de su edad lo cual la sorprendió.

A lado de ellos había una joven que estaba inmersa lo que sucedía a su alrededor, no debía de impórtale, podría ver su parecido a Luka, solo que su cabello castaño era de tono miel, su tez blanca casi era pálida, a simple vista podía notar que era más alta que ella, debía de medir unos 1.72 metros. Cuando alzo su mirada hacia ella Jayde se quedó congelada, pensó que había dejado en Vercelli los fantasmas de su pasado, pero se había equivocado, apenas era el comienzo. Delante de ella estaba su mejor amiga Roxana en otra vida ahora como la hermana de Luka, el destino quería jugarle una mal broma, los recuerdos azotaron su mente en una gran ráfaga que le provoco migraña. Era ella solo que ahora con un flequillo y unos ojos esmeraldas brillantes antes su cabello era negro con unos hermosos ojos grises que le recordaban a las nubes. Se hubiera quedado sumergida en sus pensamientos sino fuera por Scarlett que la agito bruscamente para hacerla entrar en razón.

-Nos están esperando -le indico-. Hace unos minutos nos indicó que bajáramos.

Jayde asintió desorientada. Scarlett le indico al cochero que abriera la puerta, puso bajo sus pies un escalón de madera para ayudarlas bajar, respiro hondo, cubrió su miedo en una cara de frialdad y encantó, observó que Scarlett optó la misma mirada, fue la primera en bajar alisando su vestido rosa pálido, de escote cuadrado con un moño grande en el centro, las mangas semi largas eran holgadas con varios holanes, la falda esponjada tenía varios moños a su alrededor como adorno. En su cuello se amarró un moño de encaje y su cabello tenía otro moño blanco en forma de flor en el que colgaban listones rosas. Se bajo con elegancia del carruaje dejando a los nobles deslumbrados, se hizo un lado dejándola pasar, se bajó con seguridad del carruaje sin perder su elegancia. Observó que todas las miradas se centraron en ella, quedando perplejos, incluso la hermana de Luka levantó la mirada para verla, Jayde enseguida desvió su mirada.

Al bajar del carruaje Scarlett le hizo una reverencia, eso hizo que todos reaccionaran y le hicieran una reverencia, incluso la familia de Luka le hizo una leve inclinación con la cabeza, la cual les correspondió, se sentía como en Navarra. Se acercó hacia los padres de Luka, podía oír susurrar a los nobles alabar su belleza y la de su dama, eso hacía que su ego aumentará. Al estar enfrente de ellos les hizo una reverencia, lo cual la madre de Luka se negó.

-Camelia por favor querida -dijo amablemente-. Tenemos el mismo rango, no es necesario.

-Ustedes son los padres de mi futuro esposo -repuso cordialmente-. Merecen mi absoluto respeto -hizo una leve inclinación-. Princesa Amalia, príncipe Fernando es un placer al fin conocerlos -señalo a Scarlett-. Ella es mi dama de compañía lady Scarlett Jülich, hija del duque de Jülich.

-La dominación de nuestro idioma es impresionante -admiró Amalia.

-Lady Scarlett paso la mayor parte de su juventud en su país para aprender de su cultura y perfeccionar su idioma -explico Jayde-. Para cuando fuera mi momento de llegar me explicará todo lo relacionado a su cultura y no causar ninguna molestia a sus altezas. Mi padre el príncipe Guillermo quería que estuviera preparada, espero que no se ofendan sus altezas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.