La Maldicion de la Bruja Roja

Capitulo 45: Bruja Blanca

Enfrente del carruaje los estaba esperando en silencio Amadeo y Scarlett sin saber que hablar, en su defensa él era arrogante y demasiado encantador para ella, detestaba ese tipo de personas, que creía que con solo una sonrisa podían conquistar a una chica. En toda la plática había sido cortante, solo le sonría fingiendo interés sobre las historias que contaba. Cuando se dieron cuenta que no iba a funcionar entre ellos salieron a buscar a Jayde y Luka, no pudo detenerlo porque tampoco sabía cómo entretenerlo, no era buena con las palabras, no los hallaron y Amadeo se preocupó inmediatamente, al menos era un punto favor para él, no era tan tonto como pensaba. Estaba a punto de salir al caballo tras Luka cuando los observaron de lejos platicando entre ellos, se preguntaba cómo alguien como Jayde podía platicar tan cálidamente con Luka. Amadeo se acercó a ellos preocupados.

- ¿Dónde estaban? -les preguntó-. Se supone que era un paseo en el jardín.

-Tranquilo -le calmo-. Quise enseñarle un poco de la ciudad, iba conmigo, así que todo está bien.

-El que me preocupaba eres tú -le confirmo-. Se muy bien que la chica puede defenderse por sí sola -Scarlett no pudo evitar reír, Jayde sonrió orgullosa-. Las chicas malhumoradas siempre golpean fuerte.

Su sonrisa se desvaneció por completo.

- ¿Experiencia propia? -contrataco.

Amadeo prefirió callarse lo que hizo que Scarlett se riera, teniendo que cubrirse su boca para disimular su risa. Se subieron los cuatros en el carruaje, Luka y Amadeo platicaban sobre cosas triviales, Jayde se inclinó en el oído de esta para susurrarle.

-Savona -mencionó-. Tenemos que ir ahí, nos vemos en el ático.

Al llegar Jayde pensó que iba a estar ellos tres solos y que Amadeo se iría a su residencia, estaba equivocada, no solo eso, sino que tendrían más compañía que les dificultaría hablar. En la sala pasando del recibidor se encontraban tomando el té, Faustine quien al momento verla hizo una mueca de disgusto, se inclinó susurrándole algo a su acompañante que le pareció gracioso y se rio tratando de disimularlo. La joven era de su misma edad, su cabello castaño caoba lo tenía amarrado en un moño alto despeinado, su tez era blanquecina, sus ojos verdes oliva se posaron sobre su rostro, le sonrió dulcemente, se paró de su asiento y les hizo una reverencia general a todos. Al momento de pararse se dio cuenta que la joven era apenas unos centímetros más alta que Scarlett, debía medir unos 1.57 metros, eso la hacía ver una muñequita de porcelana linda. Su rostro era en forma ovalado y sus facciones eran muy pronunciadas, eso la hacía verse hermosa.

-Buenos días altezas -les saludo, su mirada se ilumino al ver a Amadeo-. Mi lord que gusto es verlo.

-El placer es mío Rosella -dijo cordial-. Estas son su alteza la princesa Camelia y lady Scarlett.

-Ella prefiere que la llamen Jayde, por uno de sus otros nombres -menciono Faustine-. Su dama es hija del duque de Jülich -señalo a su compañera-. Ella es mi dama de compañía Rosella de Ventimiglia, hija del marqués de Irache.

-Es un placer conocerlas -comentó cortés-. Espero que podamos llevarnos bien y llegar a conocernos mejor.

-Por supuesto -exclamo encantada-. Pero por ahora mi dama y yo preferimos retirarnos a mis aposentos.

-Pero ¿Por qué? -cuestiono Faustine-. Vengan sentaros a lado mío.

-En otro momento -repuso Jayde.

-Mi alteza prefiere ir al salón de música para despejar su mente -informó Scarlett-. Tal vez en otro momento sería perfecto.

-Pero la princesa de Italia, su futura cuñada la está invitando -replico Rosella-. No puede negarse…

-Y la princesa de Baviera dijo que en otro momento -contrapuso Scarlett-. Quiere sentirse en casa, a esta hora la princesa suele tocar el piano para relajarse.

Rosella le sonrió falsamente intentando ocultar su irritación, Faustine les sonrió amablemente, mientras que Amadeo y Luka se quedaron atrapados en su guerra de miradas sin saber que hacer, por suerte Faustine rompió el silencio.

- ¡Por supuesto! -exclamo comprensiva-. Me imagino que debe de estar extrañar su hogar y la música puede ser muy reconfortante.

 -Gracias Faustine por tu comprensión -repuso Jayde-. Si nos disculpan nos vamos -miro a Luka-. Querido te recuerdo que me dijiste que me ibas a mostrar una de tus habilidades en la música.

-La alcanzó en un momento Jayde -comentó Luka.

Scarlett les hizo una reverencias a los príncipes antes de irse, al ser hija de un duque no era necesario tener que hacerlo a Amadeo y la dama de la princesa. Se marchó siguiendo a Jayde por detrás, se alejaron caminando rápidamente para poder hablar de ellas.

-Son unas perras -susurro Jayde-. Deberemos de cuidarnos de ellas, nos complicarán nuestros planes.

- ¿Cómo prefiere tratar con ellas? -preguntó Scarlett-. ¿Directa o hipócrita?

Jayde la miro pensativa.

-Por ahora tendremos que ser hipócritas -respondió con desdén-. Ya después podremos tratarlas como queramos. Tú te encargas de su irritante dama y yo de la hermana de Luka, no tiene que enterarse de esto, es hombre, no lo entendería.




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