La Maldicion de la Bruja Roja

Capitulo 54: Traiciones

Dejaron que Matteo regresara por sí solo, pero antes de irse Dilara los detuvo preguntando por este, claramente tuvieron que mentirle, Jayde en cambio le prometió que volvería a verlo mañana si ella a cambio le daba una botella de vodka, Dilara ni siquiera lo dudo. En el resto del camino Jayde se la paso tomando el vodka enfrente de Luka para molestarlo, se sorprendía las maneras que podía hallar para salir con la suya. Una vez que llegaron Catalina los recibió ansiosa, estas dos se quedaron platicando con ella mientras este iba a buscar a su amigo. Jayde le conto a Catalina todo lo que habían averiguado, prometiéndole que mañana al anochecer Osvaldo se encontraría mejor, sabía que no tenía que hacerlo, pero tenía que darle esperanzas, le debía eso a Lucia.

La cara de agradecimiento de esta no tuvo precio, las abrazo y lloro de felicidad sobre sus hombros, se disculpó para poder ver su hijo pensando que solo tendría que aguantar una noche más de tormento. Al momento de irse Scarlett la miro malo, sabia tanto como ella que no podía prometer nada, pero no pudo evitarlo.

- ¿Tienes ese elixir que dices? -le preguntó-. Para no sentir más.

-Tengo que prepararlo esta noche -respondió-. Para mañana estará listo, sobre lo que acaba de suceder…

Antes de que pudiera reprochárselo salió corriendo de la sala y se dirigió hacia su habitación. Se apoyo contra la pared cerrando sus ojos, respiro tranquilamente, solo tenía que soportar esa noche y luego podría dormir tranquila. El vodka no la emborrachaba, pero le ayudaba a adormecer el dolor, se quitó el vestido y lo remplazo con un camisón. Estaba a punto de acostarse cuando escucho que tocaban la puerta, la abrió observando ante ella a Luka.

- Es noche -menciono-. ¿Qué haces aquí?

-Vengo a cuidarte de tus malos sueños -respondió amable, frunció el ceño-. Se que no te gusta la idea, pero no me importa. Me necesitas, aunque no quieras aceptarlo.

Jayde suspiro cansada, abrió totalmente la puerta dejándolo pasar, tenía razón, no quería pasar esa noche sola. Luka traía consigo una almohada y una cobija dispuesto a dormirse en el piso cuando esta lo paro.

-No vas a dormir en el piso -le indico-. Puedes dormir a mi lado…si quieres.

Luka sintió sus mejillas enrojecer.

-Pero…no podemos -tartamudeo, esta desvió su mirada-. Tu reputación…

-Ya te dije que no tengo reputación que cuidar -le recalcó-. Todos creen que somos esposos, no lo verán extraño. Solo lo sabremos tu y yo -lo miro irritada al ver su resistencia-. No me hagas rogarte Luka y acuéstate.

Dejo de resistirse y se acostó a lado de Jayde, los dos se quedaron callados mirando el techo sin saber que decir. No supo cuánto tiempo le demoro dormirse, Jayde se había cubierto su cuerpo con una sábana que compartía con Luka, no sabía porque se sentía nerviosa, nunca había dormido con un hombre a su lado, permanecieron callados hasta caer en los brazos de Morfeo.

Se encontraba dando un paseo por los jardines reales con Roxana a su lado cuando llego una enfurecida Lucia que la tomo bruscamente de la mano y la arrastro hacia el interior de su habitación, Jayde la miro extraña, le pidió que le explicara lo que pasaba, pero esta no dijo nada hasta que llegaron. Al voltearse para encararla le dio una bofeteada que dejo marcaba su mejilla, Jayde se encontraba anonadada, no sabía cómo reaccionar.

- ¿Como pudiste? -le gritó-. ¡Yo confié en ti! ¡Y tú me traicionaste!

-No sé de qué hablas Lu… -dijo aturdida.

-No me vuelvas a decir así -le acortó-. Solo mis amigos me pueden decir así.

- ¿En qué te traicione? -inquirió confundida.

-Sabía que lo harías -refunfuño-. Pero quería creer que dentro de ese corazón tan podrido que tienes podía ver una pizca de bondad… me equivoque -soltó una risa rota-. Quería creer que eras esa niña que fue mi mejor amiga de la infancia, que era mi sol -comenzó a llorar-. ¡Que idiota fui!

Jayde se encontraba tan confundida que ni siquiera era capaz de formular una sola palabra, un golpe había dolido menos, ver como Lucia lloraba delante de ella y la miraba decepcionada y desilusionada le rompía el corazón.

-Por favor explícame -le pidió-. No entiendo lo que dices.

- ¿No lo sabes? -dijo dolida-. Ni siquiera para eso te dignaste, ¡eres increíble! No sé porque confié en ti.

-No sé qué hice Lucia…

-No quieras hacerte conmigo la inocente -repuso tajante-. Porque sé que fuiste tú -sus ojos destilaban odio-. No se cuán lejos debes de llegar para querer la aprobación de tu madre -la miro con repugnancia-. Cuan bajo que puedes recaer, lamentó decírtelo Jayde, pero no importa lo que hagas tu madre nunca va a quererte como quieres que lo haga. Para ella no eres más que una decepción.

Sintió que se quedó sin aire como si la hubiera golpeado, sin darse cuenta sus ojos se cristalizaron, la había apuñalado en el corazón.

-Sigues diciéndome cosas tan horribles -dijo dolida-. Sin decirme cual fue mi pecado.

- ¿Sabes cuál fue tu pecado? -dijo con voz sombría-. ¡Pues averígualo tu misma!




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