La Maldicion de la Bruja Roja

Capitulo 57: Perdida

Lo más difícil de aquel día fue cuando regresaron al castillo, Catalina los esperaba ansiosa en la sala esperando sus buenas noticias, pero al ver sus caras largas supo que no habían tenido éxito, no les reclamo, les sonrió agradecida mientras se esforzaba por no romper en llanto enfrente de ellos, Matteo tuvo que llevársela en una habitación vacía para explicarle toda la situación, Jayde quiso entrar también, pero Scarlett se lo impidió, su mirada decía todo: necesitaba más a su hermano que una extraña.

Se recostó en su cama observando la luna, solo tenían una oportunidad para mañana, después de eso habrían fracasado, miro pensativa sus manos preguntándose si arriesgaría todo para salvar a unos niños. Ya sabía la respuesta, esperaba no tener que utilizar el fuego del limbo, sabía que Nirelle jamás se lo perdonaría, pero si llegará hacer la única forma tendría que hacerlo. Respiro profundamente tratando de calmarse, sabía que podían haber ganado, pero si hubieran seguido peleando probablemente Matteo estaría en graves problemas. Se preguntó de qué demonios serían hijas para ser así de fuertes, debían ser hijas de un demonio mayor, entonces recapacito. Se sentó conmocionada, el padre de las Cavaglieri no podía ser humano, las brujas plateadas tenían que ser casadas con un demonio. La piel se le erizo al pensar que aquel hombre guapo era en realidad un demonio. Bajo hacia la cocina en medio de la noche para tomar un vaso de agua cuando se encontró bebiendo agua a Matteo, se sobresaltó al sentir su presencia.

- ¿Tampoco puedes dormir? -preguntó, le sirvió un vaso de agua.

- ¿Cómo esta tu hermana? -preguntó angustiada, aceptó el vaso- Gracias.

 -Se encuentra con mi sobrino… está destrozada -murmuro serio-. No quiere despegarse pensando que probablemente sería su ultimo día.

- ¿Y tú cuñado?

-Él también se encuentra con ella -respondió-. Esta igual de desesperado que ella, vinieron varios doctores durante la tarde para checarlos -meneo la cabeza-. No tienen un buen diagnóstico, han dicho que se preparen para lo peor.

-Tranquilo eso no sucederá -dijo reconfortante, lo miro curiosa-. Sabes hay algo que me sigue dando vueltas y no puedo explicar, ¿sabes si Nirelle dijo algo sobre su padre? Digo por la pintura que tenían sobre la chimenea, también recuerdo que mencionaste en el archivo que su madre enloqueció cuando su padre se murió.

-Yo también tuve la misma duda por eso le pregunté a Nirelle -contestó sincero-. Ella me conto que su madre al igual que ellas escapo del aquelarre el día de su boda, cuando tenía que casarse con un demonio. Su madre era de la ciudad de Osiglia y escapo a Millesimo donde conoció a un joven comerciante que se enamoró de ella y tiempo después se casaron y las concibieron.

- ¿Entonces su padre es humano? -dijo incrédula.

-Si, ellas son las descendientes de Gadreel -confirmó-. Por parte de su madre.

-Gadreel no es un demonio mayor -dijo confundida, después reacciono-. Pero es un ángel caído sigue siendo igual de poderoso, era el guardián del jardín del Edén, se descuidó y por su culpa Lucifer pudo entrar lo cual desato serias atrocidades, que lindo abuelo -se quedó pensativa-. Entonces ellas al igual que su madre son fugitivas de su clan.

- ¿Qué se te acaba de ocurrir? -preguntó sospechoso.

-El enemigo de mi enemigo es mi amigo -dijo audaz-. Creo que tengo una idea brillante

-Se lo que sea es peligroso -se despidió-. Buenas noches.

Por un momento quiso retenerlo, que no se fuera porque temía tener que irse a dormir, pero se detuvo, dejo que se marchara al igual que ella se fue hacia su habitación donde encontró a Luka acostado en el sillón. Jayde la miro extraño, pensó que su ataque de amistad ya había pasado.

- ¿Qué haces aquí? -preguntó extraña.

-Tus recuerdos no están completos -dijo amable-. Vengo hacerte compañía.

-Pues llegas tarde -menciono-. Casi me iba a dormir y sería extraño que te colaras a mi habitación en la noche.

-Amadeo me exigió que le dijera la verdad -respondió sin importancia-. Al ver que no podía sacarme nada se rindió.

-Ustedes harían una linda pareja.

Luka le sonrió de lado, ya estaba acostumbrado a sus bromas durante las dos semanas que llevan conociéndose. Jayde palmeo alado suyo para que se fuera a dormir a su lado, prefería que no estuviera incomodo por su culpa. Luka se rehusó, le sorprendía lo sinvergüenza que podía ser, lo miro impaciente, ya sabía que no iba aceptar un no por respuesta. Se acostó a su lado manteniendo una distancia prudente lejos de ella.

-Buenas noches -menciono, Jayde se volteó dándole la espalda, logro escuchar que murmuro buenas noches.

El piso era helado aquella noche, trató de prender las velas, pero se apagaban por la ventisca que abría la ventana, volvió a cerrarla dándose cuenta sus dedos no paraban de temblar. No había parado de llorar en toda la noche, se había cansado de gritar por su madre exigiéndole que la dejará libre, sabía que los guardias la escuchaban, pero se negaban hacer algo al respecto. La orden era que ella se disculpara, sabía que lo hacía para humillarla para hacerle saber quién era la que tenía el control, pero no iba ceder ante ella nunca más. Se hizo bulto, abrazándose sus piernas ocultando su rostro húmedo. Si su madre la viera seguramente se avergonzaría de ella, pero a esas alturas ya no le importaba su opinión. El amor que antes había sentido por ella se quemó y sus cenizas volaron junto con el viento.




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