En la noche de Halloween, un grupo de amigos llegó a la Isla del Ciempiés, un lugar legendario por sus historias de terror. La isla estaba abandonada desde la desaparición de su población en 1950. El grupo, liderado por la curiosa y valiente Sofía, buscaba descubrir el secreto detrás de la maldición. La isla parecía inhóspita, con árboles retorcidos y una niebla espesa que cubría todo.
Mientras establecían su campamento en la antigua escuela, ahora en ruinas, encontraron un diario perteneciente a un niño llamado Tomás. El diario describía una presencia maligna en la isla, que había comenzado a manifestarse después de la llegada de una secta misteriosa. La secta había realizado rituales oscuros en la isla, invocando una entidad antigua que había consumido a la población.
La noche cayó, y el grupo se reunió alrededor de una fogata. Sofía comenzó a leer el diario en voz alta, y pronto se dieron cuenta de que no estaban solos. Un ruido extraño provenía de la oscuridad, como si algo estuviera observándolos. El grupo se sintió aterrorizado, pero Sofía estaba decidida a descubrir más.
La lectura del diario continuó, revelando detalles aterradores sobre la secta y su líder, un hombre llamado Malcolm. Malcolm había sido un hombre carismático, que había atraído a seguidores con sus promesas de poder y conocimiento. Pero su verdadera intención era invocar a la entidad, un ser antiguo que había sido olvidado por la humanidad.
El grupo se sintió cada vez más incómodo, sabiendo que estaban en un lugar donde habían ocurrido rituales oscuros. La niebla se hizo más espesa, y la temperatura bajó. De repente, el ruido cesó, y el grupo se quedó en silencio.
La oscuridad parecía tener una vida propia, y el grupo se sintió atrapado. Sofía intentó calmar a sus amigos, pero sabía que estaban en peligro. La isla del Ciempiés era un lugar donde la realidad se distorsionaba, y la muerte era una posibilidad real.
El grupo decidió investigar más, buscando descubrir el secreto detrás de la maldición. Pero mientras exploraban la isla, se dieron cuenta de que no estaban solos. La entidad los observaba, esperando su momento para atacar.
La noche se hizo más oscura, y el grupo se preparó para enfrentar lo desconocido. La isla del Ciempiés los había atrapado, y solo el tiempo diría si podrían escapar.
La fogata se apagó, y el grupo se quedó en la oscuridad. La niebla los rodeaba, y la entidad los acechaba. La noche de Halloween había comenzado, y la isla del Ciempiés estaba lista para reclamar sus víctimas.