Un año después de la tragedia en la Isla del Ciempiés, los sobrevivientes aún recordaban a Sofía con cariño. Su sacrificio había salvado sus vidas, y ellos habían prometido honrar su memoria.
El grupo había regresado a la isla para erigir un monumento en honor a Sofía. La isla, ahora libre de la maldición, había sido declarada santuario.
Mateo, que había sido arrastrado por la entidad, había sido encontrado vivo, gracias a la intervención de Sofía. Ahora, era el guardián del santuario.
Lauren, otra sobreviviente, había escrito un libro sobre la experiencia, para que nadie olvidara la valentía de Sofía.
El libro se convirtió en un bestseller, y la historia de Sofía inspiró a muchos. La Isla del Ciempiés se convirtió en un lugar de peregrinación para aquellos que buscaban paz y reflexión.
La memoria de Sofía viviría para siempre, y su sacrificio nunca sería olvidado.
En la isla, una lápida llevaba una inscripción:
"Aquí yace Sofía,
cuya valentía y amor
salvaron a muchos.
Su legado vivirá para siempre."