La MaldiciÓn De La Luna Escarlata

CAPÍTULO 13 LA VIDA PUEDE DARTE O QUITARTE A VOLUNTAD.

El canto de un ruiseñor se escuchaba en el alba,

Su canto acariciaba el atardecer de aquel lugar,

el río que pasaba cerca de aquellas veredas

no apagó las llamas que consumían todo al perecer.

Paula Canyul.

—   Te dije que no te fueras y me mentiste, es bueno que yo siga aquí si no mi amo me castigaría. — me dijo mientras se sentaba a mi lado, lo mire con angustia y luego mire a mis compañeros él me entendió.

—   No te preocupes kelpie ya los curó, así que tendrás que darme golosinas más tarde. — sus ojos brillaban con anticipación

Suspire aliviada y sonreí un poco, de pronto alguien se aclaró la garganta, noté que varios pares de ojos me miraban fijamente incluyendo a mi padre.

—   Esto es gracioso para usted señorita Duvaine. — dispuso el director con molestia en su voz.

—   Le dije que esta chica es un peligro para los demás. — una señora dio un paso hacia el director.

—   No debimos hacer esta junta, los oficiales están afuera para que arresten a esta chica sin más preguntas.

Me dirigí al director lo más valiente que pude.

—   Yo no hice nada, ¿puedo dar mi versión antes de ser arrojada a la policía? — dije mientras me miraba los zapatos, por la mirada de todos podía ver que eso quieren, encerrarme como si fuera una criminal..

—   Yo estaba a punto de ir a casa cuando mis compañeros me atacaron, ellos me cargaron y me llevaron hasta el almacén de utilería. — Mi voz sonaba calmada, pero revivir el recuerdo me hizo temblar, crucé mis brazos tratando de borrar la sensación de ser bombardeada por todas las emociones y pensamientos de los demás.

—   Prosigue. — Mi padre puso una mano en mi hombro y me miró con dulzura.

Él me creía y estaba molesto por el maltrato que había sufrido.

—   Cuando lograron meterme al almacén, empezaron a golpearme y cortar mi cabello, no sé cuánto tiempo pasó, pero Eduardo fue quien vino por mí y me defendió, él me llevó al médico donde curaron mis heridas. — dije con la voz ahogada, Eduardo sacó unos papeles y se los entregó al director.

El director no se veía impresionado y cuando hablo dijo.

—   Dices que te golpearon, pero no veo ni un rasguño en ti, tu misma pudiste cortar tu cabello y culparlos, además aquí están ellos con sus lesiones ¿dónde están las tuyas? — me miró retándome a contradecir lo que decía.

—   Yo…— bajé la mirada a mis pies. ¿cómo iba a explicar esto?

Ni yo entendía del todo.

 

—   señorita Duvaine usted misma pudo ir y comprar a un médico para que hiciera un informe falso, cortar su cabello y convencer a otro alumno para continuar con sus mentiras. —

—   Está ofendiendo a mi hija. — dijo mi padre con los dientes apretados.

—   Yo no hice nada de eso. — dije, mi voz apenas era audible.

—   Usted pudo hacer lo mismo y culpar a la señorita. — dijo el abogado dando un paso adelante.

—   Sabe que el señor Duvaine es un rico empresario, pudo reunir a unos padres de familia para hacer este circo y ganarse unos cuantos millones. —

—   Como se atreve a insinuar algo tan ridículo. — grito el director con la cara roja.

—   Quiero ver las heridas que supuestamente mi hija les hizo a estos chicos. — dijo mi padre acercándose a Joshua.

—   No le permito que toque a mi hijo, yo vi sus heridas y él no está mintiendo. — dijo su padre saltando delante mostrándose muy valiente, él trabajaba con mi padre.

—   Que las vea si esa es la manera de convencerlos, doctor necesito que quite las vendas. — ordenó el director confiado.

Yo trague, esperaba que el cachorro no me defraudara o esto sería el final para mis días en la preparatoria.

Todos los ojos estaban puestos en Joshua y el médico que quitaba las vendas de su brazo.

El jadeo del médico hizo que el director se pusiera de pie.

—   ¿Qué pasa? — dijo acercándose al chico.

—   No es posible yo no sé cómo ocurrió esto, le juro que los revise y las heridas estaban ahí. —  balbuceo el médico viéndose pálido.

Todos miramos la venda en el suelo y el brazo de Joshua no había ni una marca en él, estaba completamente sano.

El abogado sacó su celular y tomó unas cuantas fotos.

El médico rápidamente se dirigió a Miranda y Clarissa el resultado era el mismo, ni una marca o lesión se encontraba ahí.

El director se puso blanco al notar que todo esto se iba a ir en su contra.

—   COMO DEMONIOS SUCEDIÓ ESTO. — grito levantando al chico y palpando su brazo.

Miranda, Clarissa y Joshua se veían pálidos y miraban con miedo en mi dirección.

—   Les juro que ella los cortó con una navaja. — dijo Alfonso quien se veía confundido.

Tomas que había estado callado se acercó al director y dijo.




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