La Maldición de las Cortes (the Courts #1)

CAPITULO 6. Funeral.

Camine con la mirada, el paso y la postura de una princesa mientras que por dentro me retorcía de frio aun y mucho más al sujetarme del brazo del príncipe.

Me mordí el labio antes de salir del palacio, pero después, cuando estuvimos afuera seguí siendo digna.

La música ceso de golpe y todo el mundo se giró para saludar a su futuro heredero solo que… por las caras de asombro, ellos no pensaban ver a su majestad con una mujer, o peor aún, con una humana.

Nadie se atrevió a hablar y por lo contrario mostraron sonrisas falsas en el rostro recuperándose rápidamente del asombro como lagartos, sin embargo la curiosidad pico a más de uno y en evidencia del tono informal del muchacho de cabello plata y ojos azules, no se lo guardo.

– Pero primo, ¿quién es esta hermosa señorita? – el príncipe sonrió y miro a todo su público para responder.

– Es Lae – le respondió solo a él y se giró hacia los demás – La señorita Lae es mi prometida como verán y si las cosas marchan correctamente, su futura reina – miro a su "primo" y bajo un poco la voz, a pesar de que todos seguirían oyéndolo – así te pido que seas amable con ella – pensé que añadiría un que “no conoce nada sobre nosotros” pero no dijo nada, aunque después me di cuenta de la implicación de sus palabras. Si las cosas marchaban correctamente, reina. Se me hizo un nudo en la garganta que me obligue a tragar por la mentira oculta – ahora, eso responde a tu pregunta, ¿primo? – Rae sonrió suavemente y sentí la tensión crepitar entre ambos.

Fingí estar distraída observando los adornos del recibimiento y preguntándome a que se debía el baile solo que no tomo mucho hasta que mi atención fue reclamada de nuevo.

– Pero, huele a humana, Rae – volví a concentrar mis ojos en el muchacho y ensanche mí sonrisa de cordial a algo presumida.

– Es humana Wallet.

– ¿Una humana como reina? Eso será divertido – bufo a media risa.

– Lo será – fue una voz femenina tierna y le prestamos atención de inmediato.

Apareció una chica de ojos negros como posos y el cabello rubio pálido que portaba también con un vestido blanco como el mío, solo que, no tan complicado, y se veía perfecta, sin embargo, no era perfecta y fue desconcertante la mirada que me dirigió, lo peor, no me sorprendió porque con lo de “prometida” sabía que me esperaba.

Mis pies estabilizados, rectos y vientre ligeramente endurecido por mi respiración y porte elegante permanecieron entre su evaluación y reclame directamente a sus ojos con los míos asombrándome por el coraje que había sacado a relucir.

La espalda se me estiraba hasta alcanzar mi máxima altura y tanto mi cuello como mis manos que estaban acentuando mi figura colocados suavemente sobre mi estómago fue una postura mágicamente poderosa, por otro lado el brazo del príncipe que serpenteaba por mi cintura dejaba de lado otro montón de sutilezas. Ella lo observo todo y vi cómo se tensaba por no encontrar algún error en mí o la más mínima duda.

Mi sonrisa había vuelto a ser cortes mientras que mostraba total serenidad con todo mi cuerpo. Ella trato de volver a poner la atención sobre ella, atención que muy tontamente me había transferido al darme una revisión completa.

– Dijo que se llama Lae, ¿señorita? – nuevamente su voz suave y dulce, siendo cuidadosa en no llamarme "humana".

– En efecto – sonreí y fue un shock para ella ser tratada de la misma manera protocolaria. Me sentí satisfecha por algún motivo lo que me incentivo a continuar con la confianza auto-infringida.

– Viene de un pueblo humano, que novedoso será eso en palacio, es la primera vez que los tenemos aquí – continuo ella – Espero que las cosas vayan bien para usted, princesa Lae – sonreí de nuevo pero estaba vez nostálgicamente, era extraño ser llamada así de nuevo pero aún más extraño era la declaración de aquella persona.

“La primera vez” era falso pero quizá real cuando se trataba de “públicamente”, como mi caso. Ese pensamiento me retorció el estómago por el parecido que tenía con la Corte de Verano.

– Agradezco su preocupación. Me gustaría conocer su nombre – desvié la atención nuevamente hacia ella pero esta vez a jugando a un tira y afloja.

Por otro lado el príncipe parecía divertido por mi actuación aunque estaba segura de que intervendría si me veía al menos un poco incomoda.

– Oh, mis disculpas, soy Calíope de las tierras fronterizas al sur de la Corte de Invierno, Calíope Brizna.

– Mucho gusto señorita Calíope.

Ella sonrió e invito a bailar al príncipe después de una leve reverencia; él acepto y me dejo a un lado con su primo que no dejó de preguntar cosas triviales y algunas profundas cuando mi acompañante se fue cosa que me puso en un apuro solo que no respondí exactamente lo que él deseaba y al poco rato se había vuelto más hostil tratando de sacarme información sin obtener nada de lo que quisiera. Aquello me hizo reír internamente.




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