Había pasado ya un tiempo en la Corte de Invierno presentándome ante muchos faes importantes y entonces habíamos vuelto a tener el cambio de Cetro, que ya hacía dos días en el poder la Corte de Invierno. El tiempo había pasado.
Hace unos días tuve otro sueño, creo que fue el tercero o cuarto, quizá, desde que llegue a la tierra de la Corte de Invierno.
En mi sueño yo veía un claro congelado en un bosque que no conocía pero se me hacía familiar. Presenciaba un amanecer cuando de repente una nube obstruía mi visión. Me molesto porque en el preciso momento en el que el sol alcanza su cúspide esa sombra gigante me observa y rugía, gruñía, como si tratara de hablar con una lengua áspera y gutural. Parpadee tratando de aclarar mi visión ya que de alguna manera aquella sombra brillaba pero justo antes de entender lo que veía, de recordarlo siquiera, había cambiado de sueño, al mismo que había ido teniendo las últimas tres veces que soñé, como hoy.
Hay una cara conocida, unas insignias con mucho significado en la ropa del hombre y su sonrisa felina con una nueva adquirida marca, una cicatriz pequeña debajo de su labio inferior, sin embargo me es imposible ubicarlo.
Él está parado delante de mí riendo y de algún modo yo me siento molesta. Entonces la escena se vuele ajena a mí mientras que él retrocede como si quisiera huir incitándome a perseguirlo y yo lo hago.
Mis zapatos resuenan en el palacio solo que el suelo no es de granito de oro sino que es como espejos empañados. Olvido eso y sigo corriendo confundida por la seguridad de saber a dónde me dirijo, ansiosa de perseguirlo y regreso al cuerpo que debía de ser mío.
Las puertas están abiertas y una mariposa, una mariposa que conozco también, una Aglais io, una mariposa de pavo real que aparece en verano y representa a mi familia, una mariposa que vuela y se suspende delante hasta posarse en el cetro de las estaciones, un cetro que antes no estaba ahí pero se siente completamente correcto. Luego da una vuelta, esta desaparece y la mariposa sale por una ventana grande que ahora está rota, ella batiendo ferozmente tus alas, peleando contra la fría ventisca de invierno.
La mariposa es perseguida y hasta casi quemada justo cuando aparece una sombra más delante de ella y, la atrapa entre sus manos. Cautiva.
Recuerdo repentinamente cuando despierto el tenue brillo de aquel aleteo, de sus naranjas y negros hasta creer yo, supongo, marchitarse. No se puede coger una mariposa porque muere, siempre he sabido eso y por eso mismo me siento enferma. Un sueño, me repito, pero en el fondo sé que no solo había sido un sueño.
La Aglais io representa a la familia heredera de la Corte de Verano, como recordaba, y estaba segura de que podía significar eso, pero. Estoy atrapada, me siento enferma y de repente sé que mi huida no puede retrasarse más porque ese sueño presagiaba algo malo.
Olvide eso y recordé lo que sucedía ahora en muchos lugares.
Hoy en palacio se recibirá una visita de parte de la Corte de Verano por lo que no podía estar más ansiosa ya que si alguien lograba reconocerme, estaría perdida.
Me entere hace unos días por parte de Kyle quien de alguna manera se hacía al tonto cada vez que le preguntaba por el motivo que lo hacía encubrirme y no delatar que tienen viviendo a una princesa de una corte rival en su palacio, por su comportamiento. Nunca respondía.
Kyle me dijo de la visita a cambio y me advirtió de tener un plan de respaldo, inclusive ahora me sorprendía de la madures y la parte infantil que gobernaban su pequeño cuerpo.
Bueno, como lo advirtió hice un plan de respaldo por si me descubrían. Apenas ayer había comprobado la salida de las tierras de la Corte de Invierno por el bosque, algo muy similar a como había huido de casa. Había recorrido el palacio y había descubierto pasillos que nadie custodiaba, forme un circuito y sin más ya estaba lista en caso de que algo malo sucediese, alistando una maleta con ropas y un poco de comida adentro con miedo a que se arruinase.
Ya llevaba casi tres meses en la Corte de Invierno, justo teniendo en cuenta lo que había sucedido conmigo.
Las fiestas a las que me había visto obligada a asistir eran muy pocas en realidad pero las visitas programadas de altas duquesas que buscaban conquistar al heredero del trono no había hecho más que ponernos en aprietos. Sin embargo en aquel tiempo, cada vez que observaba o me encontraba con el príncipe Rae no lograba que se abriese a mí, aunque por otro lado nos habíamos vuelto muy buenos engañando a todo el mundo. Solo los de palacio sabían que Rae y yo no teníamos mucho contacto pero nadie decía nada.
Por otro lado las visitas de Kyle lo hicieron volverse cercano a mí y me encontré apreciando mucho al pequeño príncipe que cada día me contaba historias sobre su vida o la vida de algún otro, dándome enseñanzas que apreciaba profundamente.
La historia de la Corte de Invierno me había resultado interesante.
Me vestí rápido colocándole una capa traslucida sobre el vestido de seda blanca con piedras azules. Los zapatos sonaron cuando camine rápidamente a encontrarme Indiga. Ella aliso mi cabello antes de darme una mirada seria y a continuación abrió las puertas del salón principal. Rae me esperaba adentro listo para escoltarme, Kyle permanecía tenso al lado de la reina Breena y el rey Edelweiss. Caminamos hacia la gran mesa del comedor y recordé que hace unos días había asistido a la fiesta que se había organizado en Invierno pero no había asistido al cambio de cetro porque Kyle me había encubierto, había engañado por mí.