La Maldición de las Cortes (the Courts #1)

CAPITULO 13. Cuenta Historias.

El marco blanco se volvió un fondo y cuando el fondo fue indiscutiblemente basto el color apareció como manchas sin sentidos que corrieron en diferentes colores hasta comenzar a formar pequeños detalles que se unieron y formaron cosas y objetos y un espacio y después…

– Bienvenidos a la corte de Verano – gire mi cabeza ante la exclamación ahogada de Nad y contemple con escepticismo el lugar y las personas con las que estaba.

– Esto es… – hablo Calíope pero la suave risa, profunda y lirica resonó aún más.

– Hace casi dieciocho años la reina de la Corte de Verano dio a luz a dos pequeñas niñas – abrí la boca para reprochar pero mi garganta se cerró y las palabras no salieron sino que permanecieron atoradas sin ser capaces de ser libradas – entonces el rey Magnus atravesó dos etapas. La primera fue de felicidad por haber nacido su heredera ya que después de muchos intentos el mundo cruel había decidido que se nacieran después de mil años exactos.

– Suficiente – hablo Nad pero la risa volvió y se recuperó.

– Ustedes exigieron respuestas. Respuestas es lo que doy, mago.

Los colores se juntaron y el blanco tomo matices grises formando angulosas formas y fríos aceros que rodeaban las cuevas en donde corrían pequeños Pechis.

El agua comenzó a sonar en uno de los pequeños canales y a continuación un pequeño Nadzieja apareció corriendo siguiendo a una pequeña hoja que trataba de huir de la cueva. Él se detuvo y nos observó fijamente consiente de nosotros.

– La frontera de las rocas. El hogar de la familia Viltis – volvió a hablar la suave y profunda voz antes de ser silenciada por las palabras de Nad, del pequeño mago.

– ¿Quiénes son? – y sus ojos se quedaron fijos en mí.

– Hace 150 años – hablo la voz y todo se volvió a borrar.

La siguiente escena fue una fiesta en la Corte de Invierno con el decorado más pálido de lo usual. Una fiesta en conmemoración a los muertos decorados de finos dorados que volaban en la sala y aquellos rojos tristes fuegos fatuos.

Allí estaban Calíope y Rae sentados observando la flor que representaba al muerto decorado en cada mesa hasta suavemente levantar la mirada hacia ellos. Una amapola.

– Un príncipe y una guerrera después de conocerse por primera vez como realmente debía de ser.

Y de nuevo todo como un borrón y cuenta nueva, nos encontramos en el bosque de la Corte de Invierno coronado con su blancura en el cielo de la Corte de Verano. El viento primaveral y la tristeza del otoño.

– Cuando los dragones gobernaban con los príncipes y princesas de las cortes y cuando apenas habían humanos en el mundo, una visión apareció y a consecuencia, a medida en que los humanos adquirían poder, los elfos y la tierra mágica desapareció poco a poco.

– ¿Por qué escondernos si somos más fuertes que ellos? – hablo una mujer en escena, una con un vestido hecho de hojas naranjas y que tenía la típica corona de su corte.

– Porque son nuestros hijos – hablo el rey de la Corte de Invierno.

– Ellos acaban con nosotros cada día más, es imposible una coexistencia pacífica – hablo la reina de la Corte de Verano.

– Si mantenemos nuestros mundos alejados uno del otro, podremos cohabitar – aporto la reina de la corte de Primavera.

– Debemos de darles una parte de nuestro mundo a nuestros hijos - hablo otra.

– ¿Por qué termino así? ¿Qué hicimos mal para ser castigados? – pregunto la reina de la Corte de Verano y entonces apareció una joven pareja con ropa oscura y diamantes negros.

– Demasiada perfección se acerca a nuestro creador y nosotros como sus hijos no debemos poseer tal poder – hablo el rey oscuro.

Su belleza tallada en piedras de mármol y coronado por todo lo que las leyendas decían. Ojos negros como ninguno de los elfos que había conocido. Su piel muy similar a la de los cadáveres y sus labios con una leve coloración a morado. Una belleza dura a diferencia de los rasgos diferentes de cada Corte.

Una belleza indiferente.

Entonces ellos siguieron hablando pero mis oídos humanos ya no los escucharon más a medida en que la tonalidad de sus voces fue menguando. Entonces se hizo el silencio y todos sentimos el suave murmullo de otra risa.

– Desde la creación y cuando los primeros reyes vivieron sus primeros cien años fue bueno, pero a partir de ahí comenzaron a nacer los primeros humanos y fue increíble su enorme capacidad para reproducirse. Ellos soñaban y eso nos hacía más fuertes por lo que no los mataron pero al ser tan orgullosos tampoco los recibieron con los brazos abiertos – comenzó a narrar la voz de nuevo.

– Pero la historia narra de reyes viviendo con humanos en los primeros cien años.

– Lo intentaron – respondió la voz a Calíope – pero no funciono. Los humanos que fueron capaces de amar así también como de odiar, esos mismos humanos que trataron de procrear con los elfos y nacieron medio humanos, medio elfos tienen una increible desvocación hacia el mal. Los sueños de aquellos seres eran fuertes pero los humanos morían antes de llegar a los cien años y caían fácilmente en el mal camino. Por eso fueron por un sendero diferente.




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