La Maldición de las Cortes (the Courts #1)

CAPITULO 27. La elegida.

Habían imágenes aplastantes en mi cabeza, como reviviendo cada día de mi vida, cada una, cada pensamiento creciendo sin contingencía..

Esa era yo con mi voz resonando llena de inseguridades, lleno de miedo, sintiéndome deshecha.

Creo que estaba llorando, tratando de decir que se detuviera junto a todas las voces, voces que eran mías en diferentes etapas de mi vida con diferentes sentimientos..

¿Por qué había sido tan valiente de enfrentar este destino?

Yo no era nada ni nadie, solo una vida más, una pequeña.

Kalay me lo había preguntado y en ese momento no había sabido que responder, pero él…

¿Tienes miedo?

Miedo, eso era.

¿Tan importante es tu vida?

Irónico teniendo en cuenta de que ya no quería vivirla, de que estaba dispuesta a sacrificarla, pero si hacia eso, si yo hacía eso, entonces todo el mundo mágico se desmoronaría. Sería su fin.

Ellos no han hecho nada por ti, ¿por qué sacrificarte entonces?

Porque era el mundo en donde viven y vivirian los que más amo.

Ellos dejaran de existir pronto.

No quiero eso.

¿Por qué?

Porque no quiero verlos morir. Porque ellos me recordaron que significa vivir.

Deje de gritar y estaba llorando, trataba de mantenerme en silencio pero eso era imposible y estaba segura de que no quería volver a abrir los ojos pero estos se abrieron por si solos impulsados por una fuerza externa y me encontré con la visión más horrible que había contemplado en mi vida.

Rae estaba peleando no solo contra orcos sino también contra lobos del infierno mientras que el Hollum lo atacaba de vez en cuando pero eso no era lo mortal, el horror que vi, sino su magia ser vaciada por aquella mujer, Anna, quien sonreía con contemplación mientras que una bruma hielo se trasladaba de Rae a ella y el príncipe perdía terreno.

¿Por qué no te rindes? Míralos, ya casi termina.

Y tenía razón, volví a gritar de dolor cuando sentí las heridas ellos poseían en mi carne propia, una tortura del demoledor de almas, una agonizante puñalada en el brazo, un corte en el abdomen, la cabeza pesante con mareos continuos, las espinas atravezando mi piel y otros dolores de golpes. Ellos sufrían y cuando me percate de las heridas, que el dolor era similar al de las espadas negras, entonces me quede sin voz.

Mi boca seguía abierta para seguir gritando pero ya no tenía voz y sabía que ellos no sobrevivirían, que el veneno se estaba extendiendo y ardía mil veces más de cómo me había sentido yo, como si yo estubiera vistiendo sus pieles y estas rechazaran todo el avance del veneno que lo unico que hacía era acabarlos mas rápido, mas lento.

Mi hermano cayo y mis ojos no se separaron de los suyos cuando una espada atravesó su espalda. Los ojos de Kalay tildaron y él extendió su mano a mí, tratando de calmarme como siempre lo había hecho pero su expresión me decia otra cosa.

Las lágrimas ahora eran de agonía porque no quería esto, podía dar mi vida pero ninguna de sus vidas merecía desaparecer y quiza salir del agarre del demoledor de almas solo para abrazar a mi hermano menor, para implorar por él si eso le salvaba la vida, si los dejaba salir a todos vivos.

Por favor, ayúdalos. Rogué en mi cabeza al demoledor de almas y este permaneció un minuto en silencio mientras que yo repetía mi suplica haciendo un camino a través del dolor para mantenerme consiente, quitando trozos de dolor y sufrimiento, deteniendo la lava que quemaba mi cuerpo y continuando una oración.

Tu primer deseo fue encontrar a tu príncipe, aquel que te amaría y cuidaría de por vida. Un deseo que tuviste muy pequeña, hablo el demoledor de almas y yo asentí de acuerdo sin saber que mas hacer, sin dejar de rogar.

Tu segundo deseo fue que dejaran de molestarte, que no te lastimaran más. Recordé todos aquellos momentos en los cuales ponía una sonrisa en mi cara, una que había sido permanente mientras hablaban mal de mí, mientras que me deseaban lo peor y en casos extremos, se metían conmigo. Una humana.

Tu tercer deseo fue encontrar un lugar en el mundo, un lugar al cual poder huir.

Caí recostada sobre mis piernas y la criatura me envolvió en sus brazos como una capa obligadme a mantener la mirada en mis amigos, mi familia.

Entonces deseaste por último la felicidad para ellos. ¿Por qué?

Porque los amo.

Una humana que nació en el mundo de la magia, una humana que nació princesa y fue obligada a mantenerse como tal, usando una máscara toda su vida. Una humana perseguida a muerte y una humana que se enamoró de un príncipe elfo.

Tienes un camino interesante por recorrer. Una humana con dos profecías. La elegida.

– ¿Qué estás haciendo? ¡No la sueltes! – grito Anna y supe que yo estaba de rodillas sin el peso de las manos de demoledor de almas y el dolor iba menguando.

El cetro está detrás de ella así que tendrás que pasar por ahí – hablo el demoledor de almas señalándome el camino con la mirada hueca.




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