Después de buscarlo por toda la fortaleza, Lara encontró a Brion escondido debajo de un escritorio en una habitación de huéspedes. Él le rogó que lo dejara ir, pero ella no le hizo caso. Terminó llevándolo a rastras con su hermana mientras él temblaba y gritaba por piedad. Sin embargo, enmudeció cuando llegaron con Mavia.
Allí, Shion lo ató con una soga y lo sentó en una silla, asegurándose de que no saliera corriendo.
—Habla —ordenó Mavia con autoridad— ¿Para qué me querían ahí?
—No sé de qué me habla, Alteza —respondió Brion, fingiendo desentendimiento.
Mavia le dejó el puño marcado en la cara, dejándole claro que no iba a tolerar tonterías.
—Lo diré una vez más ¿Para qué me querían?
—No te lo diré —su actitud cambió por completo, mostrando su verdadero ser— Averígualo sola.
Mavia rió sutilmente. Le gustaban los interrogatorios, la entretenían. Lara y Shion, en cambio, no le veían la gracia. Sin embargo, les resultaba extraño que, de un segundo a otro, el temor de Brion hubiera desaparecido. Tenía enfrente a la Suprema Mayor, símbolo del terror desde su primera centena, ¿Y la desafiaba? Ese chico había perdido la cabeza… o era un buen actor. Lara se inclinó por la segunda opción.
—Mavia —llamó Hydna desde la puerta— El rey elfo solicita tu presencia en la sala del trono.
—Que espere. Estoy ocupada.
Hydna miró a su hija menor, luego a Brion y, por último, a Lara y Shion. Levantó una ceja ante la escena, pero decidió ignorarla.
—Es importante —insistió— La alianza se reunió.
—Ve —dijo Lara— Nosotros nos haremos cargo.
Mavia no quería irse. Deseaba exprimir la información de Brion con sus propias manos, pero si la alianza se había reunido, significaba que se trataba de algo realmente importante. A regañadientes, salió detrás de su madre, dedicándole una última mirada furiosa a su viejo amigo.
Shion y Lara se quedaron solos con Brion, quien ahora parecía más relajado.
—Ya conoces la pregunta —habló Shion, acercándose de forma amenazante— Danos la respuesta.
—¿Crees que puedes intimidarme? Si no se lo dije a ella, menos se los diré a ustedes.
—¡Oh, sí lo harás! —Lara se sentó en la cama y cruzó las piernas con calma.
—No te tengo miedo, Lara. Ni un poco.
—Obvio no, pero a ella sí. Y haces bien —respondió Lara con cinismo, sonriendo de lado e inclinando la cabeza— Tus opciones son hablar con nosotros ahora, civilizadamente, como una charla entre amigos… o hablar con ella, en sus poco amistosos términos. Créeme, esa mujer disfrutará verte suplicar mientras te arranca la piel.
—Mavia me tiene en gran estima. Liberó Tercia por mí. No me haría algo así.
—Corrección. Te tenía estima, y no te hubiera hecho algo así. Ahora cree que eres un traidor… y no tiene piedad con los traidores.
Brion lo pensó un momento. Lo que decía Lara era cierto. Mavia lo torturaría hasta la locura con tal de obtener lo que quería e, incluso si se lo daba, la probabilidad de salir ileso era baja. Por otro lado, con Lara sus posibilidades eran más altas. Ella no disfrutaba de la sangre ni de los gritos; repudiaba la violencia. Además, ¿qué ganaba él manteniendo la boca cerrada? Nadie le daría una medalla por ello. Era sufrir para nada.
Finalmente, tomó una decisión.
—Queríamos su poder. La llevamos ahí para obtenerlo.
—¿Su poder? —repitió Shion, confundido— ¿Cómo pensaban hacer eso?
—Con las cadenas de Dianitra… y, por el estado en que llegó, diría que lo lograron. Pero no se preocupen, ya debe haberse recuperado por completo.
—¿Para qué quieren su poder? —preguntó Lara, anonadada. No podía concebir una idea semejante.
—No conozco los detalles, pero planeaban ponerlo en el cuerpo de un humano.
—¿Por qué? —Shion lucía cada vez más desconcertado. Quitarle la energía a Mavia para dársela a un humano sonaba descabellado e imposible.
—Nunca me lo dijeron. Tampoco pregunté.
—Creo que yo sí sé… —Lara se puso pálida. Miraba fijamente la pared, sin pestañear ni respirar. De pronto, se levantó de un salto y salió corriendo de la habitación.
—¿A dónde vas? —Shion la siguió hasta la puerta.
—Tengo que hablar con alguien —gritó ella mientras se alejaba.
Mientras tanto, en la sala del trono, Mavia se encontraba en medio de una importante reunión.