La Maldición de las Sombras

Preparativos

Las dos hermanas irrumpieron abruptamente en la habitación donde Shion y Brion aún las esperaban.

—Me parece una locura lo que piensas hacer —dijo Lara con la voz alzada tras escuchar lo que la lúgubre mente de su hermana cocinaba— No saldrás viva si vas tú sola.

—¿Tienes una mejor idea? —cuestionó Mavia, sacudiendo los brazos en señal de hartazgo— Te aseguro que estoy abierta a sugerencias.

—Cualquier idea es mejor que esa —Lara se sentó en el borde de la cama, indignada, cruzando los brazos y frunciendo el ceño.

—¿De qué están hablando? —interrumpió Shion, tratando de inmiscuirse en la conversación con un tono y vocablo no muy respetuosos.

—Esta loca quiere ir sola al Reino de los Demonios Negros y destruir la corona de padre. ¿Podrías decirle lo loca que está? —respondió Lara, buscando apoyo.

—Hm, sí, creo que voy a necesitar más información —Shion se mostró dubitativo; no sabía lo acontecido en la reunión de la Alianza. Sin embargo, en su cabeza la palabra “No” retumbaba.

—Te explicaré en el camino, si es que quieres venir conmigo —dijo Mavia, levantando una ceja interrogante.

—Por supuesto —respondió él rápidamente, creyendo que por fin ella lo había reconocido como un buen guerrero en quien confiar. Aunque, en realidad, Mavia se preocupaba demasiado por él; tanto así que dejarlo atrás, con una guerra en puerta, le hubiera quitado el sueño y perturbado el pensamiento.

—¿¡Él sí puede ayudarte, pero yo no puedo ir!? —gritó Lara poniéndose de pie de un salto y golpeando el suelo con ira— Incluso le diste la autoridad sobre la Alianza al rey dragón. ¡Dilo de una maldita vez! No confías en mí.

—¡Ya basta! —Mavia la frenó en seco, enojada por la infantil actitud de su hermana mayor— Tú tendrás una tarea igual de importante o incluso más. El rey dragón mantendrá a raya a los miembros de la Alianza porque tú no tienes el carácter necesario para hacerlo; te pasarían por encima de inmediato. Sin embargo, él te respetará, se dirigirá a ti en todo momento y no dará órdenes sin tu consentimiento. Estoy completamente segura de eso.

Lara guardó silencio.

—Por otro lado —continuó Mavia— voy a dejarte otra tarea. Desde que me vaya hasta que llegue, pondrás todos tus esfuerzos en recuperar y asegurar Tercia. Vas a barrer todo el territorio desde esta fortaleza hasta ese reino y te asegurarás de que no quede ni una sola sombra con vida. Vas a proteger o eliminar a los humanos que encuentres en el camino y harás que los demás reinos lo hagan también. ¿Entendido?

Mavia fue clara y determinante; no había dudas. A pesar de la falta de experiencia y evidente inferioridad de su hermana, ella confiaba plenamente en sus habilidades latentes. Lo cual resultaba extraño para los demás; después de todo, Lara casi había provocado su muerte. Sin mencionar que las Sombras no habrían obtenido el tercer diamante si Mavia no hubiera sido entregada.

Siendo que las razones detrás de sus acciones eran poco claras para los demás o mejor dicho, que no pensaba dar explicaciones a nadie, era de esperarse que surgieran dudas y comentarios desagradables al respecto.

El primero de ellos fue dicho en medio de una molesta risita y con un tono petulante por el único que había permanecido en silencio a lo largo de la conversación.

—¿Ella? ¿La pondrás a ella al frente? —rió Brion con burla— La guerra ni siquiera ha comenzado y ya han perdido. Poner a alguien que no puede pelear al mando es lo más ridículo que he oído en la vida.

Brion no pudo seguir hablando mucho más, pues Mavia le estampó un puñetazo en la cara, callándolo al instante. Nadie le faltaba al respeto ni se burlaba de sus decisiones. Pero, sobre todo, nadie se mofaba de su hermana frente a ella.

Dio media vuelta y salió de la habitación luego de decirle a Shion que preparase todo; ella pasaría por la armería y lo esperaría en el puente de la entrada. Él solo asintió, sin decir nada, sabiendo que su única tarea era empacar comida en un saco de viaje y cargárselo al hombro. Dado que los vestigios del banquete preparado para Mavia aún estaban en la habitación, tomó el saco y empezó a llenarlo, feliz de no tener que ir hasta la cocina.

—Ella y su agresividad… —comentó Lara, suspirando mientras miraba la magullada cara de Brion— No estaría mal que se comportara civilizadamente de vez en cuando; ser más amable no la mataría.

—De hecho, es todo lo contrario —interrumpió Shion, molesto por lo que había escuchado— La Mavia que ustedes ven y tratan no es la real; es un personaje que creó para adaptarse a las exigencias y expectativas del mundo. La gente siempre la trató como si fuera peligrosa, y terminó decidiendo actuar como tal.

»Ella se preocupa por los demás y, aunque no lo diga y ponga excusas tontas, siempre trata de ayudar. Cuida de los animales y las plantas, no tiene grandes exigencias respecto a nada, es tolerante y comprensiva. Siempre te recibe con una hermosa sonrisa y te mira como si estuvieras hecho de oro. Sus abrazos son tan cálidos como la brisa de verano… ella es…

Shion, al pensar en Mavia y poner sus pensamientos en palabras, olvidó con quién hablaba y se entusiasmó sin darse cuenta. Para Lara y Brion, la situación era clara. Se miraron con diversión y, cuando Shion cayó en cuenta de lo dicho, sus mejillas se tornaron color bordó y la temperatura de su cuerpo aumentó considerablemente.

—Entonces… ¿acabas de darte cuenta de que estás enamorado de mi hermanita? —dijo Lara pícaramente, acompañada de una sutil risita de Brion.

—Yo… no… —intentó contradecirla, pero ni siquiera pudo completar la frase. Negar lo evidente siempre es un gasto de energía innecesario.

Lara salió riendo de la habitación, encaminándose a la sala de la Alianza para planear una estrategia de guerra. Sin embargo, a mitad de camino, su mente se nubló y sus pies cambiaron de rumbo.

Mientras tanto, Shion terminó de guardar la comida.

—Así que… ¿tú y Mavia? —curioseó Brion.




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