La Maldición de las Sombras

Un corazón latente

Horas después de terminada la batalla, algunos soldados de la Alianza llegaron a la escena, atraídos por la calma repentina. Esperaban encontrar a su valiente salvadora regocijándose sobre los cadáveres de sus enemigos, como siempre. Pero solo hallaron dos estatuas de piedra en medio de un campo devastado.
Buscaron por todas partes, pero no encontraron rastro de Mavia.
Abatidos, regresaron con la noticia: los Titanes habían sido vencidos.
¿Pero dónde estaba la Suprema Mayor?

Pasaron los meses. Lara se había recuperado casi por completo. Aún le faltaba un brazo, pero estaba aprendiendo a vivir con ello. Aron la cuidaba como nadie, solo se separaba de ella para ir al baño. Con su apoyo, los días se volvían más soportables. El dolor de perder a su hermana y la culpa de no haber podido ayudarla pesaban menos cuando él la abrazaba.

Sin embargo, el mundo ya no brillaba igual para ella. La alegre y amable Lara ya no existía. Se había vuelto tosca, renegada, vivía enojada. Pero quienes la conocían bien sabían que todo eso no era más que una máscara.
Detrás del fuego… siempre hay una chispa.

Hydna y Shion fueron juzgados por traición.
Según las leyes de las criaturas, debían pagar con la muerte, pero Lara se opuso.
Argumentó que su madre aún tenía mucho por explicar y que la muerte sería un castigo indulgente para ella. Debía sufirir por lo que había hecho.

En cuanto a Shion, la única razón por la que no fue ejecutado fue Mavia. "Ella no lo hubiera matado" pensó Lara cuando se puso de pie para defenderlo.
Traidor o no, con o sin corazón, Shion significaba demasiado para ella. Pero no por eso saldría impune.

—Deben pagar en vida el daño que causaron —gritó Lara ante reyes y jueces de la Alianza—.
Deben sentir el peso del dolor y del odio. Masticarlo… y tragárselo, todos los días.

¿Y quién iba a contradecirla? Sin Mavia, Lara era la máxima autoridad.
Además, en ese estado explosivo, asustaba más que las Sombras, los Demonios Negros y su hermana.

Ambos traidores fueron encerrados en una torre, encadenados a las paredes con cadenas de dianitria.
Se les daba el agua y la comida suficiente como para mantenerlos vivos, y a diario recibían visitas de víctimas de la guerra. Los insultaban, los golpeaban, les escupían.

Fueron interrogados, día tras día y así muchos secretos fueron revelados.

Hydna confesó que su objetivo al traer a los Titanes era controlar la muerte.
Quería traer de regreso a los que había perdido.
La misma motivación movió a Shion.

En cuanto a la Maldición de las Sombras… se negó a hablar.
Solo repitió lo mismo que decía El Libro:
“El poder puro de una Suprema, concentrado en su corazón, puede someter la voluntad de un Titán”.

Hydna lo tomó literalmente.
Su plan era incrustar el corazón de Mavia en Rajkat… Pero todo se le salió de control muy rápido.

Nunca reveló qué hizo con el corazón despues de eso.
Lara investigó todo lo posible, pero siempre sintió que le faltaba una pieza en el rompecabezas.

Un día, Aron le preguntó por su participación en la extracción del corazón, y ella respondió:

—Oh, Aron… yo no sabía lo que hacía —empezó, con el alma rota—.
Mavia siempre fue inestable. Tenía demasiado poder. Cuando sus emociones eran muy fuertes, ella simplemente se desbordaba.
Cuando perdía el control, se convertía en alguien más, pero Zen siempre la calmaba. Él… era su paz. Se amaban con tanta intensidad...

Lara suspiró, y su rostro se cubrió de vergüenza.

—Yo tenía envidia —continuó—. Un día los cité a ambos al campo de entrenamiento.
Solo quería incomodarla un poco. Molestarla
Besé a Zen delante de ella… Él me apartó enseguida, pero ya era tarde. Se le rompió el corazón.
Fue entonces cuando sucedió.Sus ojos se volvieron negros y de ellos se extendieron grietas por todo su rostro.
Su piel se volvió translúcida.La energía que irradiaba era tan intensa que podía tocarse en el aire. Zen intentó calmarla, pero no lo reconocía.
Fue necesario un ejército entero solo para contenerla.
Estuvo días encerrada en una burbuja, luchando consigo misma, hasta que volvió en sí. Nunca la vi tan debil, cuando salio de esa burbuja estuvo meses sin poder moverse libremente—.

—¿Fue entonces cuando le sacaron el corazón? —preguntó Aron, conmovido.

—No —respondió Lara—.Después de eso, madre convocó a la Alianza. Propuso extraerle parte del poder para controlarla, pero todos se opusieron. Especialmente nuestro padre… quizás por eso los maldijo.
Meses después, me dijo que habían cambiado de idea.
Yo la ayudé… Pensé que...
No sabía que eso… era su corazón.
Ni siquiera pude disculparme.—

Lloraron juntos durante un largo rato.
Hasta que Aron hizo una última pregunta.

—¿Y qué pasó con Zen?

—El día del “sol negro”, Mavia casi lo mata. Ella no recordaba lo que había pasado, pero sabía que había sido ella. Así que, se alejó de él y se retiró a la cabaña del bosque. Él la encontró y por algún tiempo vivieron felices juntos, hasta que madre y yo llegamos. Mavia seguía muy débil, apenas podía sostener una espada. Zen intentó protegerla, pero madre habia llevado muchos soldados con ella y él era solo un dragón en entrenamiento. No tuvo oportunidad.
Después de eso, desapareció. Nunca supimos más de él.Mavia se recuperó sola, como pudo, en la cabaña. Luego… conoció a Shion y ya sabés lo que pasó después.—

Aron no volvió a hablar sacar el tema despues de ese día. Pero en su mente se había empezado a formar un plan.

Por orden de la Alianza, se construyó una fortaleza para vigilar a los Titanes sellados.
Durante mil años fue el lugar más temido del continente y miles de leyendas surgieron a su alerededor.

En su centro se construyó un altar a Mavia.
Fue nombrada La Gran Protectora.




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