La Maldición de Los Pines

Capítulo 15

Matt Donovan.

Ese era su nombre.

Era el padre de Breela y su madre era Rose, pero hasta donde él sabía Matt estaba en algo con Audrey y, según la última carta que fue en mil novecientos quince él la estaban cortejando, Bree nació sino tres años después entonces. En esos tres años sucedió algo entre ellos tres que terminó con Rose y Matt siendo padres de Breela, entonces, ¿qué pasó con Audrey?

––El padre de Breela –– repitió entre anonadado y sorprendido.

–– ¿Por qué suenas tan sorprendido?

––Breela jamás habló mucho sobre su padre, solo que murió cuando era apenas una bebé –– fue su respuesta.

––Sí, fue unas tres semanas después que ella nació –– susurró.

–– ¿Cómo sucedió? –– no pudo contenerse de preguntar.

––Según el forense, fue un infarto –– respondió con sarcasmo.

–– ¿Un infarto? –– repitió incrédulo.

––Así mismo quedamos mis padres y yo. Matt tenía veinticinco años cuando murió, gozaba de buena salud, un infarto sería lo último que lo mataría a esa edad.

––Entonces, ¿qué cree que sucedió?

––Le mataron, pero después pienso y no encuentro a alguien que quisiera hacerle daño, todos querían a Matt –– dijo por lo bajo –– por esa razón me volví policía, no he dejado de investigar la muerte de mi hermano ni la de... –– se calló abruptamente, ¿la de quién? Alex lo dejó pasar esperando a ver si continuaba la oración, pero no.

–– ¿Y la madre de Breela no hizo nada?

––Rose nunca se interesó en Matt –– dijo soltando un bufido

–– ¿No? –– no estaba entendiendo nada de aquella conversación.

––No lo he querido decir de esa manera –– agregó rápidamente –– si se interesaba en él, le quería, después de todo estaban prometidos, pero cuando nos dijeron como había muerto ella lo aceptó así sin más, dos semanas después se fue del pueblo –– murmuró mientras se concentraba en la foto, extrañaba a su hermano, eso era un hecho.

Así que Matt había muerto de un supuesto infarto, Rose estaba prometido con él, Breela es hija de ambos, pero nuevamente ¿y Audrey? No podía preguntarle directamente al sargento sobre ella, pero entonces recordó lo sucedido en el mercado semanas atrás.

––Sargento –– lo llamando recuperando su atención –– ¿quién es Audrey? –– preguntó directamente, el rostro del sargento palideció enseguida.

–– ¿Audrey? –– preguntó con voz aguda, como si temiera algo pero, ¿qué temía?

––Sí, hace unas semanas cuando fui al mercado, quién supongo es la dueña, llamó a Breela por ese nombre –– dijo tranquilo.

––Ah –– soltó el aire que no sabía estaba conteniendo –– era la hermana menor de Rose.

–– ¿Era? –– ahora fue su turno de tener la voz aguda.

––Murió hace años –– dijo con pesar –– se suicidó, nadie nunca supo la razón ni siquiera dejó una carta –– quiso decirle algo más, pero fueron interrumpidos por uno de los oficiales.

Alex salió de la oficina dejándoles hablar, se dejó caer dramáticamente en la silla de su escritorio. Muerta, Audrey estaba muerta.

Era la opción con mayor posibilidad desde que la había visto en el sótano, pero muy en el fondo esperaba que no lo fuera. No entendía nada de lo que estaba sucediendo, ella se suicidó pero, ¿Dónde? ¿Por qué? Pensó en su relación con Matt y que este luego se prometió con su hermana, ¿había sido por ello? Audrey no se veía como alguien que recurriría al suicidio por algo como eso, pero tampoco era como que la conocía para saberlo a ciencia cierta.

Recordó el aspecto que tenía cuando se apareció, si, había notado una marca en su cuello pero no lo detalló bien por la falta de luz, sin embargo, su ropa rasgada y la herida de su brazo –– al menos para él–– era de todos menos de alguien quien se hubiera suicidado; algo no cuadraba en esa historia. También recordó las palabras que emitió: “Ayúdame, la caja, busca la caja” sonaba asustada cuando lo dijo. Caja en la cual no encontró nada que le fuera útil, solo las cartas pero solo era de un amor adolescente, ¿por qué le había pedido ayuda? ¿Por qué a él?

Estuve todo el turno dándole vuelta al tema, pensando en todas las razones o situaciones que la hubiera empujado a esa decisión pero todas eran ridículas.

Cuando llegó la hora de salir fue hasta la biblioteca, si quería obtener respuesta el libro se las daría, cuando entró fue directamente a la parte de atrás sin detenerse a saludar al bibliotecario amargado. Sacó el libro y fue directamente al año mil novecientos quince, dónde finalizaba la última carta, no encontró nada útil así que siguió avanzando, llegó a mil novecientos diecisiete pero cuando dio vuelta a la página saltaba a mil novecientos diecinueve, no, otra vez no. La página del año de mil novecientos dieciocho no existía, se saltaban todo un año.

Agarró el libro con ira y fue hasta el mostrador, lo dejó caer sonoramente haciendo que el hombre tras este se sobresaltara.

–– ¿Pero qué carajo…? –– comenzó a decir mientras agarraba el libro que se le había caído, pero no terminó de completar la frase.

 –– ¿También arrancaron esta página? –– le interrumpió Alex señalando el libro.



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En el texto hay: misterio, traicion, pueblo

Editado: 27.02.2022

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