La Maldición de Los Pines

Capítulo 28

Los padres y los abuelos de Breela habían vivido un triángulo amoroso, lo extraño era que se repitiera por dos generaciones seguidas.

— ¿La abuela de Breela tenía una hermana? —  preguntó confundido asimilando la información, Breela en su momento le habló mucho sobre su familia, pero en ningún momento mencionó a una tía-abuela.

— Sí — dijo por lo bajo la mujer —  fuimos amigas, a pesar de que yo era mayor siempre me llevé mejor con Emma que con Josephine, la abuela de Breela.

— ¿Qué pasó con ella? —  no pudo evitar preguntarle.

Marie dudó antes de responderle, era la primera vez que hablaba de Emma en años —  No lo sé —  mintió —  se fue del pueblo mucho antes de que Rose naciera.

— ¿Y nunca más hablaste con ella? —  sí fue su amiga, algún mínimo detalle debió dejarle para que la contactara, o esa era su lógica.

— No, quiso alejarse de todo y de todos —  hizo una pausa, viendo la caja frente a ella — La caja, ¿la encontraste en el sótano? — preguntó recordando algo, que tal vez sería importante.

—Sí, Audrey la señaló, ¿tiene alguna idea de cómo llegó ahí? — quizás, antes de morir, la dejó en ese lugar, fue lo que pensó.

—Tal vez Edmund la escondió — murmuró pensativa.

— ¿Quién? — preguntó confundido, otro nombre que agregar a la lista.

—Era amigo de las niñas — le explicó — murió tiempo después, debido a la gripe española o eso dijo su madre — se quedó en silencio, tratando de recordar — el día que la niña Audrey murió él fue a la casa, ella le entregó una caja pero no sé si era esta misma, también le dio instrucciones de algo, pero no llegué a escuchar muy bien,

— ¿Y por qué no le preguntó, pudo ser algo importante?

—Se fue a la mañana del día siguiente y lo siguiente que supe de él fue lo que su madre me dijo — estiró la mano y de la caja sacó la fotografía de los tres jóvenes — fui yo quién les di la cámara, no recuerdo muy bien el año pero fue en unos de los cumpleaños de Audrey, se les veía felices porque lo eran — susurró con añoranza, devolvió la fotografía a su lugar para concentrarse en el hombre a su lado —. Alex, hay muchos secretos que rodean a la familia Pines, sé algunos de ellos, otros los sospecho pero no estoy segura, los demás son de muchos años atrás; a lo que quiero llegar con todo esto, cosa que no sé si sea la correcta o no — dijo mientras agarraba las manos del detective entre las suyas — es que ya es hora de que toda la verdad se sepa y necesito de tu ayuda para ello.

Las conversaciones con Scivi y Adiutor invadieron sus pensamientos, recordando que en algunas de ellas —por no decir que todas — siempre le decían que era el indicado y que una verdad debía saberse, ¿era acaso los secretos de la familia Pines lo que debía saberse? ¿Estaría cerca del final de todo esto? Alex no sabía que responderle a la nana.

—¿Mi ayuda? — fue lo que salió de su boca.

—Sé que es hacer trampa pero, hazlo por Breela, ella merece saber la verdad — en definitiva eso era hacer trampa.

—Entonces, ¿por qué no se lo dice usted? — la nana sabía que decir para hacerlo dudar.

—Porque no sé toda la verdad, y si le digo todo no me va a creer al menos que tenga pruebas, y en eso te necesito a ti — le explico.

Alex dudó, ¿era lo correcto? ¿Qué otros secretos puede ocultar la familia Pines? Pensó en Audrey, cuando la vio, todo en ella gritaba miedo y desesperación, llegó a él pidiendo ayuda, ¿era ese el momento en dónde por fin la ayudaría? Luego pensó en Breela, en si estaba en él ayudarla a saber la verdad, ¿sabría de la existencia del hijo de Audrey?, ¿Qué tanto riesgo estaba seguro de correr por qué la verdad se supiera de una vez por toda?

Miró a la mujer que estaba impaciente por una respuesta, estaba dividido, su lógica decía que no, que ya en bastantes problemas estaba metido pero su instinto, oh su instinto, ese le decía que lo hiciera. Confía en tu instinto, fue lo que la voz cálida le había dicho la vez que casi muere, era lo que su padre siempre le dijo, por una vez más no estaría mal seguir confiando.

— ¿En qué necesitarías mi ayuda? — dijo finalmente.

La mujer soltó un suspiro de alivio antes de responderle — Hay unos diarios, son muy viejos, creo que son de mucho antes de que Josephine naciera — comenzó a explicarle — Emma me habló de ellos una vez, dijo que había escuchado a su madre y a su hermana hablar con respecto a ellos pero no entendió muy bien a que se referían.

—No estoy entendiendo — la interrumpió

—Sí dejas de hablar y me prestas atención tal vez así logres entender — le regañó —. Antes de que los padres de Audrey se fueran a Londres su madre le dejó estos mismos diarios a Rose, alegando una tradición familiar.

— ¿Y nunca se los ha dejado a Bree? — preguntó, a lo que la nana negó

—Una vez Audrey llegó a ojearlo y Rose le gritó que nunca se atreviera a tocarlos — recordó ese día, fue una de los últimas veces que discutieron —, sea lo que sea que esté ahí escrito es de mucha importancia y puede que nos ayude.

— ¿Estas segura de que nos servirá de algo? — Dudaba mucho que fuera de ayuda aquellos diarios.

—Completamente — por muy nerviosa que estuviera, estaba segura que esos diarios ocultaban más de lo que debían.



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En el texto hay: misterio, traicion, pueblo

Editado: 27.02.2022

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