La Maldición de Los Pines

Capítulo 30

El Comienzo de Todo.

La Maldición.

Toda maldición tiene una razón, una causa y un inicio.

Evolet Pines es, por no decir menos, uno de los principales culpables de ello.

La familia Pines no siempre fue Pines, hacia generaciones que solo eran niñas las que nacían, por ende el apellido se fue perdiendo ya que adoptaban el de sus esposos; fue tanto así que nadie recuerda cual era el apellido original de aquel largo linaje, claro que todo eso cambió cuando luego de años, el primer varón nació.

El cinco de mayo de mil seiscientos noventa y uno marcó una pequeña victoria en la vida de los primeros Pines. Luego de tantas generaciones llenas de niñas, por fin nació un varón. Evolet Pines era el nombre que se le fue otorgado, sus padres estaban agradecidos; su descendencia no tendría que adoptar un apellido sino todo lo contrario, sería el que adoptarían, aún si durara solo una generación. Ya que fue el único hijo de la relación –– porque la sra. Pines casi muere en el parto –– toda la familia celebraba cada año a lo grande; no podían estar más dichosos.

Pero no se dejen engañar, no todo lo que brilla es oro. Veintisiete años después ocurrió el hecho que marcó por siempre a la familia.

Evolet era un joven agraciado en todos los sentidos, era alto de tez clara, tenía el cabello rubio claro y ojos marrones casi negros. Todos los habitantes del pueblo donde vivía le querían, claro que, no podemos dejar de lado a un par de jovencitas que le querían más que un simple amigo. Y es que él le correspondía a una de ellas, para ser más específicos a Faith, aquella joven de cabello largo color chocolate, con ojos ámbar y piel bronceada por el trabajo de campo que hacía con su madre; era risueña, amable, caritativa, bondadosa, llena de vida y siempre con una sonrisa en su rostro. Evolet pasó toda su vida enamorado de ella y cuando supo de qué sus sentimientos era correspondidos le propuso matrimonio, una linda historia de amor, ¿no? Pues, como en cualquier historia de amor, aquí es cuando se complica la cosa.

Los padres de Evolet como era de esperar no aprobaron dicha “relación”, decían que aquella chiquilla no aportaba nada a su familia; él tenía negocios que dirigir, debía hacer crecer su fortuna, no que disminuyera. Por esa razón le fue presentada Damna Montgomery era amiga de Faith y también la otra joven que siempre estuvo enamorada de él; era blanca como la leche pero poseía un rubor que nunca abandonaba sus mejillas, su cabello era de un fino color castaño con destellos dorados, sus ojos eran de un azul claro como el cielo en pleno verano era hermosa, de eso no había duda, pero su actitud fría y déspota opacaba su belleza. Era la heredera de una gran fortuna y como su padre era socio del padre de Evolet, la riqueza de ambas familias se multiplicarían una vez ellos se casaran, algo común en aquella época.

Lo que también era común y de lo que todos temían era de las brujas. La madre de Faith, Scivi, era una de ellas y aunque todos lo sospechaban no se atrevía a acusarla, nadie en su sano juicio quería tentar a su suerte; los Pines quizás olvidaron ese pequeño detalle.

Evolet rompió de inmediato su compromiso con Faith, se repetía continuamente que era lo correcto, por él y por su familia. Ella como era de esperarse quedó devastada, sumiéndose en un pozo de depresión. Damna y Evolet por su parte cada día se volvían más cercanos hasta el punto que este último se terminó enamorando de ella.

El día de su boda fue un día precioso, en pleno verano y todo parecía brillar más que nunca. Todos los vecinos estaban presentes en la iglesia del pueblo, la ceremonia ocurrió sin ningún inconveniente salvo el final, cuando los recién casados se disponían a salir de la iglesia. Desde el balcón se oyeron unos aplausos pesados, secos y cortos, era Faith; en cuanto tuvo la atención de todos los presentes, dejó de aplaudir y comenzó con su discurso.

––Espero que sean muy felices señores Pines, se lo merecen –– comenzó con voz calmada, cómo siempre que hablaba. Estaba viendo directamente al novio –– sobre todo tú querido Evolet –– continúo, pero esta vez con voz y mirada llenas de tristeza y nostalgia –– espero que te llegue a amar tanto como yo lo hago, pero ya lo creo, son tal para cual.

Evolet intentó decir algo pero ninguna palabra salía de su boca. Antes de que alguien más dijera nada, el ambiente de la iglesia cambio rotundamente, ya no era cálido sino todo lo contrario hacía mucho frío como si estuvieran en pleno invierno sin nada que los cubriera de la nieve. Algo malo estaba por suceder ahí dentro.

––Les voy a dar mi regalo de bodas, no quiero ser una mala invitada –– Faith seguía hablando, pero todo en ella había cambiado. Sus ojos habían adquirido un color más oscuro, sus manos estaban haciendo un extraño movimiento y salían algunos destellos de color negro pero nadie lo veía –– les bendigo con una familia llena de amor, unión y riqueza. Tendrán dos hermosas hijas, la menor será risueña, amable, cordial, todo el mundo la querrá. La mayor también será agraciada pero no tanta como la pequeña.

Evolet en ese momento lo entendió, estaba empleado lo aprendido de su madre. No les estaba bendiciendo, les iba a maldecir.

––Muchas gracias Faith, te estamos... –– comenzó tratando de que desistiera de lo que quisiera hacer.

––No he terminado –– lo interrumpió gritando –– serán las mejores amigas, pero esto cambiará cuando conozcan al hombre por el cual ambos corazones latirán enamorados, él se enamorará de una de ellas, de la menor para ser más exacta, rompiendo momentáneamente el corazón de la otra. Todos en la iglesia estaban escuchando atentamente y temblando, no sabían si por el frío o por las palabras de la chica.



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En el texto hay: misterio, traicion, pueblo

Editado: 27.02.2022

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