La Maldición de Los Pines

Capítulo 31

Alex observaba a la mujer a unos metros de él, le sonreía con cinismo mientras se apoyaba de la mesita donde estaba la lámpara. Procesaba toda la avalancha de información que le había escupido en unos pocos minutos, tardó un poco más de la cuenta, pero poco a poco cada pieza se unía y el gran rompecabezas estaba casi completo.

—Usted mató a su hermana — fue lo que pudo decir tras varios segundos en silencio.

—Dicho de esa manera suena horrible — su voz carecía de emoción — pero sí, una maldición debe cumplirse o cumplirse, así de simple — dijo restándole importancia.

—Pero, ¿cómo? ¿Por qué? — aun no lograba procesar esa última parte.

—Te dije que te sentaras, que conste — le señaló antes de tomar otro trago — Antes de nuestros padres morir, mi madre me entregó esos diarios, me dijo que en cuanto regresara me explicaría todo, pero ya has de saber que murieron y yo me quedé sin explicación, lo único que llegó a decirme fue que por nada del mundo dejara que mi hermana los leyera, una vez estuvo a punto pero por suerte llegué antes de que lo lograra. Yo comencé a descifrarlos, pero aun así me faltaba gran parte de la información, por lo que no insistí más y los guarde bajo llave.

>>Al ser la mayor y que nuestro apellido nunca se perdió una gran responsabilidad recayó en mis hombros al mis padres morir, en una de esas tomé una mala decisión al ser inexperta pero un amigo de papá, el sr. Donovan tenía la solución, asociar su empresa con la nuestra y ya que él estaba a punto de jubilar yo quedaría a cargo de ambas compañías por lo que el creyó que un compromiso con su hijo Matt sería lo mejor para ambas partes; Matt no lo tomó de la mejor manera, él estaba enamorado de mi hermana pero…

—Pero no podría dejar a la deriva a su padre — concluyó él.

—Exacto, por lo que aceptó a duras penas el compromiso — sonrió amargamente —; mi hermana tampoco se lo tomó de la mejor manera, pero no podía hacer nada más. Traté por todos los medios poder enamorar a Matt, pero nunca lo logré, él no sentía por mí más que un cariño fraternal, entonces pasó, Audrey salió embarazada — dijo con tristeza — comencé a notarlo en agosto, lo ocultaba con ayuda de Marie, siempre obteniendo ayuda a quien lo pidiera. Enfurecí, no sé suponía que eso debía pasar, Matt se enteró dos meses después cuando regresó de Toronto, hacia hasta lo imposible por estar junto a ella, todo el día.

— ¿Nunca le dijo nada a sus padres?

—Hubiera sido un completo escándalo. Audrey nunca salió de casa, siempre la mantuvimos encerrada, si alguien del pueblo la hubiera visto hubiera sido una gran aberración, lo cual era cierto. Respondiendo más directamente a tu pregunta solo les dijo a sus padres que tendríamos que adelantar el compromiso, más no les explicó el motivo.

—Aún no logro entender por qué se muerte — dijo.

—Ya  estoy llegando ahí, no seas impaciente — se burló —. Audrey tuvo complicaciones en a la hora de dar a luz, fueron casi cuarenta y ocho horas en trabajo de parto, todos creíamos que moriría, pero eso no sucedió; logró dar a luz a una hermosa y sana niña, por supuesto que iba a ser niña.

—Una niña — repitió confundido —, Breela es su sobrina.

—Biológicamente, legalmente es mi hija.

—Pero la carta… — murmuró.

— ¿Pero qué? — cuestionó.

—Nada.

—Matt tuvo que salir hacia Vancouver por cuestiones de trabajo, le prometió que en cuanto regresara hablaría tanto con su familia como conmigo, conmigo ¿puedes creerlo? — Otra risa amarga — Audrey, seguía débil por el parto cuando se fue, estuvo dos semanas en cama.

— ¿y por eso alejó a Breela de ella? — no pudo evitar cuestionarle, recordando la carta.

—Veo que no estás del todo fuera de contexto — le felicitó —, mi hermana no estaba en condiciones de cuidar a la bebé.

— ¿Y usted sí? — preguntó con sarcasmo.

 —Mucho más que ella — le aseguró —, claro que iba a dar pelea No es tu hija, Rose — imitó a Audrey — pero no podía hacer mucho estando en una cama, yo no soportaba verla con Breela, no soportaba saber que era ella y no yo quien estaba en esa cama, se supone que era yo quien debía darle un hijo a Matt, conmigo era con quien estaba comprometido; así que las separé y no permití que nadie la dejara acercarse a ella. Después de las dos semanas, Audrey se encontraba lo suficientemente fuerte como para levantarse de la cama y poder confrontarme.

—Cosa que hizo — murmuró Alex.

—Lo hizo — dio un último trago y dejó la copa junto a la lámpara —, se armó de valor reuniendo todo el coraje que no tuvo en años anteriores. Esa noche yo me encontraba en ese sofá junto a Marie con Breela en brazos — dijo señalando el sofá donde estaba sentada la noche de la cena — cuando mi hermana apareció, para ser sincera me sorprendí cuando la vi de pie justo donde estás. Le pedí a Marie que se llevara a Breela a la habitación y que por nada saliera de ahí, cuando pasó junto a Audrey ella la detuvo y le susurró algo a Breela luego de darle un beso, creo que ya intuía lo que sucedería.

>>Comenzamos a discutir a penas Marie cruzó el umbral, mi hermana reclamándome cada una de las decisiones que yo había tomado los últimos días, asegurando que por mucho que lo intentara no podría quitarle a su hija, pero en el fondo sabía que si podía y lo haría. Verás, antes de que mis padres, murieran, por alguna razón ya habían dejado absolutamente todo a mi nombre, la casa, las cuentas y el mando de la empresa, el nombre de Audrey no figuraba en nada, por mucho que hubiera intentado no tenía nada a su favor para poder quedarse con Breela.



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En el texto hay: misterio, traicion, pueblo

Editado: 27.02.2022

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