La Maldición del Lobo

El encuentro

Laura se sorprendió al encontrar la puerta de la oficina entreabierta, su llave en la mano no fue necesaria, al intentar meterla en la cerradura la puerta se movió dejándola entrar sin problema. Sin duda, esto era algo muy extraño pues ella solía ser siempre la primera en llegar. Esta vez alguien se había adelantado pero era un madrugador muy silencioso, ningún ruido o movimiento se percibía en la estancia.

Su inquieta curiosidad y necesidad de descubrir quién había llegado tan temprano al trabajo la llevaron a hacer un recorrido por todos los espacios, comenzando por los cubículos, sus pasos silenciosos sobre la alfombra y sus ojos ávidos de encontrar al visitante escudriñaban minuciosamente cada ambiente, nada en los pasillos, nada en desayunador, los baños vacíos y el aire acondicionado aún sin encenderse, tanta soledad la inquietaba cada vez más.

Siguió su recorrido, un pensamiento le asaltó: alguien entró a robar y salió dejando la puerta abierta, pero la entrada no se veía forzada y todo parecía estar en su lugar. Continuaba el recorrido descubriendo cada espacio en el que entraba completamente solo, su mente seguía especulando acerca de los que podía haber pasado, su corazón comenzaba a latir cada vez más rápido y un escalofrío le recorrió desde la nuca a lo largo de la columna vertebral.

Fue entonces cuando escucho levemente un ruido que parecía venir de la última oficina en el pasillo, la gerencia general. Era el único ambiente más privado que contaba con una puerta con cerradura y donde se guardaban los documentos más importantes de la empresa, pero ¿Qué era aquel extraño ruido?

Laura se acercaba lentamente tratando de descifrar el sonido pero no lograba identificarlo. Un mal presentimiento asaltaba su corazón, el miedo le había llegado a las extremidades haciendo que sus piernas se hicieran más pesadas, era como si su cuerpo se negará a continuar.  Sin embargo, la curiosidad seguía en ella y sabía que era su deber descubrir qué pasaba, al fin y al cabo no podía ser nada extraordinario.

Finalmente, el ruido se hizo más claro, identificando lo que parecían ser gruñidos como de un animal, pero ¿cómo? ¿Podía haber entrado un perro a la gerencia? se acercó cuidadosamente, asomándose por la puerta que permanecía entreabierta, penetró lentamente empujándola suavemente, pero no había nada ante sus ojos. Los gruñidos se habían detenido así que aguardaba a qué volvieran para saber de dónde venían.

Entonces escucho: - Grrr, Grrr que venía justo detrás del escritorio, pero ¿qué era eso? Se acercó y sus ojos se dilataron al toparse con la imagen horripilante que producía el gruñido, su cuerpo se congeló y sintió como su garganta y su boca quedaron completamente secas, quedándose sin poder emitir ningún sonido, su mente trataba de procesar esa figura horrible ante ella.

Era un cuerpo humanoide como de una mujer, vestida con los harapos de lo que fue un traje de oficina, ahora totalmente sucio y rasgado. Una maraña de pelos cubría el rostro y sus manos se mostraban toscas como las de una bestia con largas garras que sujetaban lo que parecía ser una presa, que aquello devoraba ávidamente mientras gruñía.

¿Qué comía? y ¿Qué cosa era este ser? se preguntaba Laura cuando impulsivamente se atrevió a dar un paso más logrando ver un poco más allá del animal el cuerpo de Jack Stallen, el gerente general de la empresa, que yacía tendido a su lado. Vestido con su traje habitual y su rostro intacto pero el vientre abierto dejaba ver sus entrañas de las que se alimentaba la horrible bestia.

Un grito intento salir de la boca de Laura, pero logro contenerse a tiempo, percatándose de que la bestia todavía no notaba su presencia allí. Sin embargo, ya era tarde la sensación de compañía hizo que la bestia levantará el rostro y sus ojos se toparon con el pálido rostro de Laura, cuyos ojos espabilados trataban todavía de descifrar la escena.

Unos llamativos ojos amarillentos que parecían llenos de fuego la miraron entre la maraña de la bestia y su rostro mostró una dentadura llena de colmillos completamente ensangrentados. La espeluznante criatura se puso de pie y se acercó lentamente a Laura, quien permaneció totalmente inmovilizada.

Extrañamente el terror que se había apoderado de su cuerpo comenzaba a disiparse y al estar frente a frente con este monstruo dejo de sentir escalofríos.

Noto que el rostro de la criatura comenzaba a cambiar, sus ojos pasaron de ser una llamas naranjas a tornarse en azul encendidos como si la furia que contenían se disipaba, su grotesca dentadura colmada de grandes colmillos parecían contraerse haciéndose menos prominentes.

Fue entonces cuando logró reconocer la persona oculta tras la bestia, se trataba de Cindy, una dulce chica que hace poco había comenzado a trabajar en la oficina. La pregunta obvia estaba en la cabeza de Laura, ¿qué cosa era esta chica que podía transformarse en tan espeluznante criatura capaz de devorar las entrañas de una persona?

Antes de poder reaccionar de ninguna forma, Laura se percató que la criatura extendía la mano hacia su cuello, se creyó muerta. Sin embargo, solo coloco su palma sobre su cuello rodeando su oído derecho y balbuceo:

– Ahora te mostrare quién eres realmente.

Solo hasta entonces se percató de que este ser no pronunciaba palabra alguna sino que podía escuchar su voz en su cabeza, como si una extraña conexión telepática les permitiera comunicarse con ella. Inmediatamente Laura comenzó a recibir en su mente las imágenes de un paisaje rupestre y acantilados  que le resultaron muy familiares. Al mismo tiempo la voz continuaba hablándole:

– Hace muchos años en una lejana isla al sur de Irlanda cuando la religión antigua comenzaba a luchar por sobrevivir a las invasiones cristianas, en una aislada comunidad los sacerdotes druidas decidieron aceptar la llegada de los monjes cristianos permitiéndoles habitar junto a ellos, brindándoles su cordialidad.



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En el texto hay: lobos, druidas, hombreslobo

Editado: 27.10.2020

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