La mancha del imperio

El rugido del principe

Aurora apenas recordaba partes del trayecto al castillo. Todo era una mezcla de dolor, sombras y la voz de Kael murmurando palabras en un idioma antiguo para calmar la marca.

Cuando por fin llegaron a la sala principal de sanación, los sanadores se apresuraron a rodearla. Pero antes de que pudieran acercarse demasiado, Kael levantó una mano.

Si alguno la toca sin mi permiso, lo entierro en las sombras.

Su voz fue tan fría, tan firme, que incluso las antorchas parpadearon.

Los sanadores retrocedieron al instante.

Aurora lo miró, sorprendida.
Nunca lo había visto así. Nunca había sentido tanta… furia contenida.

—Kael… está bien —susurró ella.

—No, Aurora —contestó él sin apartar los ojos de los sanadores—. No está bien. Nadie en este reino debería poder lastimarte. Nadie.

Las sombras alrededor de sus pies se movieron como un animal inquieto.

—Ella es mi esposa. Mi reina. Y quien se atreva a dañarla responderá ante mí —sentenció.

Los sanadores tragaron saliva.

Finalmente, Kael los dejó acercarse, pero se quedó a menos de un paso, vigilando cada movimiento.

Mientras trabajaban, Aurora sintió que algo oscuro recorría el castillo. Un murmullo, un temblor en las paredes, como si alguien la estuviera… buscando.

Entonces, la puerta se abrió de golpe.

Un guardia entró corriendo, pálido.

—¡Príncipe Kael! Alguien ha cruzado las barreras del sur. Una figura encapuchada… exige una audiencia.

Kael entrecerró los ojos.

—¿Quién se atreve a entrar sin permiso?

El guardia tragó saliva.

—Dijo… que viene por la portadora de la marca.

Aurora sintió un escalofrío.
La marca en su brazo latió con fuerza, como si respondiera al nombre de aquel desconocido.

Kael giró la cabeza hacia ella.

Por un instante, Aurora vio algo en su mirada:
no solo miedo, sino reconocimiento.

Como si supiera exactamente quién era esa persona.

—Kael… —susurró Aurora—. ¿Quién es?

Kael no respondió de inmediato. Después dijo, con voz grave:

—Alguien que jamás debió volver.

La sala de audiencias fue sellada al instante. Kael entró con paso duro, sus sombras siguiéndolo como una tormenta silenciosa. Aurora, aún herida, fue llevada en una camilla especial, protegida por un círculo de guardias.

La figura encapuchada estaba en el centro de la sala. Alta, envuelta en una capa gris que parecía absorber la luz.

Cuando habló, su voz sonó como un eco roto.

—Así que… la nueva portadora está viva.
Interesante.

Kael se interpuso entre Aurora y la figura.

—No darás un paso más —gruñó—. Si vienes a buscar pelea, la tendrás.

La figura se rió suavemente.

—Oh, Kael… siempre tan impulsivo.
No vine a pelear.
Vine a recoger lo que me pertenece.

Aurora sintió un latido en la marca tan fuerte que tuvo que ahogar un gemido.

La figura señaló su brazo.

—Esa marca jamás debió despertar. Y menos en ella.
Tarde o temprano, tendrás que entregármela.

Kael dio un paso adelante. Las sombras se tensaron como lanzas.

Aurora no es un objeto. Ni una herramienta. Ni un trofeo. Es mi esposa. Mi reina. Y si vuelves a poner tus ojos sobre ella… te arrancaré la sombra del cuerpo.

La figura inclinó la cabeza, casi divertida.

—Qué posesivo.
Pero el destino no le pertenece a un príncipe… sino a quien tiene la fuerza para reclamarlo.

Se volvió hacia Aurora.

—Nos veremos pronto, niña de la marca. Muy pronto.

Y con un chasquido, desapareció en una explosión de humo gris.

Kael respiró con fuerza, todavía temblando de rabia.
Los guardias no se atrevían ni a moverse.

Aurora lo llamó suavemente.

—Kael… ¿quién era?

Él se giró hacia ella, con una expresión como nunca antes había mostrado:
preocupación real.

—Un enemigo del que te prometo protegerte.
Cueste lo que cueste.

Se acercó y tomó su mano con cuidado, como si temiera hacerle daño.

—Nadie volverá a tocarte. Nadie.
Mientras yo viva… no dejaré que te arrebaten.

Y Aurora lo creyó.

Porque por primera vez, Kael no era solo un príncipe.
Era un escudo, una tormenta…
y una furia silenciosa que temblaba por ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.