Max
El sábado me tocaba trabajar junto con mi hermano y Oliver para hacer una entrega de flores a una boda en el centro de la ciudad. Llevábamos varias semanas trabajando en los ramos para que estos estuvieran en sincronía con las decoraciones del salón.
Mientras terminaba los últimos detalles, Alex llegó con una bolsa de comida. Lo miré entusiasmada, no había comido nada desde temprano y mis estómago gruñó de hambre.
—¿Trajiste el desayuno para tu linda hermana?
Alex sonrió.
—Oh por dios, ¿tenemos otra hermana? No conozco a ninguna linda hermana. Bueno, estás tú.
Entrecerré mis ojos.
—Debí dejar que el camión de la basura te llevara cuando me lo pidieron.
—Entonces tu vida estaría muy vacía, hermanita —soltó la bolsa en la mesa.
Dentro había varios topper con comida revuelta. Parecía vómito de perro.
—¿Qué es esto?
Alex me miró como si estuviera loca.
—¿Cómo que qué es? El desayuno, yo lo preparé.
Abrí mi boca para decirle que ni loca iba a probar eso, pero me ganó Oliver.
—¿Estás seguro que eso es comestible, Alex? No quiero que mates a mi cuñada tan pronto, me gusta como hace los ramos.
—¿Por qué todos desprecian mi comida? Quizá si la probaras te darías cuenta que es buena. Estás juzgando al libro por su portada —reclamó.
Abrí el topper encontrándome con olores extraños. Era un intento de ensalada mezclada con pollo quemado. Entonces también me llegó un olor a pescado.
—No sé que sea esto, Alex, pero estoy segura que ni Lucifer o Dustin que son animales hambrientos todo el tiempo se lo comerían.
Me quitó el topper de las manos y comenzó a comer furiosamente su platillo. Oliver y yo lo miramos con atención, estaba segura que trataba de disimular su asco.
—Está delicioso —comentó con la boca llena.
—Seguro —dije con sarcasmo.
Entonces Alex se fue con la excusa de haber tomado mucha agua. Seguro fue al baño a vomitar la basura que había cocinado. Mientras Oliver y yo terminamos los ramos que faltaban.
Teníamos que estar en el salón de bodas a las dos de la tarde, así que apuramos a Alex y nos subimos en la camioneta acomodando los ramos de forma que no se cayeran. Al llegar al salón, nos encontramos con toda una salía de bienvenida con toque muy elegantes. Lo único que le faltaba a la decoración eran nuestras flores.
Entre los tres nos esforzamos por acomodar todo los ramos, eran demasiados y la boda empezaba a las siete. Todavía no acabábamos de decorar el salón principal y las mesas, así que tuvimos que correr de un lado a otro, dejando todo presentable y hermoso.
Las tonalidades que eligieron los novios eran colores muy pasteles como el amarillo claro y azul cielo. En la mesa de los novios decoramos la parte trasera con una pared llena de flores y luces.
Al terminar, tomamos varias fotos y uno de los familiares amablemente nos dijo que podíamos quedarnos en el banquete en forma de agradecimiento. Me emocioné un poco, ya que amaba las bodas y ver cómo dos personas se prometían para siempre.
Nos asignaron un espacio cerca de la salida, donde vimos a otros trabajadores en la mesa del final. La recepción de la boda empezó con música nupcial y fue muy linda, los novios en verdad se veían muy enamorados.
Suspiré en la mesa.
Si tan solo viviera ese sueño.
Ni siquiera tenía novio, en realidad estaba muy lejos de tenerlo. Mi última relación había ido mal y como era de esperarse, no me ganaba muchos fans cuando era una persona a la que le gustaba expresar sus opiniones libremente. Un ejemplo de ello era Joshua Lyle.
De repente, me acordé de la otra noche que vi los fuegos artificiales con él. Por un segundo, estaba casi segura de que los estaba disfrutando como yo, entonces tenía que abrir su boca.
¿Banales?
¿Por qué tuve que preguntar si le parecía ridícula? ¿Por qué no dijo nada para contradecirlo?
«Quizá porque realmente le pareces ridícula» me dije a mí misma.
Estaba muy enojada con su actitud tan fría y amargada. ¿Acaso habría algo que lo hiciera feliz?
No estaba segura de ello y eso me intrigaba mucho más.
—Dime que estás bromeando, ¿no es ese el niño pijo qué nos regañó la otra vez en el parque? —comentó Alex señalando a uno de los chicos que estaba del lado del novio.
—Me parece que sí es.
Curiosa, me incliné para ver más de cerca donde estaba haciéndose el ritual de boda y estaban los padrinos. Ahí estaba él, con su cara de pocos amigos. Ni siquiera una sonrisa.
El mundo tenía que estar jugándomela ahora.
Ahí estaba el amargado de Joshua Lyle.
Como si no fuera suficiente el verlo todos los días entre semana. Ahí estaba Joshua, sosteniendo los anillos de los novios, mirando con indiferencia al público. Llevaba un esmoquin negro que lo hacía ver más frío e imponente de lo usual.
Miré mi falda corta de mezclilla y mi blusa oversize. Parecía sacada directa de un basurero en comparación.
La ceremonia no duró mucho y Joshua fue a sentarse a una de las mesas de hasta adelante, lo que me hizo suponer que debía ser hermano o familiar cercano a los novios. Mientras sirvieron el banquete y vimos el vals. Fue una fiesta muy linda. Al menos mientras Joshua no se enterara que estaba aquí.
Fui al baño debido a que sentía que estaba disfrutando de algo que no me correspondía. En definitiva no debimos quedarnos. Me lavé las manos y vi por el espejo entrar a la novia.
Me sonrió.
—¡Tu debes ser la florista!
—Soy Max, te ves hermosa —respondí sin poderlo evitar.
—Me llamo Bella, muchas gracias. Me encantaron tus ramos, Oliver me dijo que tú los diseñaste.
La verdad era que sí, llevaba meses trabajando en ellos y estaba muy orgullosa de mi trabajo. En especial por el significado qué quería dar.