La manifestación del amor | Completa

26

Max

Podía asegurar con hechos que la situación más incómoda en la que me había encontrado era esta. Estar sentada en la mesa junto a dos personas que ni siquiera se topaban. Todo por querer demostrarle a mi hermano un punto.

Cuando intenté soltar la idea de que era imposible que Joshua Lyle sintiera celos por mí y Tom, mi hermano no me creyó. Gracias a sus insistencias y la estúpida apuesta que hicimos, mi primer movimiento fue provocar a Joshua, acusándolo de estar celoso. Dijo muy explícitamente que no le gustaba y yo le creía.

Lo iba a dejar ir, pero cuando le mandé mensaje a Alex, él me dijo que hablara por teléfono cerca de Joshua para que me escuchara. De ahí sacaría la idea de invitarlo.

Yo estaba muy segura de que Joshua no vendría al refugio. Incluso cuando dieron las cuatro y media ya estaba cantando victoria. Luego apareció aquí, de la nada.

Ahora estaba sentada en esta mesa, en medio de ambos tratando de no hacer la situación más incómoda de lo que ya era. Tom había sido amable al venir con mi invitación de última hora. Al menos era fácil establecer una conversación con él, podíamos hablar de animales todo el día. Sin embargo, la situación con Joshua era muy diferente, ya que su simple presencia me ponía nerviosa.

Joshua puso un plato de comida enfrente de mí, sacándome de mis pensamientos.

—Estaban sirviéndose todos y no estabas así que pensé en traer tu plato mejor.

—Gracias —sonreí.

Del otro lado de la mesa vi como mi hermano también sonreía, solo que de forma malvada, como si todo estuviera pasando justo como él quería. Tom qué estaba a mi lado, notó la acción de Joshua y se disculpó enseguida por no haber pensado en eso antes.

—Está bien, de verdad.

—Claro, ¿cómo ibas a pensarlo? —comentó Joshua en un tono que se alejaba de esa seriedad suya y sonaba sarcástico.

—Aun así, lo lamento. ¿Necesitas que te traiga algo más?

Iba a comentar que no era necesario, pero Josh me interrumpió.

—Sí, ahora que lo pienso, faltan los cubiertos para ella.

Iba a rebatir que no era necesario que fuera, pero Tom tomó eso como su siguiente acción y se fue corriendo hacia el albergue. Mi hermano que estaba sentado enfrente de nosotros, me sonrió malévolo.

Miré a Josh, estaba muy relajado a mi lado.

—No era necesario que fuera.

—Vamos, deja que el pobre chico haga algo, parece que se moría de ganas de hacerlo.

Lo miré, ante esa actitud extraña que estaba tomando. Podía notar su pequeña sonrisa crecer en sus labios. ¿Acaso se estaba riendo a costa de mí?

Incliné mi cabeza mirándolo con los ojos entrecerrados.

—¿Qué es lo que sucede, Joshua Lyle?

La mención de su nombre completo atrajo toda su atención hacia mí, como si esperara de una gran confesión.

—¿Por qué habría de suceder algo? Me invitaste y decidí venir, parecía importante para ti —alzó sus hombros como si fuera obvio.

—¿Desde cuándo a Joshua Lyle le importa tanto lo que sucede conmigo?

—¿Por qué hablas de mí en tercera persona? —regresó frunciendo el ceño.

—Odias esto, la última vez que intenté hacerte venir no querías.

Esto último pareció molestarle más.

—No estaba de humor, además, si me importa.

—¿Qué?

En ese momento regresó Tom, interrumpiendo la conversación y cualquier cosa que él fuera decir. Sus ojos se quedaron en mí como si quisiera que lo comprendiera con una sola mirada. Después Tom empezó a conversar y Josh lo fulminó con la mirada.

No pudimos seguir conversando entre todos porque Claudia se había levantado para dar un breve discurso. Por un segundo, todo el drama entre Josh y mi hermano me hizo olvidar la verdadera razón por la que estaba aquí.

Era cierto que este evento era importante para mí, en especial porque Claudia buscaba recaudar fondos para el refugio de animales y conseguir más personas que adoptarán perros o gatos. Muchas personas del vecindario y amigos de nosotros asistieron. El punto de esta comida era tomar fotos y hacer juegos con los animales para convencer al público.

—Les agradecemos de todo corazón que hayan asistido. No tienen ni idea lo mucho que amamos a los animales y nuestro principal objetivo es transmitir ese amor a todos —habló Claudia.

Señaló a sus colaboradores que venían con una ola de animales y comenzaban a jugar con ellos en el pasto. Algunos invitados parecían tan contentos de ver a los animales que se acercaron a acariciarlos.

Mi primera reacción fue buscar a Joshua, quien seguía a mi lado mirando con seriedad a los animales. No hizo ademán de levantarse.

Tom en cambio si que se levantó y se acercó a acariciar a un perro salchicha qué estaba contento de recibir su atención. Miré a Josh.

—Vamos, Josh, ¿por qué no te acercas a acariciar a un perro? —comenté en burla.

Él rodó sus ojos, pero cuando vio a una de las chicas voluntarias acercarse a él con un perro labrador su actitud de sabelotodo arrogante cambió enseguida.

Se quedó congelado en su asiento al notar que el perro estaba buscando su atención moviendo la cola y saltando cada vez más cerca de él. Por un segundo, pensé que simplemente estaba siendo exagerado con su odio a los animales, ya que la última vez que estuvo aquí, un gato se le había acercado. Pero con el perro su reacción fue diferente.

Estaba tan tenso que mi primer movimiento fue acercarme con el perro y moverlo hacia mi sitio. Entonces el perro olvidó a Josh y se centró en mí.

Miré a Josh que respiró rápido y dio un suspiro de alivio al ver alejarse al perro.

—¿Estás bien?

Él asintió sin decir nada más.

¿Era posible que su odio a los animales simplemente fuera a causa de un accidente en la infancia o algo más? Cuando vi el miedo en sus ojos, entendí que podía ser algo más grave.

Jamás lo vi así.



#3851 en Novela romántica
#1105 en Chick lit

En el texto hay: romance, enemiestolovers

Editado: 12.07.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.