En la primera semana de casados, Caden decidio que ya era hora de que conociera a su padre.
El Señor Wisteria debia estar en una condicion muy grave como para no haber podido asistir a la boda de su unico hijo.
Caden me llevo por los pasillos ya conocidos y se detuvo en una puerta a la que nunca habia entrado. Tomo una respiracion profunda antes de girar el pomo de la puerta.
El interior olia como a humedad.
La habitacion era amplia pero no podrias notarlo. Cortinas pesadas cubrian los ventanales y una cama demasiado grande para la habitacion se extendia en el medio. Me acerque con pasos lentos detras de Caden. Su espalda se veia tensa bajo su ropa. Al lado de la cama, una chica organizaba unos platos y los colocaba sobre una bandeja para sacarlos. En la cama, un hombre yacia durmiendo.
La chica se giro y me reconocio de inmediato. Eliza se inclino ante Caden y cuando levanto la cabeza me dirigio una sonrisita a mi.
–Señor. Señora.
Caden le dio un asentimiento.
–Eliza, como ha estado?
La chica se humedece los labios y sus ojos cayeron sobre la cama.
–Se mantiene estable, señor. Come bien. Mantiene la mente activa.
Levanto uno de los libros que habia en la mesita de noche. Era uno de los libros que Caden y yo habiamos leido antes.
Caden intento sonreirle. Froto su muñeca en un gesto ausente.
–Bien. Eliza, ¿nos permites un momento a solas?
–Por su puesto, señor. Con su permiso.
Habilmente apilo los platos y cuberteria en la bandeja y camino rodeandonos. Cuando paso a mi lado me dio un pequeño saludo y le sonrei suavemente. La puerta hizo un sonido seco al cerrarse. Me acerque haca Caden y le aprete la mano.
–Solar, este en mi padre.—Tiro de mi para que nos acercaremos al lecho del señor. Estaba casi segura de que no se encontraba consciente. –Lord Felix Wisteria. Padre, esta es mi esposa. Solar Hesperia.
A pesar de que no pudiera verme, considere que seria apropiado mostrar mis respetos. Me incline en una reverencia.
–Es mi placer, Lord Wisteria, –dije suavemente.
Me permiti observarlo realmente.
Su padre no debia ser mayor que los mios, pero se veia…demacrado. Eso era muy generoso. Su piel parecia papel arrugado. Palidecia contra sus venas permitiendo que etsas se pintaran claramente. Sus labios me recordaban a los gusanos que veia en la tierra. De un blanco rosaceo. Su cabello era apenas unas hebras secas y despeinadas. Nada como su hijo. Intente ver a Caden en el, pero no se me hizo posible. Donde Caden tenia la nariz recta, el señor la tenia prominente. Su pelo debia ser mas claro en su juventud. No pude determinar si las manchas de su rostro eran pecas en sus mejores dias, o meramente prueba de su condicion. Caden debia parecerse mas a su madre. Frialdad que no encajaba en su ambiente, mientras que el señor Wisteria era el remanente de una persona que pasaba mucho tiempo al aire libre y bajo el sol.
–Caden, dile a la niña que no es de buena educacion quedarse viendo.
Tire un saltito, sobresalta al oirlo hablar. Tenia un ojo abierto. Lechoso y enrojecido. Me sorprendia que de hecho pudiera verme con el. Sus labios se curvaron debilmente en una mueca burlona.
Caden carraspeo.
–Puedes dirigirte a ella directamente, padre.
–Mis disculpas, –añadi. –Crei que estaba durmiendo.
–Raramente puedo hacerlo.
–Padre, –advirtio Caden. El señor solto una risa seca que acabo en un ataque de tos.
–Que? No sabes el atentado contra mi sanidad que es aquella chica. Eliza, bah! Que suplicio. Habla mas que un pajarraco si cree que estoy despierto.
Volvio sus ojos, ambos abiertos, hacia mi y saco una mano arrugada de las sabanas. Hizo un gesto para que me acerca.
–Ven, niña. Deja que te vea.
Caden apreto mi mano para indicar que obedeciera.
–Señor, es un gusto al fin verlo. Caden…
–Por favor, que tanto puede alegrarte ver a un viejo decrepito como yo?
Cerre la boca y gire el rostro hacia Caden. Esperaba que tuviera la expresion en blanco o nubloada. Pero estaba intentando no reirse.
–No la asustes, por favor. A penas accedio a quedarse aqui y no puedo permitir que la espantes ahora.
–Le aseguro que estaba esperando conocerlo, señor, –comente. Sostuve su mirada. –Lo vi en un cuadro. Y cuando escuche que no asistiria a la boda, espere tener la oportunidad de conocerlo pronto.– El señor entrecerro los ojos. Espero unos segundos antes de darme una sonrisa. No le faltaba ningun diente, al menos. Pero se veian oscurecidos y debiles.
–En un cuadro, dices. Me veia bien?
Se me escapo una risa.
–Increible. Muy diferente a su hijo, sin duda.
–Madre salvo nuestra familia de quedarse sin descendencia, –aclaro Caden. Su voz sonaba ligera. Divertido.
–Si? Pues yo creo que eso lo hizo tu esposa.
–Lo dices como si lo prefiriera de otra forma.
El señor se llevo un pañuelo a la boca. Tocio secamente. Caden y yo nos quedamos en silencia.
–Como dices que se llama? Solar?
–Si, señor, –respondi yo.
–Nunca habia oido de los Hesperia. No eres de por aqui.
No era una pregunta.
–No. Mi familia y yo viajamos de la capital. Larenia nos queda a un par de dias de viaje.
–Ya veo. Como te enteraste del baile?
Chasquee la lengua intentando recordar la conexion.
–La prima de la prometida de mi hermano tuvo el mismo tutor de artes que Caden. Creo.
El señor me observó con un mohin.
–Vaya. Y que haria esa chica viniendo hasta aca para estudiar algo tan insignificante?
Lo comento a la ligera, pero algo de lo que dijo produjo eco en mi cabeza. Nunca me pare a considerar que Imogen habia estudiado aqui con Caden. Los habia visto interactuar tan poco, que se me olvidaba que se conocian desde hacia tanto.
–Dime niña, que te parecen mis propiedades?