La Mansión De Wisteria

XIX: Los Invitados Infieles

Días transcurrieron lentos y difíciles de tragar. La soledad siempre estuvo al margen. Sus ojos, cuando caian sobre mi, me observaban como si fuera una aparición. A veces llegue a pensar que el no se daba cuenta de que no me habia dirigido la palabra en dias. Sus ojos me observaban con miles de pensamientos nublandolo, o sin ninguno en lo absoluto. Y cuando yo intentaba hablarle de lo que fuera, el no parecia reaccionar. En los peores momentos, se me escapaban las lagrimas y el no parecia siquiera consiente de que mi llanto no era un mero reflejo del suyo.

Una vez que decidi quedarme leyendo en su estudio, vi algo de lo que casi me habia olvidado totalmente. Decidi que su compañia, seria mejor que estar sola en cualquier otro lado, aunque pudieran sentirse similares muchas veces.

Al mirar hacia su escritorio note la punta de una carta que conocía bien asomando entre un montón de papeles.

—¡Esa es la invitación de boda de Max!— No pude evitar que se me escapara alegremente. Lo reconocí de inmediato porque recordé haber ido con mamá e Isabella a elegir el papel que usarían. Era un modelo firme, con lindas inscripciones en los bordes.

Caden levantó los ojos de su trabajo y los entrecerró por un segundo antes de registrar mis palabras. Cuando trabajaba ponia todo su enfoque en lo que tenia en frente. Su mente parecia aclararse mas que en otras ocaciones y yo podia aprovechar para deslizar comentarios aqui y alla. Rebuscó entre los papeles y leyó la invitación.

—¿Para qué fecha se fijó esto…?— Susurró para sí mismo. Hizo una mueca y sus ojos se encontraron con los míos disculpándose. —Faltan unos días a partir de hoy …

—Supongo que aún podemos lograrlo, si estás dispuesto a hacer el viaje. No sentirás la distancia, el paisaje es hermoso y estoy seguro de que mamá estaría muy feliz de tenerte allí—. Me toqué la barbilla con un dedo, calculando qué tan pronto tendríamos que salir para llegar a tiempo. —Primero necesito conseguirle un regalo. Ni siquiera me he detenido a considerar lo que podría querer…

—Sol—, su voz todavía sonaba de disculpa, —no podemos asistir.

Me quedé desconcertada sólo el tiempo necesario para ponerme en su lugar.

—Un cambio de ambiente podría ser útil… Ya sabes, salir de estos muros podría…

—No puedo irme, Sol. Tengo que quedarme aquí.

Apreté mis labios y asentí lentamente.

—Entiendo—, realmente lo entendía. Pero mi corazon casi se desboco al pensar que estaba tirando por la borda la unica oportunidad de ver a mi familia, a otras personas. intente no sonar desdesperada—Tal vez podría enviarte saludos cuando llegue allí. Max no se ofendería tan pronto como supiera sobre, bueno, las circunstancias.

Ni siquiera levanto la cabeza, concentrado nuevamente en su trabajo.

—Tu tampoco iras.

No, no. Intente no desinflarme todavia. Intente inyectar toda la dulzura en mis palabras.

—Es su boda. Yo asistiría y regresaría rápidamente.

–Es suficiente. Sol, porfavor. No puedo discutir esto ahora.

–Pero…Solo son un par de dias y…

Caden alzo los ojos gelidos. Pellizque mi palma para poder mantener una expresion que no revelara toda la decepcion que sentia.

–Por favor. Solar. La mansión está se siente vacía. Lo has notado.

Me trague las palabras que amenazaron con reclamarle. ¡Una sola persona no puede llenar todo este espacio! Yo no podia llenarlo sin su ayuda.

Pero igualmente imagine como debia ser para el en los momentos en los que se permitira registrar el duelo. Noches interminables sin dormir. Ruidos durante la noche. Y vientos helados que golpeaban las ventanas. Solo.

Aunque sabía que no podía irme porque Caden estaba en un estado frágil, mi corazón no pudo evitar romperse. Max y yo éramos inseparables y estaba renunciando a la oportunidad de volver a verlo.

Quizás estaba siendo egoísta. Pero eso no borró el dolor que me causó.

 

***

Intenté no pensar en Max esos días. Le envié una carta y un regalo. Caden no dijo nada al respecto, pero cuando envie la carta, vi que el mensajero añadio un ramo de hermosas flores también. Fue un gesto que claramente intentaba compensarme, aunque no se molestara en destacarlo ni cerrar la distancia creciente entre nosotros. Y aun asi, sólo podía pensar en cómo esas flores probablemente se marchitarían antes de que pudieran recibirlas. Sospeché que tal vez nunca hubiera salido de su propiedad. Era imposible que no entendiera cómo los días de viaje se traducían en distancia, y como esto afectará a las flores.

Aún así acepté enviarlas, haciendo lo mejor que pude para no mostrar lo decepcionada que estaba por perdérmelo.

Max era realmente importante para mí. Habíamos estado juntos desde que tenía uso de razón y nunca nos habíamos perdido nada del otro. Él había estado muy feliz y me había apoyado mucho en mi boda. Se sentía más que traicionero faltar a la suya.

Intente comprender a Caden, igualmente. A pesar de su actitud hiciera que el mensaje fuera duro de recibir, debia empatizar con el. El fallecimiento de su padre no había sido hace mucho. Si apenas podía soportar que la gente visitara su propia mansión, ¿cómo podría pedirle que se trasladara por todo el país para visitar un lugar que le era extraño?

Así que hice lo mejor que pude para mantenerme ocupada durante los días que se acercaban a la boda.

 




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