La Mansión Han

Prólogo

En Guryong Village, ubicado al sur de Dogok-dong en el distrito de Gangman, creció Minho.

Nacido dentro del caos de una familia disfuncional con carencias tanto financieras como afectivas, a pesar de ser hijo único, la indiferencia de sus padres para con él fue evidente desde su primera infancia. La cicatriz que cargaba en su abdomen se lo recordaba todos los días.

Desde que tuvo uso de razón, Minho comprendió lo miserable que era su vida. Sin embargo, lo reafirmó cuando, caminando por el campamento de Guryong Village, llegó al límite de la zona y observó que una gigantesca autopista de seis carriles los separaba de unos imponentes edificios y deslumbrantes luces de colores.

Afortunadamente, dentro de su miserable existencia, tenía un rayito de luz: Christopher. Se conocían desde siempre, puesto que sus familias eran vecinas, pero no hablaron hasta el accidente que sufrió Minho a sus cuatro años. Gracias a él no había sido tan aburrida y larga su recuperación, bueno, gracias a él y a su madre.

El padre de Christopher estaba enlistado en el ejército, pero Chris no lo recordaba, ya que se marchó a servicio cuando él aún era un bebé. No obstante, su madre suplió la ausencia de su padre de manera espectacular, una madre atenta y entregada a su hijo, a pesar de su escasez de dinero. Minho era como un hijo más para ella, y adoraba que congeniasen tan bien junto con Chris.

Fue junto a Christopher que descubrió lo aislados que estaban de la sociedad, cuando la pobreza y la indiferencia del resto lo golpeó nuevamente en el rostro.

- Es una forma de quitarnos las esperanzas de poder salir de aquí - comentó Minho- de ocultarnos del resto. Somos invisibles para el resto del distrito. Del país.

- Aunque fuera así, no lo lograrán. Saldremos de aquí.- dijo Chris- Estoy estudiando arduo con unos libros que mi madre me ha estado leyendo.

A pesar del sonido de los vehículos en la carretera, el sobrevuelo de los aviones y las incandescentes luces de las publicidades en los edificios, el ambiente se percibía apacible.

- Estudiaré e iré a la mejor universidad -continuó Chris- conseguiré un trabajo, le compraré una casa a mi madre, a tus padres y, nosotros, viviremos juntos.

Christopher se giró hacia Minho dedicándole una cálida sonrisa. Una mirada atónita obtuvo en respuesta.

- Me encargaré de sacarnos de aquí, y que nada te falte. Te protegeré a toda costa, siempre.

Minho se sintió avergonzado ante el emotivo discurso de Chris, y pudo sentir como el calor alcanzaba sus mejillas y sus orejas. Escondió su rostro lo más rápido que pudo, volviéndose hacia un costado, observando la carretera y sus luces.

Christopher sabía que, detrás del silencio de Minho, la ilusión por conseguir un futuro mejor para ellos y sus familias, era intensa.

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Los años siguientes corrieron sin novedad. Como no había posibilidad de acceder a la educación de manera común y corriente, la Señora Bang educaba a Chris y a Minho en su casa, con el material de estudio que disponía. Gracias a esto, los chicos consiguieron aprender a leer, escribir, realizar ejercicios matemáticos básicos y avanzados, manejar conceptos de física y biología, además de mantenerse al tanto de la situación histórica del país.

En tanto, la relación entre Christopher y Minho, se fue intensificando cada vez más. El punto donde la desesperanza había alcanzado el corazón de Minho, se convirtió en el lugar donde podían expresar sus ilusiones y sueños, donde podían ser libres, reír sin preocuparse y podían hablar de sus ideales y sentimientos sin temor a ser juzgados.

Sin embargo, llegados los diecisiete años de Minho, la situación cambió. Su aspecto físico era imposible de ignorar. Su cabello semi-ondulado tenía unos reflejos castaños que, combinados con sus ojos y su nariz, le daban una apariencia celestial a su rostro.

Se hablaba mucho de su belleza en la villa y esto, lejos de convertirse en su salida del agujero en el que estaba, captó la atención de sus padres.

Quienes desde el inicio eran apáticos con su hijo, ahora enfocaban todo su cuidado en él. Lo alimentaban con comidas sabrosas -dentro de lo accesible- le buscaban y reparaban buenas prendas de vestir. Esta actitud de sus padres inquietó un poco a Minho y se lo hizo saber a Christopher.

- Mis padres están muy atentos conmigo -le comentó Minho, mirando los autos pasar por la autopista- Pienso que pueden haber recapacitado, pero también puede ser que estén planeando algo.

- Entiendo tu confusión, yo también quedé extrañado cuando te llamaron a almorzar -respondió Chris- la verdad es que no lo sabremos realmente. Quizás es conveniente que disfrutes de su atención.

- Sí, pueden ser despreocupados conmigo, pero no creo que sean malvados o algo así como para planear algo -suspiró Minho.

Chris posó su mano en la cabeza de Minho y le despeinó. Le encantaba lo suave y fino que era su cabello.

- De todos modos, ya lo sabes -dijo Chris. 

- ¿Saber qué?

- Te lo dije aquí, hace casi 10 años. -miró a Minho sin esperar respuesta- te voy a proteger a toda costa. Siempre voy a estar para tí.

- Ay, ya cállate -le respondió rápidamente Minho poniéndole la mano en la boca mientras lo empujaba. Los arrebatos emocionales y de contacto físico, sobre todo viniendo de Christopher, lo ponían particularmente nervioso.

Aquella noche fue como cualquiera, pero Minho se sentía cada vez más cómodo y esperanzado cuando estaba junto a Chris. A veces culpaba a la promesa que le había hecho cuando eran niños, pero también sentía que la ilusión de vivir mejor junto a Chris, lo estaba alcanzando de una manera inesperada.

Al llegar a su casa, sus padres lo estaban esperando con la cena.

Ok, esto es raro -pensó Minho, mientras su mamá ponía unos dumplings en el centro de la mesa.



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En el texto hay: drama, kpop, stray kids

Editado: 02.10.2021

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