La Mansion Nublada

Il mío piccolo gattino.

RICARDO…

Veo a mi ángel salir con la ropa que le deje y me hace sonreír de lo linda que se ve, no sé si hice bien traerla a mi apartamento pero me asusto todo lo que le dijo Alicia la amenazó de muerte, esa mujer está loca que clase de madre maldice y trata de matar a su única hija.

-Ven a comer la lasaña está caliente y tengo un buen vino para acompañarla.

-Gracias huele delicioso, nana no pierde su sazón.- Sonríe con timidez, mientras se sienta en la mesa y huelle profundamente.

-Tengo torta de chocolate de postre, también hay helado napolitano si lo prefieres.

-Quieres que me ponga como una vaca?

-Tu no engordas ni con aire.- Bromeo con ella

-Eres un majadero, adulador Ricardo.- me señala con el tenedor  y una sonrisa brillante.

-Solo digo la verdad, come y disfruta de este rato conmigo.- SU celular suena y ella lo contesta.

La veo escribir con rapidez antes de dejarlo en la mesa.

-Le estoy avisando a Ele que llego más tarde, para que se , lo dijera a mi pichichi pero tuvo un día muy trajinado con su Belito y tu mama y ya está dormido.-

-Valla y que estuvieron haciendo esos tres?-

-Mañana esperare para que me cuente, pero me dice Ele que llego muy sucio al igual que mi padre.-

-Conversamos de todo un poco mientras comemos y bebemos vino, retiramos los platos y ella me ayuda a fregar.

-Entonces que te parece meterle a tu cuerpo más calorías?- Levanto las cejas en broma y ella se ríe.

-Está bien demonio de la tentación dame pastel de chocolate.-

Le sirvo un trozo de torta para ella y helado para mí, pongo la cafetera a funcionar y la llevo a la sala, donde ella revisa mi colección de música.

-Valla sí que reuniste música de todos los estilos y de diferentes épocas, te felicito.

-Gracias, ven a comer postre.-

Ella se sienta y acepta su plato, me acerco a ella para comer el mío y se recuesta de mi sin darse cuenta seguimos hablando de trivialidades, mi curiosidad por su pasado es grande pero quiero que se relaje y disfrute. Cuando termina de comer se levanta para llevar los platos la voy a acompañar y no me deja.

-Quieto, yo traigo el café y lavo esto.

-Bien aquí espero señora.- Le doy un saludo militar y ella se ríe. Regresa con una taza para ella y otra para mí.

-De donde es este café es divino?-

-Me lo mando un amigo de Francia.-

-Wow es divino.-

-Si siempre que puedo le pido que me mande uno, es cara la encomiendo pero vale cada centavo.-

Cuando termino de beber el café me levanto y llevo las tazas a la cocina, la escucho tararear la canción que está sonando y es una muy suave, le prestó atención a la letra y decido que es mejor bailarla que escucharla, me acerco a ella y la obligo a levantarse.

-Que paso Ricardo?-

-Nada. Solo baila conmigo- la pego a mi cuerpo y siento su piel suave y el aroma de mi jabón en ella es diferente más exquisito.

-Sigo siendo mala en baila, no te quejes si te piso.- Bromea ella, la aprieto más a mi cuerpo y le digo al oído.

-No importa eres pequeña no pesas.-

Le comienzo a cantar al oído mientras bailamos al ritmo de la canción.

“Si no estás conmigo se me escapa el aire, corazón vacío.

Estando en tus brazos sólo a tu lado siento que respiro...

No hay nada que cambiar, no hay nada que decir.

Si no estás conmigo quedo entre la nada, me muero de frío.

Ay! cuanto te amo, si no es a tu lado pierdo los sentidos...

Hay tanto que inventar, no hay nada que fingir...

Me enamoré de ti”.

Aria se recuesta de mi pecho y susurra la canción mientras continuamos bailando, la aprieto por la cintura y ella sube sus brazos a mi cuello, alza la mirada y sus ojos están brillantes llenos de deseo, así deben verse los míos, su lengua sale y humedece sus labios.

No puedo evitarlo y bajo mi rostro hacia el de ella y tomo sus labios lentamente para saborear de ellos el chocolate y café.

Ella se aprieta más a mi cuerpo y el beso se profundiza, meto mi lengua en su boca  y agarro su cabeza para dominar el beso por completo.

La levanto para que me envuelva con las piernas y la llevo hasta el sofá, la recuesto en el mientras sus manos recorren mi espalda con desesperación, meto mi mano debajo de la franela y siento la suavidad de su piel sigo subiendo hasta llegar a su seno, pellizco el pezón y ella arquea su cuerpo gimiendo, beso su cuello y saco la franela dejándola medio desnuda ante mí, si perder tiempo meto un pezón en mi boca y lo chupo con fuerza mientras ella se retuerce debajo de mí.

-Ricardo, por favor!- Ella suplica mientras le dedico la misma atención en el otro pezón dejándolos duros.

-Que quieres il mio piccolo gattino, dímelo.-

-Yo te necesito por favor Ricardo, te necesito!- Me levanto con ella y me dirijo al cuarto, la recuesto de la cama y hago que me libere con sus piernas beso sus pechos y voy bajando por su torso llego a su ombligo y meto mi lengua en el recorro con mi lengua su vientre y bajo a sus caderas para mordisquearlas calmándolas luego con mi lengua, ella se retuerce y gime mi nombre.



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En el texto hay: misterio, pasado inconcluso, suspenso

Editado: 28.10.2018

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