La marca de la noche

Capítulo 2.

Hallaron aquel amuleto, algo extraño para ser un collar, pero tal vez nada extraño para su propósito. Tres días después los demás lideres estaban un tanto preocupados por el señor Nicolei, así que decidieron enviar a un grupo de soldados en su búsqueda, al llegar los saldados se encontraron con una puerta principal casi abierta.

 - ¿Señor Nicolei? ¿señor Nicolei? he sido enviado por el grupo de lideres, soy el comandante Trevor.

No hubo respuesta alguna, revisaron todo el lugar, ni una sola gota de sangre ni un cuerpo ¿qué había pasado? ¿ acaso aquellos seres se llevaron el cuerpo?, es lo más probable ¿pero porque ?, seguramente no querían dejar evidencia, disfrutaban del anonimato era mejor así, luego de aquella revisión al lugar no encontraron nada ni siquiera joyas o dinero eso hizo pensar a los saldados que el señor Nicolei al ver el caos de la guerra atemorizado por su vida y perder su fortuna decidió marcharse, los soldados se lo comunicaron a los lideres y su reacción no fue de ningún agrado, no por el hecho de su marcha, muchos de ellos también deseaban irse y ya tenían planeado todo al igual que Nicolei, su ira provenía del hecho de que aquel canalla se marchó con dinero de varios de ellos y eso era imperdonable.

 - Los lideres eran más de veinticinco, pero cinco de ellos habían huido a países lejanos otros cinco estaban en la negociación para que cesara la guerra, aunque la verdad no les iba muy bien en el asunto, acababa de morir uno de los lideres, así que en la mesa solo se hallaban 14.

 - ¿Que haremos? Nicolei era importante para este grupo - hablo el señor Risedan Nelver uno de los principales lideres. Todos se observaron entre sí y posaron su mirada  en el señor Zardon Patrisong un hombre de unos sesenta años de edad, un rostro frío y profanado por arrugas que a su edad eran ya muy visibles, cabello blanco, piel blanca como la leche y ojos azules, aun así revelaba una mirada serena y malévola en momentos, igual de corrupto que todos, pero en su interior sentía un poco de tristeza por el pueblo y enviaba provisiones con su dinero a los campesinos, quizás esperando que una buena obra tapara una vida de corrupción y maldad “ingenuo, ingenuo, su mente le decía”.

 - Era de esperarse - indicó el señor Zardon - un cobarde siempre será un cobarde, tranquilos uno menos de que preocuparnos, ya estaba harto de él, tenía pensado sugerir que fuera eliminado, ya no lo soportaba más - sonrió con aquella frialdad en sus ojos y luego dio fin a aquella reunión.

La guerra prosiguió sin cesar, más y más víctimas cada vez era más violenta, abuso, llanto y violaciones, poco a poco todo iba siendo destruido, aun así, Noruega soportaba, hubieron aliados que decidieron ayudar a aquel país, no eran tan fuertes como sus contrincantes, pero aun así podían hacer frente, pero no era suficiente ¡no lo eran!, Sólo quedaba esperar y tener fe en que llegarán aún acuerdo, pero parecía que fuera a pasar todo menos eso.

Los líderes de los países invasores estaban contentos con aquel trabajo hecho y no tenían planeado detenerse a menos que les ofrecieran algo tan bueno como para frenar aquello, “desgraciados no les dolía nada, no les importaban las víctimas del otro país, los niños, las mujeres, animales, nada les importaba, eran felices en su mundo en su guerra de sangre”, eran iguales o peores que los líderes de Noruega sólo pensaban en ellos, sólo en el dinero y poder.

 

Mientras aquella guerra seguía su curso, desde lo alto de los pinos sostenidos sobre las ramas, aquellos seres observaban con atención y felicidad viendo como la sangre corría sin prisa, deseando poder saltar sobre ellos y tomar parte en la batalla siendo de un bando neutro que sólo deseaba destrucción y caos, pero no, su misión está completa o casi completa ya habían conseguido un collar (amuleto) y estaban seguros que el segundo no se encontraba en aquel lugar, llevaban años buscando, años queriendo encontrarlos, se preguntaban cómo pudo terminar aquel collar en manos de aquel sujeto de cuello blanco, pero eso ya no importaba ya lo había conseguido y él ya estaba muerto.

¿Acaso aquellos seres tuvieron algo que ver en la guerra? ¿les convenía esa distracción? ¿o tal vez sólo fue suerte y casualidad? Aquellos seres se iban a marchar, debían seguir buscando, recorrer otros lugares, su prioridad era el segundo collar (amuleto).

Los invasores ya habían atacado prácticamente todo Noruega, dejando destrucción en cada uno de sus pasos, creían que ya no quedaba nada por invadir, así que sólo seguían concentrándose en los puntos más fuertes y esperando la rendición o una negociación, pero un día normal, uno de los hombres encargados de vigilar todos los puntos de ese lugar, les informó que encontró un pequeño pueblo que está escondido con habitantes y un poco lejos de donde ellos se encuentran, su comandante sonrió ante la idea de un lugar nuevo y no contuvo su alegría ante el hecho de ir a aquel pueblo y sembrar pánico en todos.

-Alisten todo, nos marchamos en una hora -

 

Era un pueblo precioso, contaba con una buena cantidad de habitantes, lejano a todo lo demás de Noruega, trabajadores, leñadores, pescadores, niños jugando, amas de casa felices, era muy distinto al otro extremo de lo que se vivía, estaban enterados de la guerra, pero confiaban en que no podrían encontrar aquel sitio por lo lejos que estaba de todo "mala suerte, ellos no sabían lo que venía en camino, no estaban preparados para tan gran ejército.

 

 

 

Lemor A'griz y Monic C'marsil son una pareja feliz en aquel pueblo, ambos desterrados por sus familias, por el motivo de enamorarse muy jóvenes y no cumplir los caprichos de sus padres, eso no les importó, al inicio fue un poco difícil pero en aquel pueblo todo era sencillo, Lemor era vigoroso y fuerte y no le fue muy difícil conseguir un trabajo como herrero y leñador, amaba a Monic más que a nada y estaba dispuesto a todo por ella, su sueño real, así le decía a Monic y hacía que sus ojos brillaran y se sonrojara y eso la hacía aún más hermosa de lo que ya era, él era alto y musculoso, ojos verdes, rostro muy bien definido parecida todo un vikingo aunque odiaba la barba y a Monic tampoco le agradaba, le decía que era un vikingo encantador. Monic era una en millones, su rostro reflejaba una flor jamás vista, ojos azul cobalto, cabello largo y liso tan negro como una noche sin luna, piel blanca con un tono un poco dorado sonrisa de tres mil kilovatios, labios diseñados por un genio " bendito DIOS y todas sus creaciones”, no había duda de que era muy hermosa y al igual que Lemor también lo amaba, estaba segura que lo amaba con unas fuerzas eternas y sólo quería estar a su lado.




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