Se sumió en un sueño profundo toda esa noche, al día siguiente despertó a eso de principios de la noche, tal vez por ser tan joven afecto su cuerpos aquella nueva vida que iniciaba en ese mundo oscuro que era un misterio para él, que con el tiempo seria su día a día, pero que aún no sabía que le deparaba su destino, su ojos habían adquirido un tono dorado bastante hermoso y llamativo, Marcos y Yanet lo observaron y luego en un instante volvieron hacer de un color azul zafiro, al notar eso ellos se miraron sorprendidos, fue algo muy extraño, por lo general los ojos de los vampiros se tornan negros o rojos, pero jamás habían escuchado o presenciado en persona, a un vampiro con los ojos dorados, eso fue algo muy distinto.
- ¿Como te sientes cariño? - pregunto Yanet y se acercó un poco más a él.
el silencio llego, no hubo respuesta por unos segundos hasta que el hablo.
- ¿Ya no me va a gustar el sol? -.
eso causo una pequeña sonrisa en Yanet.
- Si cariño ya no te gustara el sol -.
- Debes comer algo - la voz de Marcos interrumpió ese momento - lo necesitaras para sentirte bien-. la mirada de Marcos volvió hacer fría.
Le llevaron la sangre de un conejo y la de un zorro, la bebió en segundos, luego solo se quedó observando un rincón y con su lengua toco sus pequeños pero afilados colmillos.
- ¿Debo beber sangre siempre? -.
- Si, pero puedes comer como cualquier persona, aunque eso no tendrá algún efecto - fue la respuesta que Yanet le dijo al niño que estaba lleno de curiosidad.
Y de nuevo el sueño llego a él sumergiéndolo en un mundo donde todo es diferente a la realidad.
Durmió por cinco días, al día sexto se levantó como nuevo, y pareciera como si llevara siendo vampiro mucho tiempo, aunque un poco torpe aun, algo si era muy seguro era diferente, podía controlar objetos con la mente, una increíble velocidad y reflejos únicos, fuerza. Yanet pudo notar algo en su velocidad, era como si se teletransportara de un lugar a otro, esa velocidad iba más allá de la habitual en cualquier vampiro, eso la llevo a recordar cuando lo toco y las cosas que volvieron a su cabeza sin ella desearlo, teniendo en su cabeza una nueva pregunta ¿qué más cosas podría llegar a hacer ese niño?
Se acerco de nuevo a el
- Cariño debes calmarte un poco y aprender a controlar tus habilidades, recuerda que sin importar nada no puedes salir en el día, el sol te haría mucho daño -.
El niño asintió en señal de entender el mensaje
- Lo haré, tengo un poco de hambre -.
- ¿Qué tal si tú y yo salimos a cazar la cena? -.
La miro algo confundido, pero aun así hablo
- Ummm de acuerdo, creo que si -.
No fue sorpresa la destreza con la que cazo la primera vez, como el prodigio que era, lo hizo sin ningún tipo de problema y ya Yanet se estaba acostumbrando a la idea de lo especial que era aquel niño, ¿ya no podría sorprenderla o si podría? jajajajajajaja, ya lo veras vieja amiga ya lo veras.
Los meses pasaron y tanto Marcos como Yanet, entrenaban cada día mejor a Némesis, sus dones eran de admirar cada vez más, su capacidad de entender era increíble creían que sería un vampiro demasiado fuerte y astuto a la hora de la batalla, todo iba bien hasta que un día en que algo inexplicable paso, algo que los sorprendió más que cualquier cosa que hubieran visto y que creían era imposible de esa forma.
Era alrededor del medio día, el sol se encontraba en su punto más alto, Némesis estaba en su habitación leyendo como era su costumbre, parecía que sería un día calmado como los demás pero no fue así, el niño escucho un ruido de un animal salvaje y cuando miro por un lugar en el cual es sol no llegaba, pudo notar a dos lobos acechando aun perro que gruñía en modo de defensa pero era evidente la desventaja del animal, el niño sintió compasión y deseaba ayudar, pero no sabía cómo hacerlo, en eso momento olvido las advertencias de Marcos y Yanet sobre evitar a todo modo el contacto con el sol, aunque sabía que las advertencias eran reales y el sol podría lastimarlo, había hecho completo caso siempre desde que Marcos lo convirtió en vampiro, pero olvido por esos instantes todo eso al ver aquel animal en problemas y no lo pensó más, decidió ayudarlo aun sabiendo el riesgo que eso tendría en él, el sol era muy fuerte en aquel momento y cuando salió Marcos y Yanet lo notaron enseguida y los gritos no parecían provenir de dos seres de la noche con un pasado repleto de tinieblas, más bien parecía provenir de dos padre más en este mundo preocupados por su indefenso hijo, los gritos fueron de horror.
- ¡Némesis detente! - fue el grito proveniente de Yanet que fue muy tarde.
- ¡Regresa yaaa! - fueron las palabras de Marcos con un tono preocupado.
Aun así esas voces fueron en vano, cuando salió de la casa cerro sus ojos esperando aquel dolor que tanto le advertían del sol pero este nunca llego, abrió sus ojos y no sentía nada, el rostro de los dos seres que lo observaban se podría describir en asombro absoluto ¿cómo era posible?, esto ya iba más allá de lo pensado para ellos, jamás había ocurrido algo así, todo vampiro que tocara el sol se desintegraba en instantes, entonces ¿porque Némesis seguía de pie y no le sucedía nada?, ambos sorprendidos se miraron estupefactos, el niño al notar que no sucedía nada corrió y con un grito muy fuerte espanto a los dos animales salvajes, el perro no corrió, al contrario se acercó al niño y Némesis lo noto con tanto misterio, era algo nuevo para él, aun así lo acaricio y el animal lo siguió hasta su casa, al llegar pudo ver el rostro de asombro que ellos dos tenían, llenos de preguntas y sin nadie que las pudiera contestar.
- ¿Estas bien? ¿no te lastimaste? - dijo esas palabras mientras lo analizaba detalladamente.
- No, no siento nada, nadita -. mientras los miraba con una sonrisa de un niño tierno, pero una voz hizo que esa sonrisa se desvaneciera.