Yanet se preguntaba si lo sucedido tenía que ver con algún tipo de energía mágica, algo sobre natural, algo que no tenía explicación, y pensó en algo más que un vampiro que no le afectaba el sol ¿qué puede originar eso?
Transcurría el tiempo, los entrenos eran cada vez más estrictos, pero Némesis se adaptaba bien a todo, en los pocos tiempos libres, leía, escribía y jugaba con conen, disfrutaba de eso, pero también disfrutaba de cada uno de los entrenos y aprendizajes con ellos.
Después de aquel incidente con el sol Némesis no volvió a exponerse de esa manera, le había quedado muy claro la orden de Marcos.
Los cuatro años siguientes fueron iguales, cada día más entrenos tanto mental como físicos, Marcos lo entrenada de esa forma por una razón, aunque no sabía que era Némesis, si sabía que algún día seria crucial en algo, y quería que el estuviera preparada para ese momento aun sin saber que podría ser.
Tanto Marcos como Yanet decidieron que ya era tiempo de moverse de aquel lugar, aquellos dos seres jamás podrían borrar su pasado cubierto de sangre pero con el tiempo comenzaron a perder la importancia por aquello que fueron, eran conscientes de que ese oscuro pasado estaría con ellos por toda la eternidad, aun así su mente estaba en el bienestar de ese niño, así que marcharse de ese lugar sería algo bueno, no marcharse para siempre pero al menos por unos largos años, se lo comunicaron a Némesis y su reacción fue de un niño muy feliz, se pusieron en marcha.
Marcos, Yanet, Némesis y Conen, cualquiera pensaría que eran una linda familia solo con verlos, pero la realidad era otra, eran una familia de terror "caras vemos corazones no sabemos".
Comenzaron a viajar de lugar en lugar, Francia, Inglaterra, áfrica, Oceanía, fue como darle la vuelta al mundo y los años transcurrieron cada vez más, Némesis mejoraba en todo, su mente solo estaba enfocada en mejorar y aprender cada día más, quería controlar por completo el ser vampiro, no le interesaba tener amigos, su gran amigo Conen murió de vejez y eso le había afectado un poco, no pensaba en ese sentimiento llamado amor, había leído un par de libros de romance y no le interesaba vivir nada de eso en carne propia, no eso aun no, y con todo su entreno y sus viajes por el mundo los años fueron pasando y Némesis ya no era un niño.
Ahora era un joven de diecinueve años con una estatura alta, su cuerpo había desarrollado increíbles músculos, aunque tenía una contextura delgada, el tono de su piel era clara, aunque con un pequeño tono dorado, sus ojos con ese azul zafiro único que los hacia tan hermosos, su cabello era largo casi hasta sus hombros, su belleza traspasaba todo entendimiento su carácter e inteligencia eran de admirar, que orgullosos estarían sus padres de él.
Después de tanto viajar y conocer nuevas culturas en el mundo, decidieron volver al primer hogar en Noruega y así lo hicieron. Días después de haber vuelto Yanet recibió un mensaje en el cual se decía que encontraron el segundo collar y necesitaban verificar si lo que decían era cierto o falso y que donde se encontraba era un lugar peligroso y requerían su ayuda.
( Mis queridos lectores ustedes se preguntaran ¿por qué a Yanet le llego este mensaje justo al llegar de nuevo a Noruega?, bueno el motivo es sencillo, aunque Yanet se encontraba con Marcos y Némesis, jamás perdió contacto con vampiros de su grupo siempre estuvo muy pendiente de todo, pero no daba ubicación ni información, para así proteger a Némesis, pero durante todo ese tiempo no recibió nada que la motivara a dejar su nueva vida, ahora era un poco distinto, sin saber muy bien, el tema del amuleto era algo importante para ella y Marcos).
Para Marcos no fue tan buena idea, pero el al igual que ella también quería encontrar aquel collar, día y noche pensaba en eso y solo esperaba el momento.
Némesis se ofreció a acompañarle pero Yanet insistió en que no era buena idea, estaba muy claro que no podían permitirse que los demás vampiros lo especial que era el, eso podría ocasionar grandes problemas no deseados, el aún estaba muy joven y le quedaba mucho por aprender sobre la maldad de aquellos seres, que no serían como lo son Marcos y Yanet, en todos esos años se había creado un gran cariño entre Yanet y Némesis, hasta el punto que el la veía como una especie de madre aunque sabía que en realidad ella no lo era, a él no que quedo más que aceptar la marcha de ella aunque un poco triste en sí.
- Quiero que te cuides mucho, no sé cuánto tardare, pero estaré acá en cuanto se resuelva todo-. La voz de ella sonó tan suave como la seda y le sonrió al joven.
- No te preocupes sabes que lo haré, si en el camino hallas un grimorio interesante, estaré contento de leerlo y cuéntame cómo es aquel lugar -
- De eso puedes estar seguro - le dio un abrazo y sonrió.
Marcos solo observaba esa escena, en tanto tiempo con Yanet habían pasado muchas cosas y aunque ambos fueran vampiros era claro que se tenían algo de sentimiento.
ella se aproximó a él hasta quedar de frente.
- Cuídalo y cuídate Marcos, buscare la forma de no tardar mucho, aunque sé que hay muchas cosas que hacer -.
La mirada de él no mostraba emoción alguna como era habitual.
- Debes estar muy atenta en todo, cuídate eres importante para el -
- ¿Solo para él? -
- No, para mí también lo eres - esa palabra la dijo con un nudo en la garganta
- Eso suena mejor - y ella le regalo una amplia y hermosa sonrisa.
Se acerco un poco a él y lo beso, un suave beso en sus labios, y luego en la oscuridad del bosque se desvaneció.
Marcos se dirigió a Némesis.
- Mañana debemos seguir con el entreno ve y descansa -. Al decir eso Marcos se encaminaba a salir cuando Némesis hablo.