La Marca de la Serpiente

Amenaza

Nadie se movió de su sitio, observaban con atención al recién llegado, sorprendidos de su llegada tan despreocupada.

-¿No atacarán? Perfecto, pueden irse en paz.

-Oye tú, ¿quién demonios eres?

Una chica se acercó portando una lanza de hoja curva, cabello y ojos castaños y un porte orgulloso. Era muy linda, y por como hablaba y se movía, parecía ser la líder de las demás.

-Te hice una pregunta. ¿Quién eres?

Leo no contestó, sino que fijando la mirada en la chica, se lanzó al ataque. La muchacha levantó la lanza e intentó defenderse, pero Leo la esquivó y siguió de frente. Un quejido se escuchó detrás de la muchacha, cuando volteó vio a Leo con la pierna izquierda posándose en el piso; un bandido estaba tirado en el piso, unos metros más allá tratando de jalar aire y sujetándose el abdomen.

-¿Pero que...?

-Un usuario de nivel bajo, pero con suficiente entrenamiento como para moverse sin delatar su presencia.

Leo sujetó a la chica y la lanzó hacia otro lado antes de que otro bandido le apuñalara el cuello. Este segundo ataque sacó a las chicas de su aturdimiento y de inmediato se prepararon para luchar, pero fueron detenidas en seco por Leo. No necesitó palabras, sólo su poder para detenerlas. Las chicas se sintieron atemorizadas ante la sensación que desprendía el desconocido.

-Bien, les di la oportunidad de retirarse. En lugar de eso, atacaron por la espalda a una chica indefensa.

-¡No soy una chica indefensa! Puedo cuidarme sola.

-Dos veces estuvieron a punto de matarte -la chica se avergonzó- así que hazte a un lado y déjame esto a mí. En parte, esto es mi culpa.

-¿Tu culpa? ¿De que...?

-¡Rengen!

Leo salió disparado hacia adelante con una velocidad sobrehumana; era una mancha negra y blanca que golpeaba fuerte a los bandidos. Todos cayeron en pocos instantes, Leo volvió a aparecer justo en cuanto el último terminó en el suelo.

-Creo que son todos. Sam, Marco, cerciórense de que ninguno escape, tal vez saquemos unas cien libras por todos.

Un cristal se rompió y un tornado se hizo presente en medio del lugar. No era especialmente fuerte, pero la cantidad de polvo que levantaba impedía ver bien lo que pasaba. Leo sintió un golpe en el rostro que le hizo perder un poco el equilibrio, se reincorporó justo a tiempo para detener otro.

-¿Usaron más lácrimas?

-¡Leo! ¿Necesitas ayuda?

Sam y Marco se acercaron listos para luchar. Se quitaron los sacos y arremangado las camisas, junto a Leo irradiaban algo que las chicas nunca habían sentido; sed de sangre.

-¿Seguro que me quieres ayudar -le preguntó Leo a Sam- y no solo lucirte?

-Un poco hay de eso, pero dime ¿cuándo fue la última vez que hicimos equipo?

-Desde que Uriel llegó -contestó Marco- casi nunca.

Antes de que Leo dijera algo más, la castaña volvió a acercarse. Estaba furiosa, deseosa de vengarse del trato recibido por parte de los bandidos y de Leo. Otras dos chicas se le unieron, una bajita de cabello rubio y ojos esmeralda, la otra pelirroja, un poco más alta y curvilínea. Sam le hizo una seña a Leo y los tres chicos retrocedieron.

-¿Por qué nos retiramos?

-Olvidé mencionarte otra cosa; Juno no es solo una academia para señoritas, no solo aprenden idiomas, administración y otras materias aburridas. Es la escuela de Amazonas.

Leo bajó las manos y se alejó, así sin más. Marco y Sam hicieron lo mismo, pero no dejaron de vigilar los alrededores, buscando a los responsables del segundo ataque.

-Fue una lácrima con éter -dijo Leo- por eso no los pudimos percibir. Deben de tener otra.

-¿Éter? ¿Cómo es posible?

-No tengo ni idea. Antes de llegar a este lugar, peleé con un grupo con lácrimas sin perfeccionar. Debieron robarlas y después dárselas a ellos.

-¿Sospechas?

-Alguien llamado Juda, líder de los bandidos. Uno de ellos me dijo que solo Juda ha visto al hombre que les entregó las lácrimas.

Otro grupo de bandidos apareció, estos se veían un poco mejor preparados, igual de sucios, pero más seguros de sí mismos. Por lo general, los bandidos más veteranos eran desertores de la guardia imperial, a los que la ambición pudo vencer, a pesar de ganar en un mes lo que un plebeyo gana en un año.

-La rubia con el arco -dijo Sam- es Mayleen Saint, le dicen Mili y es la hija de la directora.

-¿Saint? ¿Cómo el ministro asesinado?

-Exacto, es su hija. Durante el ataque a la embajada de Galia, ella y su madre pudieron escapar gracias a que Simon Saint le hizo frente a los terroristas. La pelirroja de cuerpo de tentación (no me veas así, es cierto) es Leina Bathory, y sí, antes de que preguntes es descendiente de ESA Bathory.

-Puras celebridades aquí ¿Y la castaña? Parece ser la líder de la escuela.

-Alexandra Jazmin Vansen, Alex para sus amigas. Pues sí es la líder, según todas las chicas es la más fuerte de aquí. Es huérfana, la profesora Saint la adoptó así que es hermanastra de Mili, aunque no comparten apellido. No me preguntes por qué.



#20743 en Fantasía
#29541 en Otros
#4135 en Acción

En el texto hay: batallas, magia, criaturas fantasticas

Editado: 23.06.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.