La marca de las sombras

4. Las cosas cambian

¡Era su cumpleaños! Ahora tenía 9 años recién cumplidos, Henry los cumpliría en unos meses, ese día se despertó emocionada, se arregló el cabello en una hermosa trenza junto con el broche negro de mariposa y el de zorro, se puso un vestido negro con detalles plateados en forma de zorro, que le hizo Ryo la semana pasada para que se lo pusiera en su cumpleaños, contenta salió a la cocina donde su madre la esperaba con su desayuno y un beso de felicitaciones.

El día la paso presumiéndole a sus compañeras de clase su hermoso vestido, quienes las niñas miraban con adulo y algo de envidia, pero a la hora de la salida una de estas se acercó y tiro muy fuerte de este, rasgándolo un poco.

- Oh – Dijo como si se sorprendiera. – Pensé que podría travesarlo, digo, eres un fantasma, ¿verdad? – Anny la miro conmocionada, pensó que esa idea ya no existía en sus compañeras de clase, ya habían pasado años ¿Por qué seguían pensando eso?

- N-No es así…- Dijo la niña con ojitos llorosos, Henry la vio y antes de que la otra chica pudiera responder, este se acercó y se la llevo a otro lugar.

- Nieves, ¿Qué te dijo? – dijo mirándola preocupado, Anny solo agacho la cabeza y comenzó a soltar lágrimas.

- M-Mi vestido…- Dijo cubriendo su rostro con sus manos mientras soltaba sollozos, el niño no sabía qué hacer, por lo que pensó en tomarla de la mano y caminar a la tienda, en donde con lo que le quedaba de dinero le compro una barra de chocolate.

Este se la extendió y ella la tomo, comenzando a comer mientras moqueaba y Henry limpiaba sus lágrimas, cuando se dio cuenta que el otro no tenía nada le ofreció de su barra, pero el niño negó.

- Es para ti Anny, es como mi regalo de cumpleaños. – Dijo sonriendo y la niña como agradecimiento le dio un beso en la mejilla, el niño la aparto y sonrojado dijo que no volviera a hacer eso mientras limpiaba su mejilla, Anny se rio terminando su barra.

Se fueron juntos a casa, como acostumbraban desde pequeños. Anny aún seguía triste por su vestido roto, ese vestido para ella era especial, y de verdad se sentía triste de que se le rompiera.

Cuando llegaron a casa de Anny, entraron y decidieron comer de almuerzo el pastel que le dejo su madre como regalo. Degustaron y jugaron lo que quedaba de la tarde mientras esperaban que su madre llegara, esto distrajo a la niña de su vestido roto.

Las risas siguieron cuando su madre llego, quien se le unió a un juego de atrapadas por toda la casa, dejando un desastre a su paso. Cuando la madre de Henry llego para llevarlo a casa, se disculpó por el desorden que provoco su hijo y se fue jalando al niño de una oreja. Arael y la Anny se rieron mientras organizaban el desastre que dejaron, después de terminar de acomodar todo se sentaron en la sala mientras tomaban chocolate caliente, ya que afuera comenzaba a llover.

- Mi amor, ¿Qué le paso al vestido? – Dijo Arael viendo la parte rasgada, la niña miro al suelo triste mientras se acomodaba en su sitio.

- M-Me caí cuando estaba viniendo a casa, mama. – Dijo tratando de ocultar su mentira, su madre la examino con una mirada penetrante e intento ver con claridad sus pensamientos, pero recordó que eso la cansaría demasiado rápido por lo que prefirió dejar las cosas como estaban.

- Esta bien mi niña, ven que te quiero dar tus regalos. – Dijo levantándose y guiando a la niña a su habitación, esta se levantó emocionada y siguió a su madre dando pequeños saltitos. La mujer abrió la puerta, se giró y le tapo los ojos a la niña para después susurrar un: Curdeur y de repente en la cama aparecieron dos regalos envueltos y una caja grande.

- Mira mi niña! – Dijo quitando sus manos de los ojos, la niña sonrió y casi corriendo se acercó primero a la caja, la miro con curiosidad mientras le quitaba con ansias el papel de envolver, cuando estuvo sin nada cubierta dejo ver un gran peluche en forma de oso. La niña lo saco de su caja y lo abrazo con ansias, volteo a ver a su mama y le dio un gran abrazo de agradecimiento.

- Te quedan dos, pequeña, espero otro abrazo después de que los habrás – Dijo guiñándole un ojo y dándole una caricia a su mejilla, la niña volvió a la cama y tomo entre sus brazos uno de los regalos envueltos, por la textura pensó que sería ropa, y no se equivocaba. Una falda color azul lila junto con una blusa manga larga aparecieron en su vista, Anny agradeció con la mirada y después tomo entre sus brazos el otro regalo, este también parecía ser ropa. Un piyama de dos piezas se filtró en su vista, era de pantalones grises con estrellas y en su camisa tenía un estampado de un paisaje de colores negros, volvió a abrazar a su madre y esta le dio un beso en la mejilla.

- Mami me gustó mucho, ¡gracias! – Dijo en un tono alegre, mientras era cargada por su madre.

- Que bien mi niña. – Dijo mientras su mirada se dirigía a la ventana, viendo como las gotas de lluvia penetraban con fuerza la ventana, dirigió ahora su vista al reloj de pared de su habitación y vio que era algo tarde, por lo que bajo a la niña y le acaricio el cabello. – Ya es tarde mi amor, ¿Por qué no te pones tu nuevo piyama y te vas a la cama? – La niña la miro algo triste, pero obedeció, unos minutos después ya estaba lista para ir a dormir, entro silenciosamente a su habitación y al no escuchar ruidos que alertaran la presencia de su madre se volteo y rápidamente miro debajo de su cama, donde se encontraban cuatro zorros agazapados en el fondo dejando copos de nieve a su alrededor.

- Ya pueden salir. – Dijo en un susurro para no ser escuchada por su madre. – Pero no hagan tanto ruido…

Los zorros, más rápido que tarde, salieron disparados de su escondite y comenzaron a correr por toda la habitación, volando sobre su cabeza y dejando una luz blanca con toques azules a su paso.

Anny suspiro y subiendo a su cama se preparó para dormir, cuando se disponía a cerrar los ojos recordó… ¡RYO! ¡¿Cómo es posible que olvidara ir a verlo?! Eso era malo… muy malo…



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En el texto hay: accion aventura y venganza

Editado: 02.03.2025

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